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domingo, 4 de marzo de 2012

Paseo geológico y fósiles por la playa de Antromero

Intentando matar un poco el aburrimiento del reposo con la pata en alto, nos fuimos hacia Candás.
Visitamos el paseo marítimo, desde la playa de las Palmeras.
Nos tomamos un café en el puerto de Candás, para recuperarme un poco del esfuerzo de caminar con muleta...


...pero la tarde empezó en la playa de San Pedro de Antromero. Sabía que le gustaría a mi chiquillo, porque es un fan total de los fósiles y de todo lo que suene a cretácico, ¡y los papás necesitábamos tomar un poco el aire!

Y es que esta playa es toda una lección de geología, aunque no tengáis ni idea, un paseo por su arena, de un extremo a otro os encantará, porque a poco que tengáis el ojo curioso, os saltarán muchas cosas interesantes, solo debéis fijaros.

Yo soy un aficionado, y lo poco que sé me la ido enseñando mi suegro, que fue catedrático de geología, y un precursor en el estudio científico del territorio asturiano, yo solo "lo intento", así que espero no meter mucho la pata. No lo toméis como algo académico, es una descripción muy cutre, pero espero que os pique la curiosidad y os acerquéis a esta playa tan chula de patear con espíritu de explorador.
La playa en cuestión es esta:

Si abrís la imagen de la playa, veréis 4 grandes áreas, de derecha a izquierda.

A la derecha del todo, terrenos de afloramiento del devónico. No pude llegar a ellos (con la pata a rastras, imposible subirme a las rocas).

Después veis una plataforma de abrasión que discurre hacia el mar: eso es un flysch, una zona de alternancia de rocas duras con otras más blandas, y que forma un estriado muy característico. Además, veis diferentes colores, y es que hay un pequeño tramo de caliza de montaña, que se prolonga hacia el acantilado de manera espectacular, formando unos estratos verticales auténticamente poderosos y que sobrecogen.
Todo esto se desarrolla sobre rocas del carbonífero.

Algunos de los mejores ejemplos de flysch en el mundo están aquí al lado, en el País Vasco, donde son un fenómeno turístico que se explota racionalmente.
Aquí en Asturias, como aparentemente somos idiotas, y además (también aparentemente) somos ricos, pasamos de todo, y el riquísimo patrimonio geológico que poseemos languidece sin pena ni gloria salvo para 4 frikis como yo. En fin...

Luego, una capa de arena, que tapa en parte la sucesión de estratos.

Y, finalmente, un salto brusco (literalmente, porque hay un escalón), a un terreno que no se parece en nada, ¡salta a la vista! Pues es que aquí donde nos ponemos en el cretácico.
Y lo que nos encontramos, repito, aunque seáis tan legos en la materia como yo, merece la pena visitarlo, pues primero, desde el suelo, vemos varias capas de lo que parece ser una arenisca muy fina, de diferentes tonalidades, turbia, y eso es, de nuevo, literalmente.
Y por encima, una increíble capa de casi 1/2 metro de lumaquela, un auténtico colchón de conchas fosilizadas que enseguida se puede decir, intuitivamente, que parecen ostras (ostreidos).
Entreverada, aparece la calcita, cristales imperfectos (dcha), o pequeñas y guapas geodas (izda), que rellenan, precisamente, los huecos que dejan algunos de los fósiles en su interior.







Y los fósiles más guapos que nos podemos encontrar, fragmentos casi por todas partes, solo hay que cribar un poco la arena en la base de esta capa y salen de 2 en 2. Tengo que consultar con mi suegro, pero yo creo que son glauconias.
No estaba como para trepar a las rocas, pero seguro que había maravillas a poco que se buscasen.

Así que aprendí un montón de cosas en un simple y pequeño paseo, y no veas que nerviosismo el pequeño de la casa...

Además, como curiosidad, en la playa había muchas orejas de mar, creo que de la especie Haliotis tuberculata, no son una especie infrecuente en Asturias, pero tampoco es que sea lo más común encontrar varios ejemplares en un tramo tan pequeño de costa.
Ahora están muy de moda, ya que son un manjar en muchas partes del mundo (aquí pasamos de ellas), y se pagan tales precios que se está investigando el producirlas en acuicultura, lo que no deja de ser un problema, ya que como suele suceder con todos los cultivos marinos, el introducir cultivos artificiales en un medio natural (el Cantábrico en este caso), especialmente en zonas especialmente sensibles como son las rías, podría traer un desastre ecológico. Por ahora en Asturias, en Galicia y en Canarias se está en fase de experimentación. La oreja de mar, para que sea rentable, debe alcanzar tamaños que exigen un cuidado que casi roza el mimo, y es complicadísimo reproducirlas y alimentarlas, así que por ahora, creo que la cosa se quedará en proyectos...veremos.

Pues nada, nos llevamos un buen recuerdo para casa, y al menos dimos un paseo "un poco especial", que es de lo que ese trata.