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sábado, 26 de septiembre de 2020

Paseo por el Pico Moro

 Hicimos en pleno verano una ascensión bastante cómoda al Pico Moro, una tachuela de poco más de 500 msnm pero con unas vistas que hacen que parezca una elevación mayor.










La ruta, como casi siempre nos gusta hacer, fue circular, y salvo un tramo con maleza alta, el resto, apto para todos los públicos.














Al ser una zona muy transformada por el hombre, no había mucha fauna, pero sí numerosas mariposas, por ejemplo la banda acodada (Hipparchia hermione).
















Muy abundante también su prima el sátiro común (Hipparchia semele).















Muchos ejemplares también de la licena canela estriada (Lampides boeticus).















No faltó en la cima, haciendo hill topping, una macaón (Papilio machaon).














En las laderas con helechos, uno de los territorios favoritos de la espectacular libélula Cordulegaster boltoni.














De aves, poca cosa, un alimoche (Neophron percnopterus) planeando en la ladera.













Y una curiosidad en forma de bandada de cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), seguramente provenientes de la ría de Ribadesella.















Llegados al alto, una muestra más del buen humor de nuestros amigos montañeros.














Arriba del todo, tremenda vista, empezando por Arriondas, el lugar de origen del buzón de montaña.














Aquí es donde el Moro demuestra su popularidad montañera, ya que desde aquí hay unas panorámicas a la vista de lo más apetecibles, por ejemplo hacia Les Corones y el Fitu...

...o hacia el mar, que se intuye en el horizonte. Una ruta corta pero potente.


miércoles, 1 de enero de 2020

Empezamos el año con mariposas otoñales

Con mucho retraso, y mientras me pienso qué hago con este blog, vamos empezando 2020 con naturaleza guapa en forma de mariposas, en concreto mariposas otoñales variadas, por ejemplo una canela estriada (Lampides boeticus) de Bimenes.









Muy similares, las grises estriadas (Leptotes pirithous), a lo suyo. También de Bimenes.










Más licenas, la frecuentísima ícaro (Polyommatus icarus), de Sobrescobio. Una hembra.













Pasando a Hesperiidae, una cervantes (Erynnis tages), de Cabu Peñes.








La inconfundible macaón (Papilio machaon), de Bimenes.














De pieridae, la clásica estampa de la colias mayor (Colias croceus), de Tapia.










También frecuentefrecuentísima, la loba (Maniola jurtina), de Sobrescobio.











Siguiendo con Nymphalidae, la pavo real (Aglais io). En Valdés.












Otra bien llamativa, la vanesa de los cardos (Vanessa cardui), de Tapia.












Mucho más discretas, de la misma familia, la saltacercas (Lasiommata megera). De Bimenes.











La níspola (Coenonympha pamphylus), de Cabu Peñes.













La sátiro común (Hipparchia semele), de Belmonte.














En blanco y negro, la medioluto norteña (Melanergia galathea).En Gijón.












Y termino con la única que podemos seguir viendo actualmente, la omnipresente mariposa de los muros (Pararge aegeria).













miércoles, 18 de diciembre de 2019

Sierra de la Begega: Un paseo no del todo agradable.

Nos fuimos en septiembre a dar un largo paseo por la Sierra de la Begega, y aunque el paisaje, que ya conocíamos, es precioso, no todo fueron alegrías.











No habíamos vuelto desde antes de la instalación de los molinos y fue bastante impactante el cambio.











Nada más salir, en dirección a Boinás, un vistazo nos da una imagen idílica de las sierras de media montaña del occidente asturiano, pero mirando más concretamente vemos el terrible zarpazo que la minería del oro le ha causado al paisaje.

Y toda la sierra se ha plantado de molinos eólicos. Es más que necesario diversificar las fuentes de energía, pero a cualquiera que no sepa el impacto visual y el ensordecedor ruido que montan debería permanecer unos minutos debajo de los aerogeneradores de esta sierra, que aturden.






Por desgracia, debajo de las turbinas había muy poca fauna, nos sorprendió la gran diferencia de variedad de mariposas que había a su lado respecto a la base de la montaña, donde sí que abundaban.
De pájaros, solamente vimos, por ejemplo, algún ejemplar de bisbita alpino (Anthus spinoletta).







También vimos a este juvenil de escribano montesino (Emberiza cia).












Y a una pareja de tarabilla común (Saxicola rubicola).











Las vistas desde la cima son espléndidas, dominando casi toda Asturias, empezando, al este, por Picos de Europa, en este caso el macizo occidental.







Al oeste, el macizo de Ubiña.

















El paisaje libre de construcciones humanas mejora mucho.










Muy cerca, otra aberración con los días contados, en Soto de la Barca.











La vista cercana de la balsa de decantación de la mina de oro no necesita ni comentarios.












A la cima de la Sierra se llega por un camino peculiar.












La ruta, aunque fácil, deja el regusto agridulce de los tajos que se le ha metido a la montaña en aras del progreso. La siguiente sierra en dirección a la Cordillera Cantábrica, la Sierra de la Manteca, por ahora está libre de instalaciones.









Bajando la ladera fue aumentando la biodiversidad, con mucha cantidad de mariposas, por ejemplo el sátiro común (Hipparchia semele).













Muchos ejemplares también del lobito agreste (Pyronia tithonus).












De licenas, muchos ícaros (Polyommatus icarus) hembra...














...y pocos machos.














También las bonitas canelas estriadas (Lampides boeticus).












De plantitas, algunas interesantes, como esta genciana que César me identificó como Gentiana pneumonanthe.












O la típica para el mes de septiembre quitameriendas (Merendera montana).













En general, más bonita la vista hacia los alrededores que hacia la misma montaña. Una pena.

jueves, 18 de octubre de 2018

Por la Foz del Nozalín

Tuvimos la sensata idea de darnos un paseo durante nuestro nuestro exilio en La Polina por la Foz de Nozalín, en Sobrescobio, una ruta que desde Agues sube y sube creando un magnífico paisaje.










El pequeño desfiladero se asoma al río del mismo nombre y cuando hay agua como fue el caso de este verano forma grandes saltos.












Pese a tener un acceso muy bueno, y estar hormigonado en parte del tramo, está muy poco frecuentado, al contrario que la senda, paralela, del Alba. Por fortuna a mí me gusta mucho más esta del Nozalín, y no tenemos que soportar muchedumbres.







Las caídas desde las estribaciones del Cullargayos, 700 metros más arriba, son tremendas y tapan el Sol durante parte del trayecto.




















La bajada, llegando a Agues, merece la pena por las excelentes vistas sobre todo el valle, con Soto y la Peña Escrita formando un telón de fondo bien guapo.
Al llevar conmigo a un adolescente ejerciendo, era difícil sorprender a ningún animal, pero algunos insectos, seguramente cortos de oído, aguantaron nuestra presencia durante la excursión, como este macho de Calopteryx virgo.










También algunas mariposas, como las pieridae blanquita de la col (Pieris rappae)...














...o la colias mayor (Colias croceus).













Una nymphalidae, la hembra de sátiro común (Hipparchia semele).







En Agues, apetece cada una de las esquinas que nos encontramos.














Muchas de ellas vigiladas por su gato particular.













Uno de los pocos pájaros que se atreve a aparecer en los señoríos de los gatos del núcleo de Agues es el mirlo acuático (Cinclus cinclus), un signo de lo cristalino de las aguas del río, a salvo por la poca querencia gatuna por el agua.