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miércoles, 5 de junio de 2019

Pateando historia por Obona

Nos decidimos a caminar unos kilómetros del Camino de Santiago por Tineo, en concreto el tramo que lleva a Obona, y sin duda es uno de los tramos más interesantes.












Desde el milenario Monasterio de Santa María la Real de Obona, en su día centro local merced a la labor económica y educativa de los benedictinos, salimos lamentando el estado actual de este lugar que debió ser imponente en la Edad Media.









Atravesamos bosques de roble y castaño que aun conservaban los mojones que daban aliento y guía a los peregrinos en épocas muy duras para vivir.










Sin duda para estos peregrinos, encontrarse con el Monasterio al final de la etapa debía ser algo espléndido, de la misma manera que a los urbanitas hoy en día nos parece espléndido encontrarse con paisajes como el rural tinetense, verde en primavera y con un aroma muy difícil de olvidar para quien pasó casi una década conviviendo a diario con él.



En la lejanía, unas vistas bien conocidas del día a día de aquel entonces, cuando vivía otra vida bien distinta. El Cornón, en pleno Somiedo, a lo lejos.










En los bosques, mucho más cercanos, los futuros frutos del arándano (Vaccinium myrtillus).












Algunas mariposas, como la C blanca (Polygonia c-album).













Muchas muchas mariposas de los muros (Pararge aegeria).













Y una licena arquetípica de la mariposa de primavera, la cejialba (Callophrys rubi).













En el cielo, la imponente sombra del buitre leonado (Gyps fulvus).












Y el mucho más juguetón vuelo del milano negro (Milvus migrans).












De vuelta en Obona, uno se pregunta si merece la pena vivir en la comodidad del S. XXI, en comparación con la plena pero seguramente efímera vida que llevaban los monjes del S. XI.

jueves, 9 de octubre de 2014

El rebollosa de Socellares (y V): Plantines (II): En el límite de los árboles.

Un poco por debajo de la entrada anterior, entre los 1.500 y los 1.700 msnm, en el límite de la franja arbórea, hay una interesante combinación de elementos de flora de media y alta montaña.









A estos niveles, sin duda, el gran protagonista es el abedul celtibérico (Betula celtibérica), que representa el último representante de los árboles en la mayoría de las montañas de Asturias.
Como árbol es una maravilla, ya que se adapta casi a cualquier ambiente, siendo un pionero en cualquier medio alterado a colonizar, desde el nivel del mar, pero que en alturas rondando los 1.600 msnm forma bosques puros espectaculares.




Le acompañan en esta orla de gran altitud varios miembros de los serbales, entre los que localicé 2, el serbal de los cazadores (Sorbus aocuparia)…








…y el serbal / mostajo intermedio (Sorbus intermedia).













Es frecuente la aparición del acebo (Ilex aquifolium), estas 3 especies, con sus sabrosas y abundantes bayas contribuyen a alimentar a algunas de nuestras especies más valiosas de fauna.







En las orlas de estos bosquetes aparecen especies muy interesantes, como la lechetrezna de bosque (Euphorbia amygdaloides)










…y el laurel de San Antonio (Epylobium angustifolium).
















Creo haber localizado 2 especies de senecios, pero no lo tengo del todo claro, podrían ser la hierba de Santiago (Senecio jacobaea)












…y el parecido azuzón (Senecio aquaticus).











Y finalizamos con el pinchudo recuerdo, en las zonas de solana, del tojo (Ulex europaeus), al que tanto “amamos” los montañeros…











...y su contrario, el arándano (Vaccinium myrtillus), mucho más agradecido, y que crece en zonas de umbría.

sábado, 17 de agosto de 2013

Plantitas por el Lago Ausente (I)

De camino al Lago Ausente desde el aparcamiento de Cebolledo fui fotografiando al tresbolillo plantas que me llamaron la atención, algunas ya muy conocidas, otras era la 1ª vez que me fijaba en ellas, os pongo unas cuantas. No soy en absoluto un experto, así que agradeceré correcciones.

Una parada siempre es necesaria ante esta planta, una azucena silvestre, el martagón (Lilium martagon), guapísima esta flor.










No vi más de 3 pies de esta planta, pero se ven a distancia.












Otras son mucho más discretas y pequeñitas, y su clasificación más problemática, como la vermicularia oscura (Sedum atratum).







Llaman la atención por otra razón diferente (su mal olor) los venenosísimos heléboros, creo que este era un heléboro verde (Helleborum viridis).











Ya con las flores marchitas, como la vulneraria (Anthyllis vulneraria).










O a punto como la Silene legionensis.










La arandanera (Vaccinium myrtillus) hace tiempo que perdió sus flores y ya se esperan sus frutos, los arándanos.







De la gatuña (Ononis spinosa), curiosamente solo vi una planta, enmedio de una rodada de la pista ganadera, eso es supervivencia...










Y sin embargo, la brecina (Calluna vulgaris), como era de esperar, tapizaba casi todas las laderas en determinados puntos.

Bueno, mañana sigo.


jueves, 25 de octubre de 2012

Entre Caleao y la Felguerina (IV): Las últimas plantitas.

Que fotografié, porque haber, hay plantas como para aburrir.
Ya estamos en el territorio del haya (Fagus sylvatica), y el sotobosque escasea, aunque siempre se encuentran sorpresas, como este precioso hipérico (Hypericum androsaeum).













Las hayas siempre con formas extrañas, mágicas, y si te pilla la noche, impresionan esos brazos que se alzan al...no sigo, que luego tengo pesadillas.










Por fin saco un fruto comestible: el arándano (Vaccinium myrtillus).








Unas flores también llenas de elegancia, las campanillas (campanula patula). Creo.










Mismo color, mucha menos delicadeza, Daboecia cantabrica.








Y mínimo tamaño, mismo color también. Con reservas, galeópside (Galeopside sp.).









Y seguimos con el mismo tono de color rosa (curioso), creo que persicaria (Polygonum persicaria ).











Cambiando al amarillo, en los bordes del camino, hierba de Santiago (Senecio jacobeana).









En los arroyos (por aquella época secos), un sauce de montaña, el sargatillo (Salix eleagnos angustifolia ).






Increíble el estrés hídrico que debieron soportar este verano árboles como este, tan dependientes de las corrientes permanentes de agua.








Este otro sauce, o sarga cenicienta (Salix atrocinerea), sale casi en cualquier sitio, sin falta de la ribera de un río.











Otro árbol, muy ligado a la humedad, no solo del subsuelo, sino también de las nieblas que con sus anchas hojas destila, el tilo de hoja grande (Tillia platyphyllos).





Y termino con una que sí que sabe lo que es resistir, una planta crasa, la uña de gato (Sedum sediforme), sobreviviendo en las lleras.

He hecho auténticos esfuerzos por no meter la pata con las clasificaciones, si metí la pata, me avisáis, es la única manera de aprender.

Próxima entrada, paisajes (verdes y espectaculares, y mariposas).