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martes, 12 de diciembre de 2017

Pajareando por cabo Busto el mes pasado.

Coincidiendo con una entrada masiva de paseriformes invernantes, disfruté mucho casi sin alejarme del faro del Cabo Busto.
Algunas aves era la primera vez que las veía aquí, como los 5 herrerillos capuchinos (Lophophanes cristatus) que había entre los pinos. En los mismos árboles, un buen bando de carboneros comunes, herrerillos comunes y carboneros garrapinos. Páridos a montón.







Sin duda los más abundantes aquel día los pinzones vulgares (Fringilla coelebs).













Entraban por cientos desde el Norte de Europa, igual que los muchísimos y muy agotados y confiados petirrojos (Erithacus rubecula) que pasarán el invierno aquí.











Cientos también los bisbitas pratenses (Anthus pratensis) que salían de los praos...










...de los matos...














...y de las copas. Por todas partes.






En el propio faro se veían muchos busardos ratoneros (Buteo buteo), muchos de ellos también vienen a pasar el invierno.







Lavanderas blancas (Motacilla alba) también por decenas.









Mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita) también reclamando casi en cada árbol.












También los abundantes zorzales comunes (Turdus philomelos) reforzaban en mucho la población de aves locales.












Los pájaros sedentarios y casi conocidos ya ejemplar por ejemplar tampoco me fallaron al encuentro, como el acentor común (Prunella modularis).










Colirrojos tizones (Phoenicuros ochruros).












Cornejas negras (Corvus corone).













Verderón común (Chloris chloris).










Mirlos comunes (Turdus merula).









Escribanos soteños (Emberiza cirlus).














O gorriones comunes (Passer domesticus). Un buen mogollón, vamos.













Un lugar perfecto, incluso si no te gustan los pájaros.

domingo, 10 de julio de 2016

Por las Brañas del Xorru

Si tengo que apuntar un lugar como sorpresivo en la realización de las cuadrículas del programa SACRE de la SEO, diría que las Brañas del Xorru, en Grao, ha sido el lugar donde más aves me he encontrado sin esperar encontrármelas.









Unas brañas muy bien conservadas, con varios tipos de ecosistema, con pinar de repoblación, manchas autóctonas de frondosas, prados, tojares, y algunas explotaciones ganaderas extensivas, una combinación muy buena para especies como el alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio).










2 territorios colindantes con reproducción asegurada, todo un éxito para una especie en regresión en Asturias.









Muy abundante también el bisbita arbóreo (Anthus trivialis).











No me esperaba encontrar aquí al herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus), pero lo vi en varios grupos, y atendiendo a más de un posible nido.








¡Qué peligro anidar al lado de los alcaudones!






Y no sólo ellos, también varias rapaces como gavilán común, azor y este halcón peregrino (Falco peregrinus) patrullaron en algún momento la zona.














No parecía importarle demasiado a la familia de tarabillas comunes (Saxicola rubicola) residente.







Ni al zarcero políglota (Hippolais polyglotta) que no callaba ni un minuto.












Infinitamente más discreto en sonido, pero no evidentemente en plumaje, era el camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula).








Alguna pareja suelta también del escribano soteño (Emberiza cirlus). A su primo el cerillo lo vería más tarde, en Santa Cristina.
















Un valioso dato de papamoscas gris (Muscicapa striata), que no estaba registrado en el anterior atlas.







Y termino con un curioso trío de chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) que no me esperaba aquí.






Aparte de estas chovas, varias especies más que no me esperaba aquí registrar esta primavera como la perdiz roja, la oropéndola, el torcecuello y alguna más: un lugar en definitiva magnífico.