Mientras disfrutamos de nuestras veladas de sobremesa en la terraza de nuestra dacha alquilada en Cádiz me di cuenta que el nivel de contaminación lumínica nocturna era tolerable, y que quizás pudiese practicar algo la astrofotografía.
Los resultados, aunque pobres, me gustaron, porque no tenía espacio en el coche para meter el trípode entre tanta maleta, así que tuve que colocar la cámara en el techo del coche, afianzada con unas bolsas de arena (soy coleccionista, lo que se dice un psammolófilo). Os dejo unas muestras, para ver las fotos, hay que apagar luces y ampliar las fotos.
Cuando pasaba horas disfrutando del cielo limpio y espectacular de Cangas del Narcea, unos simples prismáticos y un atlas de constelaciones era lo único que necesitaba para mi afición, ahora,
con el programa stellarium, que es totalmente gratuito, las posibilidades se multiplican, aunque para buscar cada estrella, e identificarla, sigue siendo útil la vieja guía de estrellas y magnitudes.
La constelación más visible, al Sureste, era
Escorpio. Su estrella más espectacular,
la enorme estrella Antares, brilla a simple vista en el mismo color que aquí la veis, de un naranja chillón, y también se distingue la inconfundible cola del escorpión.
Antares es una estrella supergigante roja, tan supergigante que si estuviese en la misma posición que el Sol, la Tierra estaría dentro...da un poco de miedo pensar que está a punto de estallar en forma de enorme supernova, es una estrella espectacular, muy fácil de localizar y que vista al telescopio impresiona de verdad.
En esta foto de la misma constelación, también vemos una parte de la gigantesca constelación de
Ofiuco, que ocupa una parte del cielo muy grande.
Otra de mis constelaciones favoritas es la
Corona Boreal. Aunque es una constelación pequeña, y con estrellas bastante discretas, éstas están dispuestas a intervalos tan regulares que parecen una tiara de zafiros, o una gargantilla, facilitando su identificación a simple vista incluso por cualquier observador aficionado.
Encima de ella, otra de las constelaciones fáciles de distinguir,
Hércules, conformando un rectángulo con extremidades muy propicio para que diferentes culturas le hayan dado muchos nombres distintos, según su imaginación.
Aunque no tiene ninguna estrella espectacular en su interior, su forma la delata.
En esta otra foto de la misma zona celeste, vemos más detalle la constelación del
Boyero, que sí que tiene una estrella fácil de ver, de distinguir y de fotografiar, se trata de
Arcturus, otra gigantesca estrella, una gigante naranja, unas 20 veces mayor de diámetro que el Sol, es ennooooooormeee, tanto que es la estrella más brillante del hemisferio Norte, y la 3ª en total del cielo que se puede ver desde la Tierra. Al estar muy cerca de la Osa Mayor, que hasta los niños conocen, es una estrella muy popular, y que forma parte de decenas de leyendas de las civilizaciones egipcia, romana, asiria o hindú.
Hablando de la
Osa mayor, no podía faltar una foto de esta constelación que casi todo el mundo sabe señalar en el cielo nocturno europeo. Punto de referencia indiscutible para el resto de constelaciones, casi todas sus estrellas tienen nombre propio. Lástima que hacia el Norte de nuestra casa estuviesen las ciudades de Jerez y Cádiz, que con su luz tapaban gran parte del cielo hacia el Norte.
Casiopea, que enmarca el cielo del Norte junto a la osa Mayor, aproximadamente equidistantes de la estrella polar, aparecía rodeada de las siempre molestas luces urbanas, lástima, porque su forma en " W " también es inconfundible, y muy guapa de fotografiar.

Y termino con una de las constelaciones que en nuestras latitudes es más visible y típica del verano:
El Cisne.
Su forma de crucero también es inconfundible, y además su estrella principal, la estrella
Deneb, es muy fácil de localizar, si tenemos buenas cervicales, cuando aparece muy cercana al punto más alto de la bóveda celeste.
Deneb se sale de todo tipo de magnitudes. Es de las más brillantes del cielo, y como veis en la foto, de un blanco puro. Es una supergigante blanca, y aunque está escandalósamente lejos de la Vía Láctea, es tan gigantesca que brilla 50.000 veces más que el Sol, y tiene una masa cientos de veces la del Sol.
Bueno, espero que aunque las fotos sean malas, os pique el gusanillo y os asoméis un poco a la ventana en estas noches de verano.