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sábado, 20 de diciembre de 2014

Cajas nido, todo un éxito (II): Llaranes.

Con unas semanas de diferencia, los de MAVEA nos desplazamos también a Llaranes, en Avilés, a comprobar las cajas nido que habíamos instalado dentro del programa de voluntariado de la gente de ALCOA, que tan mal lo está pasando ahora.



















En este caso, las cajas las habíamos hecho entre todos, con madera muy maciza y buenos tirafondos, y se notó porque el éxito, salvo una de las cajas que se la cargaron a pedradas (SIC) fue total, 100% de las cajas con nidos.















Al ser cajas cerradas, hubo que desmontar la tapa y aprovecharemos para limpiarlas en casa y volver a instalarlas antes de la época reproductora, con algunas mejoras y remates.








De nuevo los páridos fueron los más valientes a la hora de estrenar estas casitas, demostrándonos la gran falta que hay de nidos artificiales en nuestros parques, vacíos de árboles maduros.











Aunque esta vez no íbamos con tan buen clima como hacía unas semanas, y nos acompañó la lluvia y el barro, lo pasamos bomba, estas acciones en grupo son una gozada de camaradería y todos aprendimos mucho.




Pues nada, el año que viene a fabricar más, visto el gran éxito que tuvimos. Toca revisar los de Illas.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Cajas nido, todo un éxito (I): Parque fluvial del Piles de Gijón.

Pues sí, estuvo muy bien la actividad que hicimos en MAVEA para comprobar si las cajas-nido que habíamos puesto el año pasado habían sido usadas por los pájaros.















¡Pues sí! Habíamos puesto unas 22 y solo se perdieron 2, el resto estaban en buen estado, y recuperamos aproximadamente la mitad con signos inequívocos de haber cumplido con su cometido.
Aprovechamos también para cartografiarlas con el GPS.






Nos acompañaron los más peques de la sección, que lo pasaron como los indios ayudándonos a localizar los nidos.

















Al ser cajas con apertura, se comprobaba fácil lo que había dentro, se limpiaba someramente el contenido, que recuperábamos para ver la especie que podía ser la usuaria, y luego volvíamos a cerrar la  caja hasta el año que viene.







Los nidos completos son un deleite para la vista y toda una oportunidad para explicar las maravillas naturales que construyen las aves a los chavales.












La mayoría de los nidos eran de páridos, herrerillo común (Cyanistes caeruleus) y carbonero común (Parus major).
Éste tenía una 2ª puesta encima de un 1er nido, y restos momificados de parte de la puesta que no había salido adelante.











Este nido, que no tenemos claro si fue utilizado hasta el final del ciclo reproductivo, parecía de papamoscas gris (Muscicapa striata).











En fin, una gran mañana en buena compañía, contentos con el éxito, y eso que solo era el primer año, y de nuevo la sensación de que con poca cosa se hacen grandes logros si hay ganas y fuerza de voluntad.

sábado, 1 de marzo de 2014

Colocando cajas nido con MAVEA en Taborneda (Illas)

Pues sí, hace exactamente 2 semanas nos juntamos unos cuantos socios de MAVEA, a la llamada de Juan Carlos y de la Asociación de vecinos de Tabornea (Illas) para colocar unas cuantas cajas-nido, y de paso hacer un poco de educación ambiental entre los pequeños vecinos del pueblo y alrededores.






Aprovechando la organización de la Asociación, en casa de Juancar ya teníamos una buena cantidad de herramienta preparada, y lo que es mejor, las tablas ya cortadas a medida por sus expertas manos.
Ahí es nada: las hicimos con recortes de madera de castaño, un lujo pa los paxarinos.







Cada monitor nos pusimos con un grupo de niños, enseguida nos dimos cuenta de lo mucho que les hace falta a estos niños de hoy en día actividades de este tipo que los saque de la play station y la wii, que seguramente les vengan muy bien para algunas cosas, pero que les impide madurar otras habilidades, y viendo su torpeza al coger un simple destornillador, se te cae el alma a los pies.








Pero bueno, con mucha paciencia por mi parte, y mucha ilusión por la suya, fueron saliendo las cajas, y la verdad es que nos quedaron muy bien, coquetísimas.








Los peques, muy orgullosos de su trabajo, y un poco dopados por los abundantes caramelos que se repartieron, estaban eufóricos, y posaron contentos con sus obras maestras.






Hubo un poco de charleta ambiental, incluyendo a este pobre tejón (Meles meles) macho, enorme, atropellado unas pocas horas antes en el pueblo, fue una manera de mantener la atención de la chavalería, sé yo de alguno de los críos, con apellido sospechosamente parecido al mío, que quería llevarse el tejón enterito para casa...criaturas...







Bueno, y al final, el momento culminante: la cuelga de las cajas. Nos fuimos pueblo abajo hacia el área recreativa, atravesando un interesante soto de ribera. Y fue Juancar colgando con mucho oficio las cajas.







