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domingo, 11 de enero de 2015

En los alisos

Los alisos (Alnus glutinosa) del Parque fluvial del Piles de Gijón guardan un gran tesoro de aves invernantes que se alimentan de o en sus ramas y frutos, y aunque este año no hace frío suficiente para verlos en grandes números, como sucedió en otros inviernos más crudos, sí que se pueden encontrar muchos pequeños paseriformes, como el zorzal común (Turdus philomelos), que encuentra un posadero perfecto en sus ramas. Números flojos para esta especie este invierno.





Otra que hace aquí sus inviernos es la curruca capirotada (Sylvia atricapilla), bastante abundante este invierno.












Los lúganos (Carduelis spinus), que siempre nos deleitan con sus acrobacias, pasan de centenares otros años a las 4 docenas éste.










Y sin duda, los campeones, por miles, los estorninos vulgares (Sturnus vulgaris), que salen de los dormideros del Parque Isabel (me ocuparé de este maravilloso espectáculo otro día) y se dispersan por toda la campiña, con clara predilección por estos árboles.

jueves, 1 de mayo de 2014

Ruta del Embalse de Trasona (III): Plantitas leñosas.

No había duda: en un sitio tan transformado por el hombre como este, el paisaje tenía que estar modificado y las plantas muy heterogéneas. Así, tenemos bonitos bosques de galería en la cola del embalse y un poco más laxos en el resto de la orla del embalse, compuestos por una mezcla extraña: el sauce ceniciento (Salix cinerea) +...







eucalipto (Eucalyptus sp), creo que estos son híbridos...+...











aliso (Alnus glutinosa)...+...














álamo negro (Populus nigra)...+...











álamo blanco (Populus alba). Como veis, salvo el sauce y el aliso, el resto son especies introducidas con mayor o menor gusto. La verdad es que el conjunto no es demasiado desastroso a la vista, pero estaría mejor una vegetación menos estrambótica.






En cuanto a las especies arbustivas, algunas mucho más interesantes, como el termófilo aladierno (Rhamnus alaternus).













También grandes ejemplares de laurel (Laurus nobilis).













Y las preciosas y comestibles inflorescencias del saúco (Sambucus nigra).














Y de trepadoras, al menos 2 variedades diferentes de rosa (Rosa sp.), las 2 creo que cultivadas, por el gran tamaño y fragancia de sus flores...









...en este caso la introducción de estas plantas se agradece ya que formaban una pantalla vegetal florida muy hermosa, tanto por sus flores como por sus escaramujos.










También deben agradecer los pájaros en otoño la enorme cantidad de frutos que deben dar las muchísimas zarzamoras (Rubus sp.) del camino.










Aunque mi árbol favorito de esta ruta fue un enorme y precioso tilo (Tilia sp). al final del camino, y muy cercano al Palacio. Aunque en Asturias se plantaban todo tipo de exóticas, muchas de ellas de belleza muy discutible, los tilos que se ponían siempre en los jardines, avenidas y zonas de sombra nobles eran espectaculares, y por desgracia, hemos perdido la costumbre de plantar estos tilos y ahora todo son magnolios y tonterías por el estilo. ¡Lástima!

















jueves, 9 de enero de 2014

Los comedores de alisos (y II): Lúganos.

Los lúganos (Carduelis spinus) sí que son espectaculares cuando van en bandos grandes cosechando semillas de aliso (Alnus glutinosa), el problema es que este año solo he visto banditos de un máximo, cada uno, de 10 ejemplares, y así la cosa merma.












Les da igual cabeza abajo que cabeza arriba, cuando se ponen no paran, se chocan entre ellos y emiten un murmullo que en bandos de 100 ejemplares como los que se ven en el Parque Fluvial de Gijón en inviernos buenos, suena como un arrullo, que a 1ª hora de la mañana, y con una buena helada, es una sensación mágica.







Lo que no es tan mágico es que suelen establecer sus cuchipandas en lo alto del árbol, se cruzan muchas ramas delante de la cámara, y la sombra obliga a sobreexponer al máximo la foto, y la calidad de la toma se resiente, pero no tanto como se resienten las cervicales, tengo salido mareado como un mono sin darme apenas cuenta después de intentar seguirlos unos minutos, es realmente doloroso, pero...¿quién dijo que esto era fácil?

miércoles, 8 de enero de 2014

Los comedores de alisos (I): Jilgueros.

