La playa de Gulpiyuri, más que hermosa, es
sorprendente.
Es el culmen de los fenómenos kársticos de la
costa Este asturiana, y está en Llanes, en la parroquia de Naves, desde la que
se puede hacer un agradable paseo que termine aquí.
Sin ser una playa para estarse una tarde
entera, no se puede uno morir sin conocerla, siempre es una sorpresa caminar
entre praos, y llegarse al borde de una enorme depresión, y,,,de repente…arena,
y el mar, pero, ¿dónde está el horizonte?
Y lo más importante: ¿dónde está el mar?

Como ya he dicho, es una curiosidad geológica
única y de lo más sugestiva, pero no la recomiendo más allá de darse un paseo,
y ver subir la marea a través del enorme sifón que la mantiene conectada con el
mar.
Porque, por desgracia, está muy saturada de visitantes,
especialmente en verano, y el ambiente puede llegar a ser muy agobiante. El día
que hice estas fotos, había una fauna de lo más variopinto, y lo peor de todo
es que la gente (por llamarla de alguna manera) mete literalmente los 4x4 hasta
la orilla de este monumento natural, que ya hace tiempo que debería limitar con
una barrera la entrada de vehículos.
Como curiosidad, se acercó una cabra, que me
imagino que se escapó de alguna explotación vecina. Los turistas, en su mayoría
urbanitas, por no sé qué extraña razón, pensaron que había que capturar a la
cabra y llamar al SEPRONA, cosa que es para reírse un buen rato, y la cosa es
que tanto agobiaron a la bicha que acabaron azuzándola unos tipejos con unos
perros y se bajó a la playa, para espanto de los tomadores de Sol. En ese
momento, decidí escapar de allí, ya había visto demasiado esperpento.
La cabra debió pensar lo mismo, porque regresó
a toda velocidad por donde vino. Quién la mandaría a ella
marchar de casa, con lo bien que se está…