Mostrando entradas con la etiqueta basura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta basura. Mostrar todas las entradas

miércoles, 6 de mayo de 2020

Basura en la arribazón

Me gusta buscar en la arribazón (acumulación de algas que trae la marea a la costa), ya que trae muchos bichos interesantes, a veces especies de algas nuevas, moluscos que no tengo en mi colección etc.
Sobre todo las arribazones tras temporales marítimos arrastran pequeños tesoros que son interesantes para cualquier naturalista.
Así que cuando vi el Rinconín de Gijón cubierta de algas a finales de febrero, bajé a fisgar a ver qué maravillas traía.



Pero, por desgracia, de maravillas, ni una, y en cambio, un montón inmenso de basura en forma de microplásticos y demás porquerías producto de nuestro hiperconsumismo moderno. Vista desde lejos, la masa de algas parecía limpia, ya que no hay objetos grandes presentes, pero a menos de un metro ves miles de fragmentos de bolsas, envases, compresas, tapas, cristales, palés de poliestireno, botellas...un compendio de todo lo que no debería estar allí. Vida marina, cero patatero, lógicamente. Ni rastro de organismos animales.


O bien la masa de algas atrapó un montón de basura flotante, que puede ser, o bien se juntaron al unísono la basura que bajaba en cantidad con las riadas del invierno, y que los colectores, pese a quien pese, no son capaces de atrapar, y las algas de alta mar.








La combinación es, sencillamente, un asco, máxime si se piensa que esta arribazón, con su basura, no es recogida, y vuelve al fondo del mar con la marea, a seguir degradándose y a introducirse en la cadena trófica. Asco nos tenía que dar.

sábado, 9 de marzo de 2019

Basura tras los temporales, un año más.

Cada año acudo, tras los temporales de invierno, a la playa del Sablón de Bayas.















Es doloroso, pero necesario, ya que las riadas del Nalón traen a la playa, con las mareas, toneladas de basuras.











Hace década y media que conozco esta playa, y era un espectáculo ver miles de troncos traídos por las corrientes.
Ahora ya no, pero antes se recogían y se aprovechaban como leña muy fácil de obtener.









Pero ahora, tristemente, lo que abunda son las mezclas espantosas de plásticos y madera.












Un espectáculo lamentable que indica bien a las claras en que nos hemos convertido como sociedad, y a donde va a parar el delirio consumista en el que vivimos, cada vez más de usar y tirar.









Aunque no abulta tanto, la mayoría de la basura plástica son millones de pequeños fragmentos, que salen de otros plásticos mayores. Sirva de ejemplo la pelotina.










Aunque hay plásticos grandes...o enormes.













Menos abundantes, los metálicos.













Residuos marinos.













Ruedas, había un buen montón de neumáticos de todos los tamaños.












Algunos de los envases plásticos, antiguos, supongo que rodando por el mar desde muy lejos y desde hace años...











...otros auténtica arqueología del consumo, supongo que enterrados profundos en la arena o en los limos de las orillas de los ríos, hasta que los fuertes temporales los sacan a la luz.










Lo de menos, lo arrastrado en las orillas de los prados muchos kilómetros arriba.

















O las víctimas de las crecidas.













Debería ser obligatorio que cada uno de nosotros viésemos cómo destrozamos el medio ambiente con nuestra comodidad moral y nuestra complacencia ante la basura que todo lo ensucia, pero como cada año, un batallón de limpieza dejará justo antes de la temporada de baños la playa bien preparada para limpiar nuestras conciencias y meter literalmente la basura bajo la alfombra (de arena).
Todo ello en la playa más grande de Asturias, una de las más guapas y salvajes (hasta hace unos años), y por cierto, monumento natural. Vergüenza tendría que darnos, si nos quedase alguna.

domingo, 30 de abril de 2017

Cómo convertir un paraíso en mierda.

Hace años que mi playa asturiana favorita, por muchas razones, es el Sablón de Bayas.

Esta playa es monumento natural, y cuando la conocí acababa de pasar lo del Prestige, y pensé que no se recuperaría jamás, pero lo hizo.
Por desgracia, esta playa es tan enorme gracias al aporte de arena del río Nalón, y esa arena arrastra mucho carbón, pero también mucha porquería.








Miles de toneladas de basuras, especialmente plásticos, que en su día, sin depuradoras, sospecho, quedaron atrapadas en las capas de arena más profundas, y que, con los temporales cada vez más frecuentes y constantes, afloran a la superficie. También material moderno tirado directamente al río en tantos y tantos pueblos. Se encuentran por miles y miles los pequeños fragmentos plásticos erosionados por el mar, y para un arqueólogo de la basura no le costará encontrar restos de objetos que hace décadas que ya no existen, lo que por desgracia demuestra lo difícil o imposible que es eliminar la basura una vez llega al medio ambiente.