Como cada año desde hace 40 voy al Prau de los Soldaos / La Coría (AKA Parque Fluvial del Piles de Gijón) a comprobar la algarabía invernal en torno a los enormes alisos (Alnus glutinosa) que en este tramo del río Piles medran y producen abundantes frutos.











Este año, por desgracia, no están abundando los pájaros que otros inviernos más fríos aborrotaban ramas y praos de este parque, antigua pradería de diente, y aunque no cuesta encontrarlos cuando uno sabe de sobra dónde buscarlos, da pena no ver los bandos de centenares de aves de otros años.








Empiezo con los jilgueros (Carduelis carduelis), muy activo y acrobático siempre, pero en estos casos, aún más.












Abren los frutos con gran habilidad (solo hay que ver esos picos para saber lo adaptados que están a la dieta de semillas), y se alimentan a un ritmo frenético. El que haya tenido semillas de aliso en la mano, se hará a la idea de las miles que hay que comer para poder alimentar un metabolismo tan alto, se necesitarán cientos cada día, porque son realmente se un tamaño ínfimo.






Solo pude ver pequeños banditos entre los lúganos, lo que indica la invernada tan floja este año, ya que lo normal es verlos, en estos árboles tan bien dotados, por decenas.








Pues nada, un año más disfrutando de un buen rato de observación, los jilgueros suelen comer más bajos que los lúganos y no obligan a las dolorosas contorsiones de cuello que causan los protagonistas de la siguiente entrada.

viernes, 29 de marzo de 2013

Las golondrinas etc...lluvia y más lluvia...y sus efectos

Parafraseando el título de un excelente disco de Josele Santiago os explico algo que es obvio porque todos lo estamos sufriendo: la lluvia.
Yo la aborrezco, no me permite salir de casa, y aunque antes la sobrellevaba, ahora con críos en casa, me mata, porque no sabemos dónde meternos.
Asturias es lluviosa, y la manida frase de que sin lluvia no estaría verde, es cierta, pero menuda racha llevamos, yo echo de menos un par de semanas de Sol, se pondría todo esplendoroso.

Ahora mismo, con las fotos que os pongo de este viernes, vuelven a mi memoria imágenes de hace 30 años, cuando el parque fluvial del Piles, antes la Coría, se inundaba periódicamente, esto hacía años que no sucedía.
Todos sabíamos de aquella que cuando llovía mucho, el río recuperaba parte de su poder y arrancaba  la fértil tierra de los praos para depositarla en forma de sedimentos en las fincas.
Fijáos qué espesor de tierra tiene la orilla: oro puro.











Los ríos están vivos, y con su erosión modifican el paisaje, es lo natural, es un proceso sencillo: arrancan terreno de un lado, y al lado contrario al seno del río, depositan los materiales más pesados, y así, en este río vemos, en las curvas, un lado "comido" por el río, y en el lado contrario un canchal de cantos rodados.





Yo pasé la infancia jugando aquí, con los chavales del Coto de San Nicolás, cuando no era extraño (hoy avisarían al 112) que una docena de críos, sin adulto alguno alrededor, utilizásemos este espacio periurbano para jugar y demostrar nuestras habilidades.
Bajar estas pendientes de tierra suelta era muy divertido, más cuando el ganado también lo hacía, parecía el Serengeti, pero sin cocodrilos. Y al otro lado, podíamos pasarnos horas afinando la puntería con los cantos rodados.

Antes de que llegase la gente "bien" a las veredas de estas alisedas inundables, y apareciese el barrio de Viesques, todo el mundo sabía que el río cambiaba de forma con los temporales.
Así, los 2 puentes que yo conocí de crío acabaron los 2 por derrumbarse, y me tomareis por mentiroso, pero para cruzar al otro lado y evitar un rodeo de muchos minutos, la chavalería sabía cuáles eran los alisos más inclinados, trepábamos, y saltábamos: parece mentira, cómo hemos cambiado.


Estos alisos ya eran maduros cuando yo era crío por los 70 y 80s, y no son árboles, por razones obvias por su hábitat, longevos, por lo que es natural que el río los tumbe. Lo que no es natural, y es un poco ridículo, es que se haya trazado un sendero paralelo al río, ya que en poco tiempo, se lo va a comer, es lógico, pero seguro que los vecinos protestarán, y pedirán el encauzamiento. Es lo que pasa cuando la gente, como los alisos, no tiene raíces profundas, no conocen dónde viven. Lástima.


