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martes, 9 de julio de 2019

Paseando por la Varallonga: fauna pequeña y diversa.

A veces paseos cortos dan resultados muy interesantes. A mediados de mayo nos fuimos a lo alto del concejo de Nava a subir al pico la Varallonga, un resalte calizo muy fácil y con unas vistas espectaculares.









Ya en los primeros abrevaderos para el ganado pudimos disfrutar de unos cuantos ejemplares adultos de tritón alpino (Ichtyosaura alpestris).














De mariposas, al ser plena primavera, mucha cantidad, en especial de la preciosa doncella de ondas rojas (Euphydryas aurinia).











Algunas níspolas (Coenonympha pamphilus).














De licenas, abundantes cejialbas (Callophrys rubi).

















Ícaros (Polyommatus icarus). En este caso, macho.











Esta hembra, tan oscura y gastada, me tuvo en jaque hasta que Jorge (isocero) me sacó de la duda. Otro ícaro.











Multitud de ejemplares también de ajedrezadas menores (Pyrgus malvae).













Llegar a la cima, como veis en el esquema, fue muy fácil, y desde allí se sucedieron las buenas vistas.








La principal, y más cercana, hacia Peña Mayor, de la cual la Varallonga es una montaña satélite.

Hacia Picos de Europa, todavía estaban muy nevados en mayo.















El Sueve, tan cerca.













Hacia la Cordillera Cantábrica y la Sierra del pico la Múa, al Este.












Finalmente, hacia la llanada de Nava, este pico no tiene vista mala.
A veces estas sierras interiores merecen la pena.











Sobre nuestras cabezas, algunas rapaces, como el buitre leonado (Gyps fulvus).












O el busardo ratonero (Buteo buteo).





martes, 29 de agosto de 2017

Por la Casa Mieres: Muchas pero que muchas ranas.

Tuvimos la suerte de estar de excursión en la Casa Mieres en plena explosión reproductiva de la rana verde ibérica (Pelophylax perezi), lo que significa que se oía el croar ya desde la propia Casa Mieres.











Desde el embalse por encima del pueblo, el sonido era atronador.












Cientos de ranas, por todas partes, daba igual que fuese en el agua, sobre las plantas acuáticas o sobre el barro que removía el ganado.












Todo un espectáculo visual y sonoro.












No cabe duda que la importancia que tienen estas pequeñas masas de agua en la montaña cantábrica para los anfibios.











Y para todo el pequeño ecosistema, ya que sobre las huevas de las ranas predan un montón de insectos acuáticos en peligro y otros anfibios menos comunes que nuestra rana.









No resultó nada difícil, con el bastón de la excursión, y una bolsa de plástico atada, capturar varios ejemplares para que los peques pudiesen, sin tocar a las ranas, conocer la anatomía y las simpáticas costumbres de unos animales que para los niños de ciudad son poco menos que ciencia ficción.












sábado, 19 de mayo de 2012

De La Pereda a Peñamiel: los bichos.

Además del paisaje, en la ruta que os puse en la última entrada encontré algunos animalillos interesantes.

Me llamaron la atención sobre todo los reptiles y anfibios, como este lución (Anguis fragilis), que pasó a toda mecha al lado nuestro.









Algunos sapos (Bufo bufo), y en los charcos, incluso los más pequeños y embarrados, tritones palmeados (Triturus helveticus).


























Encontramos esta salamandra (Salamandra salamandra). Desconozco si el color es normal o si se trata de una variedad melánica. Las subespecies son muy liosas y cambiantes, no me voy a meter en líos.







Por todo el camino, espineras (Crataegus monogyna). Quien no se haya puesto en mayo debajo de una en flor, a oler el aire, aún no sabe de qué va la vida. Gloria pura.









De mamíferos, unos cuantos gatonos, y donde hay gatos...pues aparecen sus presas, como este musgaño de Cabrera (Neomys anomalus), el cual pude distinguir de su primo el patiblanco por su menor tamaño, el vientre blanco puro y la falta de pelo blanco tras las orejas.









Multitud de flores, entre ellas una de mis favoritas, la aguileña (Aquilegia vulgaris), preciosa tanto por encima...









...como por debajo.











De aves, poca cosa, porque era mediodía, y además iba con una parejina muy charlatana y chillona...pero algo se vio a lo lejos. En los praos, una lavandera cascadeña (Motacilla cinerea).










Y abundantísimos verdecillos (Serinus serinus).













Los bosques, ya con hojas, imposibilitan sacar a los que habitan entre las ramas, como el mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus), muy abundantes y cantarines.






Mucho menos abundantes, pero más interesantes, porque son muy pocas las parejas que crían en Asturias, los mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus).

Si este bicho es un musical, es la 1ª vez que los veo criar.

Al lado de la espinera donde reclamaba, colgada de una peña de caliza, había una pequeña colonia de avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) y más nidos de papamoscas gris (Muscicapa striata).




Y mucho más accesible, un nido de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros).Los pollos piaban pensando que les traía la comida, y en cuanto se dieron cuenta del error, callaron por la vía rápida.













Por encima de la peña, los buitres leonados (Gyps fulvus).













Al borde del camino, un yunque para cazar y desconchar caracoles. Aunque el musgaño gusta de utilizarlos, mi sospecha va hacia el zorzal común (Turdus philomelos).


















El pueblo de Lloreo tiene muy bien puesto el nombre, porque abundaban los laureles (Laurus nobilis), algunos de ellos, los más grandes que recuerdo. Fijaos que lo que tiene el laurel (oscuro) a la izquierda, es todo un Sr. castaño (Castanea sativa). A ver quién es aquí un arbusto...








Pues nada, termino con otra flor tan preciosa como letal: digital (Digitalis purpurea).

Como veis, hasta en un humilde paseo se ven muchas cosa interesantes.