Se mueve bien alta, pero como curiosa que es en cuanto detecta algo extraño (por ejemplo a un paisano que la mira fíjamente a través de unos prismáticos), para y se queda mirando.
Un ave invasora que en Gijón todavía está en pequeño número, y muy localizada, pero que con el cambio climático sospecho que se va a beneficiar mucho.