Lo de las golondrinas (Hirundo rustica) viene a cuento de haberme pasado por encima el 1er tren de ellas que veo entrar esta primavera. Fueron varias decenas, y me alegraron el paseo, con su vuelo y con su trino característico.
El "trino" un poco menos melodioso que oís de fondo son las quejas de mi hija: por ahora soy sus piernas, y aún es muy pequeña para entender mis paradas, ella solo quiere moverse y conocer cosas nuevas.

Y como veis, siguen las charcas creciendo, volviendo a su esplendor natural, ya que en esta zona había un par de charcas temporales enormes, que se desecaron al construir pisos, parece que el agua recupera lo que es suyo poco a poco, hasta ya se atreven las garcetas comunes (Egretta garzetta).
Dan más lluvia para los próximos 15 días, va a ponerse la cosa interesante para los que nos gustan las manifestaciones extremas del clima. veremos.





martes, 25 de septiembre de 2012

Pájaros y demás en la Senda fluvial del Piles y MAVEA en la Feria Ecosentido

Este fin de semana se va a celebrar la Feria ECOSENTIDO coincidiendo con el AGROPEC, que se celebra todos los años en el Recinto Ferial de Gijón.

A ella nos hemos apuntado MAVEA, y se van a celebrar talleres y charlas sobre ecología muy ineresantes, os recomiendo que si podéis, os paséis por nuestro stand.

Desde MAVEA, hemos estado trabajando por proteger y dar a conocer las virtudes del espacio natural que rodea a la Senda Fluvial del río Piles, en Gijón, y este es el tema estrella de nuestra aportación a la Feria.
Se trata de un área seminatural con muchos pequeños ecosistemas diferenciados, con bosques de ribera protagonizados por alisedas con muchas décadas de antigüedad, praderías de diente y 2 recientes pero importantes zonas húmedas, las charcas de la Aliseda Pantanosa, y del Ornitólogo Alfredo Noval.

Ya he hablado muchas veces de las bondades de esta pequeña zona natural de 65 hectáreas nada más, pero que sirve como corredor conectando Gijón y sus afueras con el espacio rural que lo rodea, atesorando rincones encantadores en los que la población puede disfrutar de una naturaleza insospechadamente rica y salvaje, sin tener que moverse apenas del casco urbano.

Es esta singularidad, unida a la fragilidad que todos estos valores poseen, lo que ha llevado a MAVEA a solicitar formalmente la declaración del MONUMENTO NATURAL DE LAS VEGAS BAJAS DEL RÍO PILES, declaración que añadiría seguridad jurídica y un marco normativo que proteja para las generaciones futuras toda la biodiversidad que nos podemos encontrar aquí.
Va a ser un camino largo, pero por ahora hemos conseguido, por ejemplo, que se cambie la normativa de pesca en este tramo fluvial, y que se tenga conciencia por parte del Ayuntamiento de Gijón de ciertas prácticas incompatibles con la preservación de la fauna y flora que lo habitan.

Pues nada, invitaros a pasarse por la Feria, intentaré estar personalmente allí, y recoger sugerencias.

Mientras tanto...sigo paseando por esta zona, y encontrándome pequeñas maravillas, como este mosquitero musical (Phylloscopus trochilus), uno de los muchos que llevan ya semanas pasando por Asturias camino de África.













Se les encuentra casi en cada árbol de la Senda, en los bosquetes de ribera.






Otro muy abundante, pero este es sedentario, el mito (Aegithalos caudatus), siempre muy curioso hacia los humanos.















Se mueve en grupos familiares, y casi siempre hay un ejemplar un poco más curioso que se rezaga un poco y te observa disimuladamente.







Esta otra ave es bastante menos discreta, y destaca a mucha distancia, es la garza real (Ardea cinerea).










También pasa por las copas de los árboles el busardo ratonero (Buteo buteo), buscando pitanza.











Bajo los alisos, una paloma torcaz (Columba palumbus) con todos los signos de haber sido capturada por el halcón peregrino (Falco peregrinus), que caza muy frecuentemente por aquí, desde que yo era crío, y va para 40 años, siempre han tenido un buen cazadero, aunque hace ya décadas que no crían aquí.
El halcón se come lo 1º la pechuga de la paloma, y deja aquí el resto del cadáver.

