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martes, 29 de enero de 2019

Lastres

Todas las navidades pasamos por Lastres.
















Es uno de los pueblos marineros más guapos de Asturias y desde el mar o desde su propio puerto luce espectacular.

Aunque cada vez es más mediático y está en el listado de los pueblos más visitados de España, el día que fui por allí estaba semivacío.











Por fortuna, los turistas no suelen madrugar, menos el día del sorteo de la lotería de navidad.














Por si fueran poco atractivo el pueblo y su puerto, a Lastres llegan algunos de los mejores pescados del cantábrico, que se cocinan tan sabrosos como siempre.






Esta vez no había ni un solo bicho interesante, lejos quedan los inviernos cargados de álcidos, patos buceadores y demás aves acuáticas invernantes. Ni gaviotas había en la playa'l Escanu.

Lo que sí había, con la marea baja, era una cantidad mareante de cangrejos corredores, o sapas (Pachygrapsus marmoratus).











Miles si sumamos todas las rocas del puerto.













Espigón hacia fuera, la mar de Llastres también ofrecía un paisaje enormemente atractivo.














El mar Cantábrico extrañamente en calma, con niebla, y las montañas de la Cordillera Cantábrica y picos de Europa al fondo, este pueblo lo tiene todo.







jueves, 9 de mayo de 2013

El vuelvepiedras feroz

Solemos atribuir a nuestro limícola favorito, el vuelvepiedras, cualidades como inteligencia y astucia, y no es para menos, ya que en Gijón se les ve haciendo mil monerías para conseguir mendigar sus manjares dietéticamente heterodoxos, tales como chorizo del bocata de los críos en los parques, palomitas, pipas, gusanitos de maíz, o la xorra coreana de los pescadores.






Sin embargo es en condiciones naturales donde demuestra hasta que punto está perfectamente adaptado a ganarse la vida sin problemas en su hábitat natural.








Estaba observando a los vuelvepiedras (Arenaria interpres) en el Rinconín de Xixón cuando pude ver una escena de caza muy interesante.










Un vuelvepiedras, en menos de un minuto, se las arregló para separar a una sapa (Pachygrapsus marmoratus) de su escondrijo entre las rocas, acorralarlo y sacarlo al aire libre.









Una vez allí, y siempre a salvo de las pinzas del cangrejito, en un par de giros lo despistó, y con un solo golpe del pico lo volteó, y allí se acabó todo.







Boca abajo y sin defensa, de una estocada certera en el abdomen, acabó con la vida del crustáceo, y se lo empezó a zampar de inmediato.







¡Bon appetit!













































jueves, 17 de noviembre de 2011

9 gaviotas cabecinegras y 123.750 cangrejos en la bocana de la ría de Villaviciosa

El sábado, para acabar el recorrido por la ría de Villaviciosa, acabé en Rodiles: no encontré nada reseñable, salvo unos surferos, que a lo lejos, pensé que eran negrones: tengo que revisar la vista urgentemente.

Como milagrosamente tenía tiempo, seguí caminando por el paseo del canal de la ría, en dirección a Misiego, más que nada con la intención de probar mi nuevo objetivo 24-70mm, que no me decepcionó.

Pasaron rápidamente 9 gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus), adultas y de 2º invierno.







No eran muchas, pero sí el grupo más grande que veo este otoño, que está siendo escaso en esta preciosa gaviota.










Mientras seguía el vuelo, empezó a sonar un ruido extraño, un chisporroteo que los que hemos sufrido un cortocircuito en casa identificamos rápidamente como el de un cable que está ardiendo y quemando su carcasa de plástico.
Miré mi cámara, pues a veces me he dejado el live-view encendido, y se calienta mucho, llegué a pensar en un contacto erróneo con el nuevo objetivo y que acabase prendiendo la cámara, pero acerqué la cámara a la oreja y no era eso. Vale.

Seguí avanzando por el espigón hasta donde se termina y se gira hacia Misiego, y allí, ante mis ojos, pude ver qué era lo que tanto ruido ambiente causaba: una marea inmensa de cangrejos corredores "sapas" (Pachygrapsus marmoratus). Tremendo.






He sido cazador de estos cangrejos desde la más tierna infancia, y conozco pocos pasatiempos que me gusten más que ir a sacarlos de las rocas con mi hijo y sobrinos. Los he cogido (siempre por supuesto los soltamos) desde el tamaño de una uña hasta tan anchos como mi mano abierta, pero nunca, nunca, había visto tantos.



Seguí todo el espigón, por su margen derecha, hasta el mar: miles. Si os queréis entretener, podéis contar los que se ven en las fotos, solo tenéis que ampliarlas y alucinar.








¿Cuántos? Pues, imposible saber, pero como juego matemático, a ojo de buen cubero, en un metro cuadrado conté 25 x 3 metros hacia arriba de escollera x 1.650 metros lineales de muro, eso son los 123.750 cangrejos del título, solo de este lado de la canal.






¡Impresionante!











Como ahora todo se mide en campos de fútbol, unos 275.000 por hectárea = campo de fútbol.










A 10 gramos de cangrejo (tirando muy por lo bajo), 2,7 toneladas, o un camión pequeño...










Habrá quien diga que hay que dragar la ría, y que dejar que se inunden los porreos es una idea idiota de 4 ecologistas...a mí me parece, viendo cosas como estas, que los peces (que se comen los cangrejos) y los pescadores; y las aves (que también se los comen) y los potenciales miles de turistas ornitológicos (y quienes los hospedasen a cambio de dinero) saldrían muy beneficiados .





Pero solo es mi opinión.