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lunes, 21 de diciembre de 2015

Cotorras de Kramer

Bien temprano se escuchan los llamativos y desgarbados quejidos de la cotorra de Kramer (Psittacula krameri) en los eucaliptos del Parque del Kilometrín de Gijón.














Se mueve bien alta, pero como curiosa que es en cuanto detecta algo extraño (por ejemplo a un paisano que la mira fíjamente a través de unos prismáticos), para y se queda mirando.









Un ave invasora que en Gijón todavía está en pequeño número, y muy localizada, pero que con el cambio climático sospecho que se va a beneficiar mucho.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Cotorras de Kramer en Gijón

Desde hace unos años hay un bandito (yo como máximo he visto 5 a la vez cruzando el cielo) de cotorras de Kramer (Psittacula kramerii), en Gijón, un ave extraña de narices para las latitudes en las que estamos, porque simplificando mucho, es un loro. Sería como ver un mono en nuestros bosques.












En semilibertad están según las guías, procedentes de escapes, pero contra todo pronóstico, en muchas ciudades de Europa han establecido poblaciones autosuficientes, no dependientes de nuevos escapes. Hablando en plata, se reproducen.









En Gijón también, pero no se sabe dónde. Pasan los inviernos tan ricamente, tragándose las heladas sin problemas, parece mentira lo resistentes que son.







Llevaba semanas escuchando sus graznidos cruzar el cielo antes del anochecer en dirección a su dormidero invernal en el Parque Isabel de Gijón, pero no había conseguido localizarlas, y tuve que esperar a un madrugón para ir localizando sus reclamos, y en la copa de un plátano de sombra (viven en lo más alto de los árboles y se camuflan muy bien) apareció un 1er ejemplar, y luego otros 2, como veis parecen 2 machos (acollarados) y 1 hembra.










Pues nada, si veis una bandada de loros cruzando el Este de Gijón, no estáis locos, son las cotorras gijonesas.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Cotorras de Kramer en el Parque de Isabel la Católica


Resulta un pequeño misterio el saber de dónde salen las cotorras de Kramer (Psittacula krameri) que sobrevuelan el extrarradio de la ciudad de Gijón.














Desde el día que las sentí por primera vez siempre me llamó la atención cómo se las arreglaba un ave tropical para sobrevivir al invierno gijonés, que sin ser siberiano, tiene días con heladas, y no ofrece demasiado alimento a una cotorra.
Pero parece que contra todo pronóstico, no solo salvan el invierno con soltura, sino que además se reproducen bastante bien, porque cada año se ven más.





El día 3 de septiembre de 2.011 estaba intentando sacarle unas fotos al porrón europeo macho (Aythya ferina) que se quedó veraneando en el parque (algo tampoco muy habitual), cuando escuché los gritos, no muy discretos, de un grupo de cotorras sobre mi cabeza. 
La bronca era grande, saltaban de rama en rama, lo que provocaba la caída, ya de por sí masiva, de castañas de Indias.



Me armé de valor (ya sería la 2ª vez que me cargo el teleobjetivo este verano), y haciendo caso omiso del bombardeo, intenté tirarles unas fotos curiosas, algo imposible, ya que estaban en sombra, entre ramas, y tenían el mismo color que las hojas (y no se paran quietas), así que lo que me salió fue una serie de fotos malas, que tienen el único interés de ver que en todo momento estaban pendientes del humano que les echaba las fotos, a juzgar por sus caras de curiosidad.









No tengo nada personal contra ellas, pero este no es su sitio, lo siento, chicas.










Por lo demás, las 1as gaviotas llegan al parque, algunas ya famosas, como la gaviota sombría (Larus fuscus) “anillada” con un hilo rojo de poliéster, lo que la hace inconfundible.









Se unen a ellas otras nuevas, como este juvenil.










O como esta adulta, impasible ante los flashes.











Por lo demás, sigo sin saber si algunas de las anátidas que aparecen de vez en cuando por el parque son introducidas o salvajes, como este tarro blanco (Tadorna tadorna), juvenil, que no sé si es “de lata” o si viene de sus colonias norteñas.








Termino con una foto cercana de una tórtola turca (Streptopelia turtur), otra invasora que vino de lejos para quedarse en nuestras tierras.


Y por lo demás, poca cosa, esperando el invierno y sus visitantes alados.