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miércoles, 16 de agosto de 2017

Las dunas gallegas: Carnota.

Hay que reconocer 2 cosas, igual de dolorosas: las dunas gallegas son fantásticas y no tienen nada que ver con las pobres dunas asturianas, menguantes en riqueza biológica y extensión; la segunda y peor aún es que allí se cuida algo este ecosistema, mientras en Asturias, entre los temporales por el mar, y la humanidad por tierra, nos las estamos cargando a toda velocidad, cuando definitivamente desaparezcan, creo que ni siquiera se echarán de menos, y habrá quien diga que es que no existieron, o que fueron un sueño colorido de cuatro idiotas como yo.

Sé que en la costa de Carnota se está degradando la zona dunar rápidamente, lo sé porque me lo contaron y vi en directo cómo la gente entra a la playa por cualquier sitio, pero con todo la situación es idílica comparada con cualquier zona dunar asturiana, aquí hay que decir que fuimos en plena época de floración, y ver las lenguas de arena llenas de flores fue algo maravillosamente inesperado y de lo más agradable del viaje.





os pongo algunas de las bonitas plantas que pude fotografiar, empezando con la probablemente más común y reconocible, el cardo marítimo (Eryngium maritimum).











Muy fácilmente reconocible también, la lechetrezna de las dunas (Euphorbia paralias).
















Preciosa y abundante es la flor del nardo marino (Pancratium maritimum).








Reconocible pero con muchas especies similares es la  manzanilla marítima (Matricaria maritimum).










Muy diferente pero también hermosa en su sencillez es la flor del alhelí marítimo (Matthiola sinuata).











Espectacular la floración de la endémica española Iberis procumbens.










La forma de la flor, curiosísima.











Más escasas y delicadas, las inflorescencias del Jasione maritima.










Termino con 2 especialistas de este ambiente salino y duro, la Suaeda maritima...











...y la Silene littorea.
En definitiva, el esplendor floral de la arena a su máximo nivel...



miércoles, 2 de agosto de 2017

Carnota: Un paraíso playero.

No fue del todo casual haber escogido nuestras vacaciones en Carnota, pero desde luego no fue tan pensado, y nos salió tan bien la experiencia que nos hacíamos cruces, el lugar merece la pena por completo.

Tuvimos una climatología extraordinariamente benigna, que ni los lugareños recordaban, y favoreció mucho el poder disfrutar mucho tiempo al aire libre. La propia playa de Carnota, sensu lato, es un enorme playón de más de 7 kilómetros que más o menos recorrimos al completo, para darnos cuenta de la complejidad geológica de cualquier paisaje costero en Galicia, ya que esta playa vista desde el satélite es una playa larga y uniforme, pero a pie de tierra son muchas las divisiones que nos encontramos, y más aún dependiendo de la marea. la foto superior y la inferior son de la playa de Carnota, sensu stricto.
Si nos vamos hacia el Norte, nos encontramos Boca do Río, una entrada de agua dulce que según la marea, en el caso de estas fotos marea baja, comunica los 3 grandes tramos playeros, pero con marea alta los incomunica a pie.

Fuimos caminando hacia el observatorio, en esta época poco útil ya que poco había que ver en pleno verano, pero las vistas quitan el aliento, con la Marisma Berberecheira y la continuación hacia el este de boca do Río, casi parece que llegue hasta el Monte O Pindo, el paisaje es sobresaliente.

De vuelta en propiedad en Boca do Río, unos charcos en los que entras entero, una maravilla de peces, cangrejos y moluscos atrapados temporalmente por la marea, un divertimento continuo rodeado de un horizonte tan profundo que no sabes ni a  donde mirar porque todo es hermoso.

El mar queda aparentemente lejos mirando hacia el extremo Norte, la playa de Caldebarcos, pero es un punto de fuga magnífico.





















Para estar en pleno verano, el pueblo de Carnota me pareció lo más parecido a un refugio que conozco, absolutamente silencioso por las noches, gente amable y discreta, rodeado de maravillas naturales y bendecida por un paisaje soberbio, ya sea a pie de playa...

...o desde las alturas. Volveremos, sin duda.