Y es que hacía meses que no paraba por el observatorio de
Zeluán, y tenía miedo de que lo hubiesen incendiado, o destrozado, o esas cosas
que la “gente” hace con los observatorios en Asturias.
Pero no, allí seguía, y además con un banco dentro de los de tipo
parque, para dejar las cosas, o echarse un sueñecito mientras va subiendo la
marea...
Como siempre, acudí muy temprano, el 18/09/11, lo que significa
tranquilidad, aves sin molestias humanas...pero poca luz, tanto para la
observación como para el digiscoping. Con todo, prefiero ver muchas aves
tranquilas, y malas fotos, que tener
buenísimas fotos, pero ver pocas aves y estresadas.
Además, hacía un día de perros, con viento y lluvia. En
algunos momentos, tuve que cerrar la ventana para que no entrase el agua, y
secar el telescopio, que aunque es de pedernal, es el que tengo...
De entre lo que vi, lo que más me prestó fue localizar 2
cormoranes moñudos (Phalacrocórax aristotelis), uno de ellos inmaduro, rodeados
de 15 cormoranes grandes (Phalacrocórax carbo), bien patentes por su
tamaño.

Muchas
gaviotas reidoras (Larus ridibundus), soportando
estoicamente el temporal, es increíble como aguantan a pie firme todo lo que
les echen.
Entre ellas había una solitaria gaviota cabecinegra (Larus
melanocephalus), juvenil.
De gaviotas grandes, abrumadora mayoría de gaviotas sombrías
(Larus fuscus), una anillada en metal, pero ilegible, y pocas gaviotas patiamarillas (Larus
michahellis).
Tentativamente, diría que en esta 1ª foto, tenemos una gaviota patiamarilla que entra en plumaje de 2º invierno y una sombría adulta, pero cualquier parecido con la realidad podría ser ciencia ficción...
Y en esta otra, podríamos tener, siempre de izq a dcha, una sombría adulta, una patiamarilla juvenil, y otra adulta, pero es tan difícil...
Garzas, bastantes, 9 garzas reales (Ardea cinerea) de diferentes edades, y 3 garcetas comunes (Egretta garzetta).
Y aquí sigue “nuestro” eider (Somateria mollissima), me
imagino que le dará la risa con nuestro clima, en comparación al que estará
acostumbrado.
Por cómo se zambullía en lo peor de la tormenta, iba sobrado.
No había limícolas, pero cuando me marchaba, porque el
viento rolaba a Norte, y el telescopio temblaba como monja en bar de carretera,
llegó un vistoso grupín de limícolas, concretamente 3 archibebes
comunes (Tringa totanus), y 7 correlimos comunes (Calidris alpina).
Localicé también un vuelvepiedras (Arenaria interpres), pero la foto que le
saqué es inmunda.
Los archibebes, en el campo, con la mala luz que había, me parecieron al principio archibebes oscuros, pero yo diría que no.
Pues esto fue todo, para mí, una maravilla, poder encontrar
aves siempre que vengo a Zeluán.