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domingo, 18 de agosto de 2019

Delta del Ebro: Bassa de les Olles

Este pequeño espacio natural, dominado por una laguna central, fue uno de los más pequeños que visité en el Delta del Ebro, aunque estaba muy bien preparado para visitarlo.












Un gran estanque, rodeado de vegetación tipo carrizo, y un montón de entradas con observatorios, la verdad es que prometía.










El estanque central, sin embargo, no tenía una ocupación tan alta como pensaba, estaba un poco vacío, en relación a otras rutas posteriores por el Delta.

Con todo, no hay queja porque la diversidad de especies era muy alta, pongo ejemplos, como los flamencos comunes (Phoenicopterus rosseus) que sobrevalaron la laguna.









En el aire, más de una docena de moritos (Plegadis falcinellus).













Lo más impresionante del día fue la abundancia de garzas imperiales (Ardea cinerea).












6 ejemplares en un terreno relativamente pequeño, salían con estruendo del carrizo.













Vi un ejemplar solitario de garcilla cangrejera (Ardeola ralloides).














Más abundantes, las garzas reales (Ardea cinerea).













Lo más abundante, los ánades azulones (Anas platyrynchos), aquí con una de las muchas gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus).





También había una pareja de somormujos lavancos (Podiceps cristatus).








Constaté la abundancia y la reproducción de las fochas comunes (Fulica atra).













Una gran cantidad de fumareles cariblancos (Chlidonias hybridus), un poco por todas partes en la Bassa de les Olles.












La gran masa de carrizo ofrecía cobertura a un gran número de paseriformes, el más abundante, el carricero común (Acrocephalus scirpaceus).












También encantados con este hábitat, los pájaros moscones (Remiz pendulinus).















Me encontré varios juveniles recién salidos del nido.













De las semillas del carrizal se aprovechaban los jilgueros (Carduelis carduelis).













La combinación de agua dulce, calor y vegetación hacía que el número de insectos fuese enorme, dando de comer a un buen montón de golondrinas comunes (Hirundo rustica).











No obstante, de nuevo, muy pocas mariposas, la única en cantidades consistentes, la mariposa tigre (Danaus chryssipus).







De libélulas, por cientos la Sympetrum fonscolombii.













Algunas Orthetrum cancellatum.












Y de reptiles, solo vi una salamanquesa común (Tarentola mauritanica).












En definitiva, un paseo corto y lleno de alicientes, que además finalizó en la bonita playa del Arenal.

jueves, 13 de septiembre de 2018

El Hondo: Aprendiendo a anillar científicamente.

Pasamos una mañana de julio inolvidable descubriendo los rudimentos del anillamiento científico en paseriformes. Acostumbrados a colaborar en anillamiento de aves bastante menos frágiles como gaviotas con malas pulgas, nos resultó todo un ejercicio de delicadeza lo que pudimos ver.










Para la mayoría de los que nos habíamos apuntado, al no haber participado nunca en ninguna de estas acciones, les sonaba a ciencia ficción y alucinaron viendo todo el despliegue de anillas, mangas, sacos, tablas, libretas y demás. A nosotros, con algo más de conocimientos, nos sorprendió positivamente la eficiencia y rapidez con la que los pajarillos pasaban, en escasos minutos, de estar atrapados en una red con cara de no entender nada, a ser pesados, medidos, marcados y felizmente y sin un solo rasguño, libres de nuevo.



Las redes japonesas que el grupo local de SEO, que además de amables y pacientes, eran todos unos profesionales con décadas de experiencia y fueron muy amenos en sus explicaciones, habían colocado, se encontraban al borde del pantano del Hondo, escondidas tras los carrizos, y atraparon a un buen montón de carriceros comunes (Acrocephalus scirpaceus), y a un par de jilgueros (Carduelis cannabina).






Fue toda una demostración de habilidad con las redes, porque sacar a estos pequeñuelos sin lastimarlos de la maraña de las redes (en un pis pas) no vale para gente con los nervios destemplados.










Nos explicaron un buen montón de datos interesantes fruto de muchos años de tablas, y unos cuantos de esos datos apuntan a lo fieles que son los insectívoros residentes en El Hondo a la hora de volver, año tras año, a anidar en practicamente la misma masa de carrizo desde que nacen hasta que mueren.