Esto es, aunque no lo parezca, un inmenso avellano (Corylus avellana).









Y llegamos al final, habiendo cumplido todos los objetivos fijados antes de la actividad, estuvo muy bien.










Ahora solo falta que salgan las hojas, que lleguen los pájaros, y las ocupen, y que Juancar nos informe del éxito de nuestra actividad en cuanto a la aceptación de los inquilinos: los paxarinos. Veremos.






viernes, 10 de enero de 2014

Colocando cajas nido por el Parque Fluvial del Piles

Hace más o menos un mes nos reunimos unos cuantos amigos, grandes y pequeños, para colocar 25 cajas nido para los paxarinos del Parque Fluvial del río Piles, en Gijón.














La idea venía gestándose desde meses atrás, pero la desidia habitual de los estamentos oficiales y la burocracia fueron retrasando el proyecto, llegando a hacerme pensar si dejarlo y ponerlos en otro lugar, ya que hablando en plata, desde el Ayuntamiento pasaron bastante de nosotros.








Era la 1ª acción coordinada desde la recién creada sección gijonesa de MAVEA, y me hacía mucha ilusión, así que compañeros más acostumbrados que yo a la inoperancia municipal me convencieron de seguir adelante a pesar de no tener un triste papel oficial que nos diese permiso para realizar la acción (los permisos empezaron a llegar unas 3 semanas después, en fin, así va el país)…







Pues fue todo un éxito, el tiempo nos respetó, hubo una participación voluntariosa y de muy buen rollo, y con la excusa de los nidales acabamos juntándonos a tomar unas cañas varios amigos, que sin ser de MAVEA, de una manera u otra nos conocíamos pero no nos habíamos juntado todos nunca alrededor de una mesa, y enseguida brotaron las anécdotas y las risas, señal de lo bien que lo pasamos.





Y sobre todo me prestó mucho porque fueron bastantes los niños que nos acompañaron, aprendieron cosas sobre las aves (gracias, Yoli), y se interesaron por el proceso de ayudar a un ave silvestre a ponérselo más fácil a la hora de construirse un buen nido.







Los críos se lo pasaron bomba, bajaron al río a tirar piedras, y a mí casi se me escapa una lagrimina porque si el río, en todas las culturas, siempre se identificó con el proceso vital, “el río de la vida”, en el que unas generaciones suceden a las anteriores, en este caso, veía a los neños tirar piedras al agua y entretenerse sin falta de tanta tablet y tanta chorrada electrónica, y me veía  a mí mismo hace 40 años, y a los adultos que nos acompañaban por entonces, alguno de los cuales ya no está, pero estaría orgulloso de ver que 2 generaciones después, nada cambia.






Vale, cierro el serial lacrimógeno y vuelvo a la realidad: se colocaron los nidos sin medios cruentos para los árboles, con escalera, cordel fuerte, y colgando de ramas potentes, sin tener que clavar a la madera, aunque no es un método al 100% eficaz, pues se pierde algún nido, como este de la foto, cuando hay como estos días, vendavales, merece la pena porque no se introducen patógenos por la hendidura al árbol, y al no estar pegado al tronco, si no colgando, los depredadores de nidos lo llevan bastante crudo. Los pusimos a una altura media, suficientemente altos para que los humanos curiosos no puedan molestarlos o retirarlos, pero no tan altos que no permitan al público interesado ver a los pájaros entrar a cebar a los nidos.

Hay que decir que ya pasé 2 veces a controlar y georreferenciarlos, y salvo 1, el resto permanece en su sitio, y también que cuando los paseantes del parque me ven tomar notas y sacarles foto, me preguntan mucho por los nidos, me felicitan por nuestra acción, y me comentan que es una pena que no haya más cajas nido en otros parques, lo que dice mucho respecto de la escasa o nula visión que tienen nuestras administraciones locales, que se gastan millones de euros en la compra y cuidado de plantitas ornamentales, muy monas, hay que reconocerlo, pero que nadie echa en falta, y luego ni se plantean el gastarse una minucia en poner y mantener nidos artificiales, que apenas cuesta mantener y que son una delicia asegurada de entretenimiento y belleza en movimiento para los usuarios del parque, y eso sin entrar a hablar de los beneficios medioambientales, de las toneladas de mosquitos que retiran de las ciudades y blabla que no sigo que me embalo…
 
Pues nada, sin más, os dejo con algunas fotos de la puesta en marcha de este proyecto, y claro, agradecer a los participantes su respeto y confianza en mi alocada manera de organizar las cosas, y citarlos de nuevo para cuando toque revisar y limpiar los nidos para la temporada que viene: ¡Mil gracias a todos!











Los participantes adultos fueron: Mireya, Fernando, Laura, Marta, César, Xuanín, Ángel, David, Laure, Yoli, Tamara y Juancho.






 

Y los pequeños, de talla, pero no de ganas y corazón: Pablín, Germán, Víctor, Davicín, Alba, Silvia, Darío y Maya, ¡menuda tropa!