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viernes, 8 de julio de 2016

Pájaros por el Grande de Vío

Cubriendo la cuadrícula del Atlas me desplacé a la Sierra del Pedroriu, a caballo entre Grao y Belmonte, para hacer una buena pateada y confirmar especies. Fue buena idea porque salieron algunas muy curiosas.















Pude confirmar, y muy abundantemente, la reproducción de la alondra común(Alauda arvensis).











Afortunadamente dentro de su declive general, eran también varios los territorios de cría de la curruca rabilarga (Sylvia undata).












Los escribanos montesinos (Emberiza cia) también se dejaron ver en buen número.













Del que no pude confirmar reproducción, aunque estaba en un área potencialmente favorable, era del alimoche (Neophron percnopterus).









Y claramente de paso en busca de comida, un trío de buitres leonados (Gyps fulvus) pasó a baja altura.


miércoles, 8 de junio de 2016

Censando el SACRE por los pueblos de Grao

Por ahora, sin duda, la mejor de las cuadrículas, un territorio que se preserva salvaje y lleno de vida a pesar de estar tan cerca de la villa de Grao y estar tan transformado el paisaje.










Menuda paliza completar los 15 kilómetros del recorrido circular, pero la sensación fue muy estimulante, con paisajes que de otros modo no hubiese visto, y un montón de pájaros, muchos de ellos ya plenamente puestos a cebar pollos, como el bisbita arbóreo (Anthus trivialis).














Otros, como los gordinos camachuelos comunes (Pyrrhula pyrrhula) hacían buenas migas.













Poco lo faltará a esta hembra para ponerse a empollar.












Por las brañas bajas del Xorro, estampas bucólicas, con una variedad de fauna digna de zonas más intransitadas, la baja densidad de población y una diversidad de paisajes que da cobijo a formas de vida muy difrentes hacen el milagro de ver un corzo (Capreolus capreolus) caminando mansamente durante varios minutos por delante mío sin que se sintiese especialmente dado a la huída.





Azor, perdiz roja, varias especies de escribanos, oropéndolas, trigueros...un vergel. Los escribanos soteños (Emberiza cirlus), abundantes, una novedad para una especie cada vez menos frecuente.













Otra ya rara de ver, y con ceba que indica la necesaria reproducción más que probable, es la curruca rabilarga (Sylvia undata).










En el Xorro, curiosamente, aprovechan seleccionando los minoritarios eucaliptos varias especies, como las oropéndolas, el busardo ratonero (Buteo buteo)...









...o el escondedizo pico picapinos (Dendrocopos major).













En estas praderías de media montaña llenas de la deliciosa sebe que tanto protege a las aves asturianas, aves comunes como la tarabilla común (Saxicola rubicola)...









...o el pardillo común (Carduelis cannabina).
















Una vez llegado a lo alto, toca tirar de GPS por caminos que en su día debieron ser de vital importancia, tanto como para ser denominados "Caminos reales" pero que hoy en día están vacíos de gentes (aunque no de los recios y realmente atemorizantes mastines que me vigilaron todo el recorrido).







En el pueblo de Cañedo, una parada para recuperar fuerzas y hablar con l@s paisan@s, que con la típica amabilidad de los pueblos que no suelen salir en los mapas, me explicaron el declive de la zona, la pérdida de valor de las tierras y las lindes, y la pena que daba acordarse de cuánta gente y cuántos chiquillos corrían por estas mismas calles hace unas décadas. Creo sinceramente que con una mezcla de modernidad que dignifique el trabajo en el campo, y la vuelta a los buenos productos y a los sabores de antaño estos pueblos podrían volver a la vida. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Mientras tanto, nos queda la belleza de las casas del pueblo y la tranquilidad que ofrecen caseríos como los que visité a sus jubilados propietarios.

Demostrando la tremenda biodiversidad que albergan estos retazos de pueblos aún habitados, con algo de ganado, setos vivos y pequeños bosquetes, el macho de alcaudón dorsirrojo (Lanus collurio), cantando a los 4 vientos que la naturaleza rural no se rinde.
Buscando una hembrita para seguir aguantando una generación más.












Bajando vertiginosamente a la carretera que sigue el también precioso valle del río Cubia, baja también la diversidad de las aves, y ya son especies más genéricas, y adaptadas a hábitats de menor calidad. Así, prospera la curruca capirotada (Sylvia atricapilla).








O la adaptable corneja negra (Corvus corone).















En los ya más abundantes praos de las riberas inundables del Cubia, una gran diversidad de colores y aromas, destacando el inconfundible y para mí irresistible olor a miel de la cuajaleches (Galium verum).









Con unas flores de las más guapas de Asturias, la aguileña (Aquilegia vulgaris) nos engaña, no nos olvidemos de su toxicidad.









Ya en pleno valle, el río resuena en todas partes, y el paisaje de la braña da paso al de las vegas, igual de excitante para la vista y para el espíritu de cualquier asturiano con un mínimo de sensibilidad.

En un palomar, una paloma doméstica de competición (Columba livia), un bellezón fruto del trabajo de cruce genético de varias generaciones de columbicultores.

















Todavía se respeta la ayuda al agricultor que ofrecen los pájaros insectívoros como la golondrina común (Hirundo rustica), y se les permite anidar en las casas.