En definitiva, una mañana para recordar, a pesar de los mosquitos, el calor y el olor que un pantano sobrecalentado desprende en plena canícula de julio. Mereció la pena.

domingo, 9 de septiembre de 2018

Marjal de Pego-Oliva (I)

Me fui a visitar el Marjal de Pego Oliva y volví con cierta decepción. Había mucho movimiento de aves e insectos, y desde luego el paisaje es un vergel de humedad rodeado de tanto secarral en pleno julio, pero al ser tan intrincados tanto el carrizal como el arrozal, más que ver, se intuía la naturaleza.













Los ullals, afloramientos del agua, crean un hábitat maravilloso, muy cercano al mar, y rodeado de colinas, es una especie de oasis que aprovechan muchos seres vivos, un auténtico tesoro.


















La ruta es muy sencilla, ya que el terreno es llano, pero al ser muy intrincada la traza de caminos agrícolas, puede uno acabar caminando muchos kilómetros.












Aunque este espacio natural está marcado en los accesos tanto desde Pego como desde oliva, no es del todo sencillo dar con el punto de inicio.











Recomiendo llevar la ruta en el GPS si no queremos dar alguna que otra vuelta.
















Si por algo me gustó la experiencia, teniendo en cuenta que casi no se pueden ver grandes aves, porque (como es lógico) se esconden muy bien en el carrizo, fue por la gran abundancia de paseriformes del carrizo y de sus presas, especialmente libélulas y mariposas, aunque para abundancia, los mosquitos, hay que llevar protección. Los más abundantes en cuanto a aves, los carriceros comunes (Acrocephalus scirpaceus). Por cientos.







Mucho menos abundante es la buscarla unicolor (Locustella luscinioides).
















Tuve la inmensa suerte de tenerla justo delante durante un par de segundos, es un pájaro muy esquivo, y no fue fácil clasificarla, ya que en principio pensé en un carricero. Al ver las fotos, y tras consultar con unos cuantos colegas, parece que puedo tachar esta especie de las que nunca había visto, una gran alegría, aunque sin la furtiva foto no hubiese sido consciente de lo que estaba delante mío.




Multitud de pajarinos alimentándose de los abundantísimos insectos y de las también enormes cosechas de semillas silvestres, como verderones comunes, carboneros comunes, gorriones comunes, golondrinas comunes, vencejos pálidos, aviones comunes, jilgueros (Carduelis cannabina), lavanderas blancas...






A destacar la abundancia de abubillas (Upupa epops). No es un ave rara, pero siempre te alegra verlas, aunque fuese a lo lejos, ya que no había donde esconderse para acercarse.










Y lo dicho, fue difícil, casi un poco enojoso, poder seguir a las aves grandes: las había, y bastantes, pero se oían, o sólo se veían unos segundos trasladándose entre los carrizos y el arrozal.









En las superficies encharcadas se oían multitud de ánades azulones (Anas platyrynchos), rascones, fochas comunes y gallinetas comunes, pero era imposible verlos.









De garzas, había garza imperial (Ardea purpurea)...








...garzas reales (Ardea cinerea)...













...garceta común (Egretta garzetta)...









...y garcillas bueyeras (Bubulcus ibis). Sí, efectivamente, era visto y no visto y no siempre la cámara estaba a la altura de las circunstancias.













Algún morito (Plegadis falcinellus), volando lejos y alto.












Las únicas fáciles de ver, las muy abundantes palomas torcaces (Columba palumbus), por su costumbre de posarse en los cables.




Lo dicho, un paraíso, más para el oído, por la agradable mezcla de reclamos con el murmullo del agua por todas partes, que para la vista, que se perdía entre tanta línea vertical infranqueable de carrizal y arrozal.

En la siguiente entrada pondré un pequeño ejemplo de la abundancia de insectos, otro tesoro.

domingo, 19 de junio de 2016

Carriceros fantasmas por el Nalón

Haciendo los recorridos para el atlas de aves en primavera de la SEO tuve el placer de encontrarme en la desembocadura del Nalón con una pequeña colonia de carriceros comunes (Acrocephalus scirpacieus).















Sin embargo, a pesar de su cercanía, de lo folloneros que eran con sus reclamos, y de ser unos cuantos, fui incapaz de echarles una foto.












Los tallos, más altos que yo, de carrizo (Phragmites australis), no ayudaban mucho, pero tengo que reconocer que si tardo más de 5 minutos en el intento, lo dejo, no me merece la pena el agobio.









Así que otra vez será, aunque el simple hecho de observarlos tan hacendosos fue suficiente.












En el Sablón, además de unas docenas de especies de aves de lo más variado, patrullaban su territorio de cría 2 especies diferentes de rapaces, el busardo ratonero (Buteo buteo)...











...y el milano negro (Milvus migrans).