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lunes, 26 de noviembre de 2012

Págalos grandes: adultos.

Esto ya es un acercarse bastante al límite de la evolución: un ave de tamaño bastante imponente, inteligente (se cree que los págalos tienen una función cerebral bastante compleja), adaptable, y con un equipo fisiológico que le permite sobrevivir en climas y situaciones horripilantes: una máquina.
Puede comer (se) casi (a) cualquier cosa, y con una eficacia terrorífica.

Por si fuera poco, vuela con vientos que mantendrían en tierra a casi cualquier ave, y se las arregla por igual en aguas del Ártico que en las del Brasil.

Cuando uno ve a estos viejos lobos de mar, con un aspecto (ver foto) que transmite vida dura, uno solo puede pensar la poquita cosa que somos sin nuestras invenciones, en comparación con estos bichos ultrarresistentes.












Se atreven con todo, incluso con aves el doble de grandes que ellos, como estos alcatraces atlánticos.











En el Gran Norte, con hambre, no dudan en atacar a garzas reales, a gaviotas sombrías, a liebres árticas y ay de quien se acerque a su nido, humano incluído, porque puede causar graves heridas con su pico.
¡Y es que menudo pico!

De cerca no se le ve tan pardo uniforme como desde la costa, siguen destacando sus manchas alares blancas, y lo que me llamó la atención fue lo pequeña que se ve su cabeza en relación al barrigón que parecen arrastrar.









Pero el sumum fue cuando apareció un ejemplar de morfo claro, casi un fantasma, que apareció de la nada, y aunque no se acercó demasiado al catamarán, nos divirtió con sus elaboradas técnicas para hacer soltar el pescado a sus víctimas.









Todo un pirata que podría contar historias que jamás creeríamos, tras toda una vida en alta mar.



Próxima entrada: págalos pomarinos, también piratas, pero muuuucho más elegantes.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Págalos grandes: Juveniles.

Fue un lujo poder tener durante el trayecto a 5 skúas o págalos grandes (Catharacta skua) alrededor nuestro.
Esta ave, que ya había visto desde los cabos asturianos, normalmente precedida (esa es la pista para localizarlos) por una gaviota o un charrán volando desquiciados, desde el catamarán aún impresiona mucho más.

Encontramos 2 clases de juveniles, estos primeros, a mi juicio, son de la variedad "brillante", y sí que lo eran, con un plumaje sorprendentemente rico en matices del color chocolate, y con el Sol parecían dorados.
Para ser un animal al que muchas veces se le tacha de algo así como monstruoso, estéticamente es una belleza.
A largas distancias, siempre me dio la impresión de volar bastante torpe y lento, pero metido en faena tenía un control extraordinario del vuelo y un dominio del viento perfecto.
Para desgracia de sus víctimas, como esta pardela capirotada.


Además de los matices del plumaje, comprobé el gran contraste y tamaño de las manchas alares blancas, que se ven desde lejos y caracterizan bien a estos págalos.
A diferencia de los adultos, aún presentan un pico relativamente débil, que irá creciendo hasta adquirir dimensiones peligrosas.
Además de estos ejemplares "lustrosos", había al menos uno que tenía el plumaje más apagado, menos llamativo.
Una suerte cruzarnos con tantos ejemplares, y tan cerca.
A las aves marinas las atrajimos con pescado...pero a los grandes skúas solo los atraes...con aves marinas...
La próxima entrada, los adultos. Va a dar miedo, lo garantizo. Si tenéis algún ave marina en casa, no les enseñéis las fotos...