Me gusta ir cada primavera, tras los temporales y las riadas, y ver qué deja la mar. En años como el 2010, en el que hubo una riada espectacular, fueron tantos miles los troncos que llegaron aquí que hizo falta el trabajo de una flota de camiones para deshacerse de toda la madera. Este año, con un invierno más suave, no fue para tanto, pero me encanta ver los troncos, algunos de más de 20 metros de largo, varados en la playa. servirán de asiento en la playa durante todo el verano, hasta que la fuerza de otros temporales los destrocen y los manden mar adentro.









Pulidos y molidos, los troncos depositan en la playa miles de microesculturas que uno no puede dejar de admirar en los paseos por este arenal. Muy diferente esta "basura" de la basura plástica, que da asco.










Como cada año, justo antes de que lleguen los turistas, el ayuntamiento se afanará en limpiar la capa de basura superficial, y hay que dar las gracias porque si no sería imposible caminar por la playa de cómo está de porquería, la verdad es que menuda sociedad estamos hechos.









Son miles de metros cuadrados literalmente tapizados de mierda.


Con lo fácil que sería depositar la basura donde corresponde y no pensar que con mirar a otra parte ya está todo solucionado. poco a poco esta playa ha ido perdiendo su naturalidad, y creo que en la zona cubierta por el agua debe haber mucha más basura, ya que cada vez se ven menos conchas en la arena, y se infiere que la vida ha ido  amenos, cada vez trae menos la marea, aunque en algunos puntos da gusto ver materia orgánica y no plástico.





Hace años desde MAVEA hicimos un acto reivindicativo (al que poca gente fue y menos aún lo recuerda), y recogimos y catalogamos toneladas de basura plástica. ya entonces nos dimos cuenta que esta basura estaba acumulándose en las capas más profundas de arena y estaba infiltrándose en la cadena trófica, a través de las plantas.


Y, efectivamente, es fácil, por desgracia, ver que por culpa del calentamiento y la subida del nivel del mar, cada vez el mar llega más lejos en los temporales, dejando al descubierto las capas de arena antiguas, y viendo cómo las raíces de las plantas rodean la basura antigua. Una tristeza.







Con la madera pulida, en familia, nos gustaba hacer juegos, esculturas, bastones, como este tipo "Gandalf". Pero últimamente cada vez resulta más difícil disimular las toneladas de basura que nos rodean. Disfrutar de un paisaje se hace difícil, por épico y fotogénico que sea, cuando sabes que lo que tienes bajo tus pies es basura y más basura.











Una auténtica pena que las tonterías con las que entretienes a tus hijos, como recoger caparazones de cangrejo para hacer un cuadro efímero, tengan que hacerse con cuidado, para no cortarse con los desperdicios.












Insisto, resulta inexplicable que por todas partes, incluso en estos paraísos a los que deberíamos acudir a despejar nuestra mente y cargarnos de belleza, sea más difícil cada vez disfrutar de los frutos que la naturaleza deja en la playa y tengamos que soportar el demonio de los desperdicios que la sociedad moderna deja a su suerte por todas partes. ya no hay lugares que se salven, es un desastre.






Por si fuéramos pocos, el cambio climático está haciendo que los temporales impacten contra la costa y destruyan las dunas que llevan formándose siglos, erosionándose y formándose un escalón cada año más abrupto. Las pobres plantas siguen intentando avanzar, pero lo hacen en territorio enemigo, en arenas más bajas que, por una parte, son aplastadas por el turismo de masas que hace años no existía en esta playa, y que era más respetuoso y más amigo de la naturaleza que el actual. Y, por otra parte, llegará el invierno y arrancará con furia los plantones que hayan sobrevivido.

Cada vez resulta más difícil que sobrevivan plantas antes tan características de las dunas asturianas como la lechetrezna de las dunas (Euphorbia paralias)...











...o el cardo marítimo (Eryngium maritimum).












No sólo es una cuestión de protección de la naturaleza, es protección del paisaje, de la estética. Cuando estas plantas desaparecen, sólo hay arena. puede que esto sea a lo único que quieren aspirar los turistas de este milenio. A mí me cuesta pensar que sea así de verdad.

Podríamos pensar que esta playa ya no puede soportar más calamidades, pero la sorpresa esta primavera fue ver que también hasta aquí llegan los iluminados del fuego.


Y llegaron de una manera salvaje, arrasando el precioso telón de fondo de la playa que constituían los acantilados llenos de flores en primavera, y de cantos de acentores, chochines, currucas y demás, que han cesado.