En estos pueblos, una de las víctimas fáciles de los abundantes gatonos, es el topo ibérico (Talpa occidentalis). Aunque el bien alimentado gato sólo lo mata para jugar, en cuanto bajen las luces, otros animales más hambrientos se llevarán y darán buena cuenta del cadáver.








La Torre de Villanueva, con más de 5 siglos de historia, nos recuerda la importancia y pujanza económica que tenía este concejo en la baja edad media, y además, que nos acercamos a la capital.









Ya sólo nos queda apuntar las casi urbanas especies del fin de la ruta, como el estornino negro (Sturnus vulgaris), con ceba de ricas lombrices...










..o la francamente hogareña lavandera blanca (Motacilla alba).










martes, 6 de octubre de 2015

Vacaciones 2015: Desierto de Tabernas (II)

Seguíamos internándonos por barrancos y el Sol subía, las sombras se pegaban a la roca, el yeso brillaba, y yo disfrutaba como une enano. Escuchaba reclamos de perdiz, y veía como pequeños fantasmas emplumados se deslizaban con toda facilidad por las empinadas crestas de la roca, pero no identificaba bien a sus protagonistas. Finalmente, vi que eran perdices morunas (Alectoris barbara), toda una sorpresa.











Probablemente producto de sueltas cinegéticas, tenían todo el aspecto de estar perfectamente en este medio, se movían con una elegancia hipnótica entre dunas y roca suelta.









La otra gran especie cinegética del desierto es un fantasma, el jabalí (Sus scrofa). Yo no lo vi, y debe resultarles difícil esconderse, pero lo hacen bien, y solo pude ver sus rastros.











Que puedan sobrevivir en un ambiente tan hostil demuestra a las claras su adaptabilidad.







Lo mismo que los gorriones comunes (Passer domesticus), aguantan lo que les echen.








Las currucas rabilargas (Sylvia undata), mucho más tímidas que cuando las veo en el Norte, evidente también que pueden vivir en el húmedo Norte y en el desértico Sur.















Metido ya de lleno entre dunas, aparecen los oasis.
Sospecho que en estas vaguadas se acumula, a mucha profundidad, embolsada, la poca agua que queda de las lluvias de otoño.

















Todo un paisaje sahariano en el único desierto verdadero de Europa.












Al mochuelo común (Athene noctua) me lo encontré en la cima de la duna.












Una nota de carnoso calor, las alcaparras (Capparis spinosa).











En el último tramo me dejé llevar por lo que veía, sin camino, sin destino, disfrutando de lo que me transmitían mis ojos, que era mucho. Volví al coche y a la civilización pensando que había estado en otro planeta. Muy hermoso.


domingo, 13 de abril de 2014

Senda del Arañón a Xagón (y IV): Curruca rabilarga y otros paxarinos.

Toda la densa masa arbustiva de la Península de Nieva hace de cobertura para gran variedad de pájaros, que están en la mejor época para su observación, ya que están en tareas reproductivas y de cantos desaforados.

















Una de las más interesantes es la curruca rabilarga (Sylvia undata), esta de la foto es una hembra.










Lo que más me gustó es ver indicios de construcción de nido, y oir indicios de, al menos, 3 territorios a lo largo de la península, lo que sería un éxito teniendo en cuenta lo escasa que se está volviendo esta curruca.





El macho, ¿qué decir?, es la curruca más guapa de Asturias, para mi gusto.












Aunque no me lo pusieron demasiado difícil para verlas, fotografiarlas es otra cosa, creedme, es endomoniado seguirlas entre los tojos e intentar enfocarlas, aquí se entienden las diferencias entre las cámaras semiprofesionales y las "de verdad". Envidia de la mala.








Con la irrupción de la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephalus), que también habita aquí, se ha hecho muy escasa la rabilarga, y cada vez es más difícil localizarla, ya que la cabecinegra la desplaza.







Por ahora, aquí las podéis encontrar, haciendo cabriolas entre los pinchos.










Por lo demás, milenta paxarinos, algunos como esta tarabilla común (Saxicola rubicola), muy pero que muy comunes aquí.











Aquí, acompañada del también omnipresente cistícola buitrón (Cisticola juncidis). La auténtica banda sonora del lugar.







Otro canto melodioso, pero mucho menos abundante, es la buscarla pintoja (Locustella naevia). Había 2. La foto es tan mala y tan recortada que podría ser cualquier cosa, y es que es tarea difícil pescar en la tarjeta (sin reclamos en el móvil jeje) a esta señorita.









Para recuperarnos del disgusto, un gorrión común (Passer domesticus), más fácil y abundante, imposible.








Un migrante que llega para quedarse, el bisbita arbóreo (Anthus trivialis), bien guapo.











Un fantasma en el suelo, pero imposible que pase desapercibida en el aire, donde es una gloria escuchar, muy arriba, su canto, es la alondra común (Alauda arvensis). Premio para el que la pille en el aire.









Paseriforme que es también, la urraca (Pica pica).












Fuera de cámara, golondrinas comunes, lavanderas boyera y blanca, mirlo y zorzal común, colirrojo tizón, corneja negra, petirrojo, chochín, bueno, un largo etcétera, tenéis que comprobarlo vosotros mismos.