

Aprovechaban que no había nieve para empezar con el período de cría, había mucho movimiento.

Los narcisos (creo que de la especie Narcissus asturiensis) llenaban todos los claros entre la caliza.

Un buen regalo para la vista y el olfato, los pobres soportaron una buena nevada unos días después.
Este invierno tan seco y sin nevadas se va a pagar caro en verano, cuando no haya agua en las fuentes y en los prados.


Entre el Moncuevu...
...y el Barriscal.