Por si fuera poco, el fuego ha descubierto las vergüenzas que tapaba la vegetación, cientos de latas de bebida que se tiraban al mato por no llevarlas a casa o a un contenedor. Ojos que no ven...










...y lo bien que entra en pleno verano una cervecita. Pero a alguno se le olvida que esta y todas las playas del mundo son un lugar para el placer, y no hay placer en tirar entre la vegetación todo lo que nos estorba, ¿dónde está el civismo, la responsabilidad, el gusto por cuidar de lo nuestro?








Habría muchas más cosas que decir, pero lo resumo aquí: esta es una de las playas más hermosas del Cantábrico, está legalmente protegida, y nos pertenece a todos. ¿Nadie va a hacer nada por salvarla, a nadie le preocupa, va a perder todo su atractivo, sin más?







domingo, 22 de enero de 2017

Enternecedor

Como especie somos únicos, y capaces siempre de lo peor y de lo mejor en igual medida.
En una visita a Bañugues me encontré esta estampa: Una familia hecha con restos de basura que deja la marea. Da mucho que pensar: el contraste entre la capacidad para sacar una sonrisa con una actuación muy artística y emocionalmente creativa, y la tristeza de estar envenenando el único paisaje que tenemos, y lo poco que hacemos por solucionarlo.
Si tuviese que definir la época que estamos viviendo esta imagen me valdría.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Comprobando lo sucia que es nuestra civilización: Sablón de Bayas.

Nos fuimos los de MAVEA a constatar cómo estaba de basura el Sablón de Bayas, la mayor playa de Asturias, y una de las más bellas. Rebosaba literalmente de basura.











En esta playa, que por lo demás es preciosa, y a la que acudo todos los veranos desde hace más de una década, se acumulan muchas toneladas de basura cada invierno.





















Esta playa tiene la desgracia de ser la primera al Este de la desembocadura del gran río asturiano, el Nalón, por lo que cada invierno, tras las riadas, el río expulsa miles de troncos, algunos de más de 20 metros de alto, que arrastran las crecidas del río, pero también muchas decenas de toneladas de basuras que no deberían (pero lo siguen haciendo) llegar al río.





Esto lo "solucionan" el Principado y el Ayuntamiento de Castrillón limpiando (se llenan varios camiones) la capa superficial de arena justo antes de cada temporada de baños en las playas, pero considero que, aunque esto está bien, y hay que agradecerlo, porque si no la playa sería intransitable, es un poco esconder la basura, y no se da con una solución definitiva.













Mezclados con tanta madera, aparecen centenares de miles de tapones, trozos de plástico y cristal, miles y miles de aplicadores de tampón (¡chicas, hay que echarlo a la papelera, no al WC!), y toda una variopinta colección de basuras: juguetes, neumáticos, boyas, cerámica, cuerdas, y un largo etcétera.

Lo peor es que hace una década ya venía  a esta playa en invierno para admirar las toneladas de troncos que se depositaban, pero cada vez más la madera deja paso a la porquería.




Como veis, la playa es preciosa, tranquila y un placer pasearla cada verano al Sol, pero alguien debería darse cuenta que este espacio, que está catalogado como monumento natural, carece de protección suficiente ante tanta basura.

Hicimos una muestra en 100m2, y nos salió esto, en cuanto a material grande.







En esos mismos 100 m2, aparecieron más de 200 tapones de plástico.

Haciendo una extrapolación muy comedida, nos salían, en el total de la playa, 1.500.000 tapones, lo cual nos habla bien a las claras de 3 cosas: la sociedad aún no está suficientemente concienciada; falla por completo la política de reciclaje; sobran envases y faltan alternativas.





Para no amargaros, os dejo unas fotos donde se ve lo profundamente que herimos con nuestra locura contaminante a espacios tan llenos de belleza como este río que desemboca en la playa y que es literalmente un vertedero.
Y nadie hace nada.









Para encima, el tsunami que nos llega en forma de pérdida de las dunas costeras, por el cambio climático, si alguien no se cree la subida del nivel del mar, que me avise, que le doy un paseíto por esta playa: esta montaña de 4 metros de altura no existía hace 10 años, era una bajada muy suave, el mar se está comiendo nuestras playas.

Y para encima comprobamos in situ que las plantas dunares crecen sobre una capa de porquería, es vergonzoso y asqueroso.


Lo único bueno (siempre hay quien se consuela) es que se ha dejado al descubierto diques de cuarcita escondidas antes en las rocas bajo la arena, otra belleza más de esta playa.








En fin, para no poneros demasiado tristes, os dejo con unas fotos de la playa, en las que disimulo (pero está ahí) la porquería, os sigo recomendando la visita a este Sablón.