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domingo, 5 de noviembre de 2017

Rezagados y recién llegados al Cabu Peñes

A principios de octubre, en una mañana propicia, todavía se encontraban en paso postnupcial por Cabu Peñes algunos pájaros despistados, los útimos de un gran número de migrantes que hicieron escala temporal aquí, camino de África.








Este torcecuello (Jynx torquilla) fue el más peculiar de los que observé aquel día, por desgracia ya no sólo es difícil verlo en época reproductora en Asturias. También se está rarificando mucho en paso.












Otra que iba muy atrasada era la tarabilla norteña (Saxicola rubetra).












Madrugar mucho permite ver en directo cómo entran desde la mar los invernantes, como estos cansados bisbitas pratenses (Anthus pratensis)...











...y mosquitero común (Phylloscopus collybita).













De estos bisbitas, decenas por toda la rasa.











A primera hora son menos tímidos.









Los mosquiteros comunes que veremos todo el invierno aquí toman posiciones.













Llegan también bandos de centenares de jilgueros (Carduelis carduelis).













No tan abundantes, pero otros fringílidos como los verderones comunes (Chloris chloris) aumentan en mucho el contingente de esta especie que se reproduce en menos número que inverna.














Los chorlitos dorados europeos (Pluvialis apricaria), por su parte, vagarán durante todo el invierno, apareciendo o no dependiendo de muchos factores como la nieve, la abundacia de predadores o las molestias.







Los paseriformes residentes, por su parte, se preparan para el invierno. Algunos frioleros, como el buitrón (Cisticola juncidis) lo pasará muy mal si el invierno es crudo.












Otro termófilo de reciente expansión en el Cantábrico, la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) se aprovecha de la benignidad de los últimos inviernos para progresar de año en año espectacularmente.










Ya es raro ver a esta especie subida a un pino, pero esta hembra estaba muy a gusto en las alturas.












.El chochín (Troglodytes troglodytes) ni se inmuta y sigue más o menos espídico todo el año.













Al estilo del cuervo (Corvus corax) que aguante lo que le echen.







Los colirrojos tizones (Phoenichuros ochruros) prosperan en este hábitat año tras año.













Y algunos pájaros residentes, como el acentor común (Prunella modularis) incluso sacan una última puesta tardía que da pollos emplumados parcialmente, como este.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Cuervos por Cabárceno

El otro día nos fuimos la familia y los amigos a visitar Cabárceno y su Zoo, por llamar de alguna manera a aquella aberración. A mí me hacía ilusión por los pequeños, que se estrenaban (algunos) en ver animales que sólo habían visto en la tele y en libros y que les impresionaron mucho, pero a mí los zoos hace años que no me gustan. Sin embargo, pasé un rato agradable con los cuervos (Corvus corax).






En el recinto de los osos había una cantidad enorme de cuervos (yo nunca había visto tantos), y aunque no me quedó claro al 100%, no me parecía que tuviesen limitación alguna para volar, y de hecho se movían por toda la zona sin problemas.









La solución llegó rápido cuando empezaron los cuidadores a tirar montones de carne, pescado y pan a los osos: bajaban los cuervos por decenas a comerse lo que los gordos osos no querían, y se montó un buen festival gastronómico.






Los cuervos que además de listos tienen un apetito voraz hicieron caso omiso de algún zarpazo osuno y se pusieron como el Quico.










La gente ya me miraba bastante raro con la nueva cámara, si para encima todos los visitantes estaban apuntando a los osos, y yo a los pajarracos...la verdad es que fue un buen entretenimiento.

domingo, 26 de abril de 2015

Maravillas del Cabu Peñes (I): Aguilucho papialbo, cuervo y otros.

Se está viendo un paso interesante esta primavera por el Cabu Peñes, y en las visitas que hago frecuentes a este paraje acompaño mi alegría al ver los movimientos reproductores de especies muy queridas, con la aparición de otras aves mucho menos frecuentes que se están prodigando este año por la zona.
Sin duda la que más llamó la atención estas semanas es el aguilucho papialbo (Circus macrourus).




Era la primera vez que lo veía, aunque hace unos 5 años ya se vio en Asturias, y de aquella me dio esquinazo. En esta ocasión se dejó ver muy bien, espectacular el aspecto imponente de esta rapaz y su dominio del vuelo sobre la planicie, en las estepas euroasiáticas donde vive debe ser una maravilla verlo cazar.







Nuestro aguilucho pálido, al que veo con cierta frecuencia en este mismo lugar ya es una espléndida presencia, con las las tan largas y claras planeando a escasa distancia del suelo , pero este aguilucho papialbo es aún más claro de plumaje, con una cara casi de lechuza y nos dio gran satisfacción a los aficionados a los pájaros que pudimos observarlo a relativamente escasa distancia.





Siendo un paseriforme algo frecuente en la costa central asturiana, el cuervo (Corvus corax) no suele ser tan amistoso como este ejemplar que frecuenta estas semanas los acantilados del Cabu Peñes, y se agradece esa confianza a la hora de observarlo con todo detalle.









Otros paseriformes mucho más abundantes y confiados, son mucho más agradecidos a la hora de posar con paciencia, como el acentor común (Prunella modularis).











La tarabilla común (Saxicola rubicola), directamente te busca ella a ti, razón por la cual muchas veces no le hacemos el caso debido, siempre es agradable su presencia.









