


En apenas una hora se completa el recorrido.

Además, dispone de muy buenos observatorios panorámicos.

Y de buenos paneles explicativos del efecto purificador de las aguas que proporciona la técnica de ir filtrando, a través de un sistema de tornillos de Arquímedes, el agua de una laguna a otra, cumpliendo las plantas de las lagunas su función de filtro biológico.

Como siempre en este parque natural, todo está bien señalizado y perfectamente guiado, a ver si aprendemos en Asturias de estos dos factores.

Por lo que a mí respecta, pude observar, aunque no fotografiar como yo hubiese querido, a una garceta dimorfa (Egretta gularis), la primera que veía en mi vida.

Además de esta ardeida, muchas más, en número y en variedad, como esta joven de garza imperial (Ardea purpurea), acompañada de garcilla bueyera (Bubulcus ibis), y de garceta común (Egretta gerzetta).



No podía faltar la garceta grande (Ardea alba).
Fochas y gallinetas comunes, zampullines chicos, y una familia de somormujos lavancos (Podiceps cristatus).

Un número que no bajaría del medio centenar de moritos (Plegadis falcinellus).

Para esta ave este hábitat es perfecto.


...o el charrán común (Sterna hirundo).


De libélulas, las más habituales, la Sympetrum fonscolombii...

...y la Ischnura elegans.
No recuerdo, en resumen, un paseo más corto con mayores alicientes que este.