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martes, 8 de diciembre de 2020

Chorlitos dorados europeos en Cabu Peñes

 Desde mediados del otoño son muchos los bandos de chorlitos dorados europeos (Pluvialis apricaria) que visitan el Cabu Peñes.







La mayoría de las veces los vemos ya en vuelo, por su carácter asustadizo y poco amigo del ser humano.















Ojo con confundirlos con los también erráticos estorninos (Sturnus sp.) que aquí también abundan.

Si tenemos la suerte de ver dónde se posan tendremos un buen espectáculo, ya que empiezan a comunicarse entre sí desde tierra y seguramente los oiremos antes de verlos.








Su plumaje es perfecto para camuflarse y hasta que no se mueven puedes tenerlos delante y no distinguirlos.

En otoño es frecuente ver plumajes muy desiguales dependiendo de su nivel de muda.









Hay que fijarse muy bien porque en muchas ocasiones los chorlitos que son muy gregarios, incorporan a otras aves en sus bandos, por ejemplo el combatiente (Calidris pugnax).
También es frecuente ver avefrías (Vanellus vanellus) a su lado.













No se asocia en absoluto con ellos, pero este mirlo capiblanco (Turdus torquatus) estaba a escasos 25 metros.

Amanecer o anochecer con el sonido arrullador de los chorlitos de Peñes es sin duda un lujo...

...aunque si se nos adelanta el poco melodioso chillido del faisán común (Phasianus colchicus), se acabó el ensueño.



viernes, 1 de mayo de 2015

Maravillas del Cabu peñes (II): Mirlo capiblanco, garza imperial, triguero y alguno más.

Mezclo fotos de un par de visitas de estas semanas anteriores, en las que pongo las aves que, o bien de paso, o bien, para quedarse, fui encontrándome por mis largos paseos por el Cabu Peñes.
Al primero que cito, el mirlo capiblanco (Turdus torquatus) lo cantó el amigo Roberto, que me acompañaba, y que mientras veíamos alucinados como un ratonero común perseguía con una avidez que seguramente se debía al hambre que tenía a un grupo de mirlos comunes, se fijó en que uno de ellos, que corrió a refugiarse en un pino, tenía la mancha blanca delatora en el pecho.








Aunque los busardos ratoneros (Buteo buteo) frecuentan todo el año la zona, no es la primera vez que nos fijamos en ejemplares, posiblemente migradores como primera explicación que se me ocurre, que parecen comportarse "más cazadores" que los normalmente más lentos de reflejos ratoneros locales.







Otra que nos encontramos los 2 en el brezal de Peñes sobre nuestras cabezas, y luego yo en solitario desde el coche en la charca de Coneo, y de nuevo en los enormes pastizales que rodean las pistas que se alejan varios kilómetros desde esta localidad, fue la garza imperial (Ardea purpurea).






Mucho menos tímida en paso que en sus localidades reproductoras, se puede la ver volando estas semanas un poco por todas partes donde encuentre comida y cobijo.










Para ser tan poco localizable en los humedales donde la vi en el Sur de España, cuando anda por las praderías inundables asturianas, resulta mucho más cercana.














Otro que tampoco se corta un pelo, o en este caso una pluma, es el triguero (Miliaria calandra), lo detecté por primera vez hace una semana, cantando en 3 territorios de un total de 5 kilómetros en recorrido circular, lo que no está nada mal, teniendo en cuenta lo raro que se está volviendo este emberícido últimamente.


Absolutamente inconfundible por su machacón canto, podemos en el momento de emitirlo comprobar el tremendo pico que se gasta.

Bueno, terminaré en la próxima entrada con las aves.