En paso muy irregular, a veces a bandadas, y otras como me está pasando a mí, con pocos ejemplares, la collalba gris (Oenanthe oenanthe oenanthe / leucorrhoa) es el símbolo de los pájaros que entran en Asturias en migración temprana y nos acompañan unos días antes de seguir camino muy al Norte.

Seguiremos unos días poniendo fotos mezcladas de las aves que se ven estos días por el Cabu Peñes, espero que os gusten.

lunes, 20 de abril de 2015

Por los Puertos de Marabio (III): Festín de cuervos.

Parafraseo la Saga de Juego de Tronos porque tuvimos la suerte de disfrutar de todo un espectáculo inolvidable con las evoluciones de las 3 especies de córvidos que se enseñorean por las cumbres de los puertos de Marabio.
Lógico, cuando la Peña que estaba a nuestro lado se llamaba "del Cuervo", los paisanos no son tontos cuando nombran su territorio.





La especie menos abundante en nuestro paso por la Padiella fue la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax), inconfundible con ese pico y las digitaciones de las alas.










No paró en todo momento de sabotear las exhibiciones de vuelo de sus primas, cruzándose peligrosamente en sus picados.











Las chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus), en grupitos y muy voceras, esperaban que nos marchásemos de la cima para comerse los trozos de pan que sabía por experiencia que las iba a hacer (como yo deseaba) fijadas a nuestra montaña, volando en increíbles escorzos.










Más ligeras y menos potentes que sus compañeras, pero las más traviesas, acosando a los grandes cuervos que las doblaban en tamaño.









Pero sin duda, el espectáculo que se nos quedó grabado en la retina fue el de los cuervos (Corvus corax), evolucionando frente a nosotros en uno de los mejores festivales de vuelo que haya visto en mi vida.










Ya desde que los vi en la cima sabía que íbamos a tener la suerte de asistir a un baile aéreo en toda regla, y así fue.











Los 3 ejemplares iban patrullando todo su escenario, y cuando quedaba vacío de interferencias empezaban.











Desde gran altura caían en picado haciendo un ruido tremendo en medio del silencio de la montaña, que era absoluto.











Las piruetas que hacían de uno en uno eran pura imaginación.












Dominaban cada pluma y cada corriente de aire y era una sensación epatante el ver a este paseriforme gigante girar con la ligereza de un pajarillo.








El asistir a este espectáculo con un decorado tan espectacular también ayudaba a disfrutar cada segundo.














Estoy seguro que eran perfectamente conscientes de estar siendo observados, son animales muy inteligentes y sospecho que con una capacidad muy superior a la que somos capaces de entender.

Una maravilla, la verdad.










martes, 23 de abril de 2013

Trigueros y compañía en Moniello

En cuanto salió el Sol junté a unos amigos y nos dirigimos al área recreativa de Moniello, cerca de Luanco.
Me encanta este área porque está enfrente de la mítica Punta la Vaca, se ve pasar a las aves marinas, y debajo tiene la no menos mítica entre los aficionados a la geología playa de Moniello y sus calizas, y el área en sí está muy bien, limpia, amplia, con un restaurante que no desentona demasiado y un paisaje de lujo.

Pero lo mejor de todo es que aquí puedes venir con tu familia y amigos y disfrutar con ellos de un buen día mientras tú disfrutas de la ornitología. Mientras preparas unas chuletas en la barbacoa y medio chispa de buen ron añejo, estás escuchando a los trigueros, a los pardillos comunes, a los buitrones, a las lavanderas boyeras y un largo etcétera, que habitan en las magníficas zonas arbustivas que rodean este lugar, y en cuanto pude escaparme un momento a buscarlos, les saqué unas (malas) fotos.

Los trigueros (Emberiza calandra) abundan aquí, y eso ya es raro hoy en día en la campiña costera.











En estas fechas andan revolucionados y se les escucha a todo pulmón, permitiendo acercamientos que el resto del año son imposibles, son pájaros muy precavidos. Aún así, procuro no abusar de esta circunstancia, ni molestar.









Es mucho más fácil escucharlos que verlos, y a pesar de ello se trata de pájaros grandes y robustos, que se camuflan con facilidad con su plumaje de tonos pardos, pero que se dejan ver cuando cantan siempre en una horquilla prominente de la vegetación.








Y su pico también llama la atención de cerca, con un grosor que destaca entre los escribanos, y un diente intermedio que sale a la luz entre trino y trino.








Además de gorriones comunes, golondrinas comunes, lavanderas boyeras, mirlos comunes, petirrojos, jilgueros, verderones, colirrojos tizones y otros muchos, pude localizar y malfotografiar a otros paseriformes, el más fácil, la tarabilla común (Saxicola torquatus), siempre en lo alto de los arbustos.








Otro que pasa desapercibido por su plumaje es el acentor común (Prunella modularis).













También discreta a la sombra, pero con un reclamo que se asemeja a una buena riña, la hembra de curruca capirotada (Sylvia atricapilla).







Un reclamo aún más monótono y persistente es el que tiene el buitrón (Cisticola juncidis), que emite su áspero pitido desde las alturas y que raramente es pillado en su posadero.










Y recordemos que también es territorio del mayor de los paseriformes, el cuervo (Corvus corax), que se pasó un instante de camino al acantilado donde seguramente esté comenzando su crianza.