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martes, 7 de octubre de 2014

El Rebollosas de Socellares (III): Aves.

Pocas, las que vi, pero es que caminar con un chaval de 10 años delante tuyo que es pura pólvora y tiene los pulmones de Pavarotti y los agudos de la Caballé dificulta bastante el sigilo necesario...Con todo, algo se vio, por ejemplo este busardo ratonero (Buteo buteo), que en un primer vistazo me pareció un halcón abejero por lo claro que era, pocos he visto tan blanquitos.












Toda la tarde estuvo por allí dando vueltas.














No podía faltar el trasiego elegante de los buitres leonados (Gyps fulvus).












El que fue toda una sorpresa fue el ejemplar de cernícalo primilla (Falco naumanni), que estaba más al Norte de lo habitual. No hubo manera de echarle una foto curiosa a pesar de ponérseme literalmente encima un buen rato.




En cuanto oyeron un bocadillo, se acercaron brevemente las chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus). No llegaron a posarse, no les gustaría el jamón...








De pajarillos, muchos bandos familiares de pardillos comunes (Carduelis cannabina).










No tan abundantes, algunos grupos familiares de collalba gris (Oenanthe oenanthe libanotica), con los adultos nunca lejos...











...de los pollos aún con plumón.










Muy abundantes también, los bisbitas alpinos (Anthus spinoletta).








Cerca del ganado que les atrae la pitanza.












Y como suele suceder, a veces se encuentra uno a especies no exactamente alpinas, aunque el encuentro con este carbonero común (Parus major) fuese a más de 1.700 metros de altitud.

sábado, 16 de agosto de 2014

Por la Bahía de Cádiz (I): Birrascoping en Pago del Humo

Después de una buena temporada sin publicar, tendréis que perdonarme, estaba en unas cortas pero necesarias vacaciones, que terminaron antes de tiempo pero que supieron a gloria.

El lugar elegido fue Pago del Humo, una zona con casitas tranquilas, al Este de Chiclana, rodeado de excelentes puntos de observación de aves. La casa era la "Villa de las Cigüeñas", y pronto nos dimos cuenta de por qué el nombre, ya que coincidía en la vertical de un pasillo desde la costa y las salinas hacia el interior de Cádiz, y vimos muchas cigüeñas comunes (Ciconia ciconia).

Pasaban muy altas, pero al ser tan grandonas se veían bien.





No sucedía lo mismo con las rapaces. Pasaron milanos negros,águilas calzadas, busardos ratoneros, y muchos cernícalos vulgares y primillas (Falco naumanni). Al pasar rápidos y altos, y ser pequeños, era difícil echarles una buena foto. Este ejemplar, por ejemplo, sale fatal, podría ser por el moteado irregular y el rojizo vientre, con alas claras por debajo y poco rayadas, uno de los muchos primillas que pasaron, pero la foto es mala con ganas y no se sabe bien. La poderosa luz gaditana, tampoco ayuda mucho, y me las hizo pasar canutas todo el viaje.








La casita estaba rodeada por todas partes de frondosos pinos piñoneros (Pinus pinea), que daban una sombra estupenda y añadían frescor al ambiente, y, lo más divertido para mí, proporcionaban cobijo a muchas especies de pájaros.


Así que me sentaba en la tumbona a su sombra, a la distancia suficiente para que los peques no me llenasen de agua de la piscina el equipo, y con la cámara y los prismáticos a un lado, y al otro lado una buena jarra de cerveza fresquita recién escanciada de uno de los sucesivos bidones que trasegábamos el amigo Ricardo y yo...y a disfrutar.






Los más abundantes, los gorriones comunes (Passer domesticus), que criaban en las copas de los pinos.











Les seguían en abundancia los gorriones morunos (Passer hispanoliensis), que también tenían nidos.












Y los más ruidosos y también criando, los estorninos negros, a los que no fui capaz de tirarles ni una foto, tal era su grado de desconfianza, siempre se movían por las ramas externas del árbol, hacia la cara "no visible". Tremendos.
Sin criar, pero también muy abundantes, los herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus).








Y venían a comer al prao todas las mañanas los mirlos comunes (Turdus merula), 2 parejas, una normal de plumaje.












Y la otra con el macho parcialmente leucístico.









Era muy llamativo.







Era muy notorio también el paso de mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus), lo fue durante todo el período que anduve por Cádiz. Otra cosa era pescarlos entre las ramas, porque ni se dejaban ver ni paraban quietos.








Finalmente, las abundantes tórtolas turcas (Streptopelia decaocto) nos amenizaban con sus cantos monótonos mañanas y tardes.






Además, se pasaron por allí currucas cabecinegras, carboneros comunes, golondrinas daúricas y comunes, vencejos comunes y pálidos, aviones comunes, y las bandadas de gaviotas patiamarillas y reidoras.
Una buena diversión.

sábado, 14 de julio de 2012

Las aves de Cáceres

Cáceres puede presumir de ser una de las pocas ciudades que es ZEPA por sí misma.
Y es que no me extraña, porque camines por donde camines, te acompañan los sonidos de aves criando por todas partes, y el casco histórico, que ya es bastante hermoso, emociona al verlo lleno de vida por todas partes.
Delante mismo de nuestro hotel me llevé el gran susto al ver tan cerca una hembra de cernícalo primilla (Falco naumanni). Después vería un montón por el cielo de toda la ciudad y de los alrededores, qué maravilla, una colonia urbana de aves rapaces.







El susto fue mutuo, aunque no son aves nada asustadizas, y en el suelo del patio interior me llevé este regalito.









Y en los parterres del mismo hotel, otra monada: una cogujada común (Galerida cristata), cazando delante del parking.










Con mucho éxito se llevó unos cuantos insectos. Como pude comprobar en varias áreas de servicio en las que me crucé durante el viaje con estas imparables avecillas, siempre con gorriones comunes (Passer domesticus) alrededor, para aprovechar la eficacia de la alaúdida.







Una pasada para los asturianos poder ver tan de cerca a estas aves que tan poco se prodigan por el norte, en plena ciudad.











Una vez ya en el centro de Cáceres, una mención especial para otras aves que tampoco gozamos en Asturias.
La primera, la grajilla (Corvus monedula), también muy abundante, tapizaba algunos edificios históricos, y era un gran placer comprobar que en Cáceres no solo no molestan las aves urbanas, sino que se las favorece.
Estas estaban en la Iglesia de San Mateo.






Aunque casi en cualquier lugar se escuchaba su presencia. Nunca había visto a las grajillas tan de cerca y me sorprendieron esos ojos azules tan contrastados.










En Asturias, que tanto presumimos de paraíso natural, y turismo verde. cada vez son menos los sitios y los pueblos en los que son bienvenidos los nidos de las aves, parece que molestan. No es el caso de Cáceres, que incluso tienen un festival de las aves, ¡bien por ellos!






Pero el ave más carismática de Cáceres es sin duda la cigüeña blanca (Ciconia ciconia), que está en más o menos todos los tejados, y que presta asgaya verla volando encima tuyo.