Debería ser suficiente advertencia para otras palomas, pero al menos estas, seguían comiendo tan panchas.










En los pastizales, las jóvenes urracas (Pica pica) aprovechan a las vacas que pastan y levantan insectos para buscar su alimento.








Hasta que se canalizó el río muy recientemente, todos los extensos pastizales que rodean al río Piles se inundaban en invierno, con riadas que yo recuerdo perfectamente. Todo el aporte de sedimentos que traía el río hacían de estos prados súmamente fértiles, y daban un pasto suculento que aprovechaban ganado y ganaderos.






Yo me crié aquí, y me bañaba en este río, y era habitual que las vacas, que rondaban libres por los prados, bajasen al río a bañarse a tu lado, o a cruzarlo por pasos centenarios, que recordaban a pequeña escala los documentales de los ñúes en el Serengeti.
Ahora las vacas ya no se bañan con los niños, pero a veces una visión fugaz te transporta a la niñez.




De la niñez son también los recuerdos de cuando íbamos a robar fruta a las fincas que rodeaban los prados a la vera del río...sigue apeteciéndome entrar a por fruta tan buena como esta pera.
Y es que la fertilidad de estas vegas es prodigiosa.

La pena es que ya casi nadie recoge estos frutos.











Y que si entrase (vg) a robar estos figos, ya no saldría el paisano con el trabuco de sal y el perro ladrador a espantarnos, seguramente un triste furgón con guardia de seguridad vendría activado por las alarmas de los chalets que ocupan las antiguas casas de labranza.





Aunque el sotobosque está arrasado por el paso de la gente, estos alisos (Alnus glutinosa) conservan en sus tupidas ramas una variedad de aves extraordinaria, como doy fe cuando los censo cada año.
Hay que tratar de conservar esta inesperada riqueza natural periurbana con uñas y dientes, sería una pena perder estos valores para las nuevas y futuras generaciones.




Ya nadie hace vino ni licor con las bayas del saúco (Sambucus nigra), y su superproducción de ricas bayas acaba en parte en el gaznate de las aves que las disfrutan, y en parte en el suelo, una pena porque se pueden hacer productos ricos, sanos y estimulantemente nutritivos.







Representando a la riqueza entomológico de la zona, 2 mariposas: una pavo real (Inachis io), mostrándonos su engañosamente monótona coloración cuando cierra las alas.








Y una de las miles de anónimas mariposas que con su aportación llenan de flores y frutos nuestros campos, en este caso es una dorada de orla ancha (Ochlodes venata).








Pues nada, os invito a conocer esta maravilla, y después, a tratar de hacerla compatible con el trasiego humano. Para empezar, lo mejor es conocerla.

miércoles, 11 de enero de 2012

Los comedores de alisos

( Inspirándome en la 1ª época de Van Gogh y sus cuadros de comedores de patatas en la penuria).

Estos días, en los ríos asturianos, con un poco de paciencia, cervicales de hierro, y unos prismáticos, se puede ver un guapo espectáculo: los pájaros que aprovechan las semillas del aliso (Alnus glutinosa).

Viendo las nubes de pajarinos moviéndose entre los magníficos alisos de la Senda Fluvial del Piles de Gijón, alisos en los que yo ya jugaba a Tarzán y a Orzowei cuando era un enano, allá por los últimos años 70, pensaba la suerte que tuvimos de (por fin) conservar un área rural y transformarla en parque con buen gusto y respetando lo que ya estaba. Nada común, de quien fuese la idea, desde aquí, un aplauso. Con un par.

Esas nubes de pájaros, a priori, uno podría tener el desliz de pensar que son los sospechosos habituales cuando se trata de paseriformes vinculados al aliso, pero hay que ir un poco más allá y echar un vistazo, máxime si, como era mi caso, se está censando.

Porque puedes encontrarte a pájaros como este carbonero común (Parus major) que zampan alegremente las semillas del aliso, aunque en principio uno no los asocie al aliso.

Por no hablar de los muy abundantes jilgueros (Carduelis carduelis), que también saben degustar, cuando se acaban otras provisiones, estas viandas.







Y que además, en sombra o a contraluz, donde no se vea más que la silueta, se parecen bastante a nuestros siguientes protagonistas.






Pero si buscamos a los auténticos especialistas del aliso, al final encontraremos al lúgano (Carduelis spinus).













O más bien deberíamos decir "lúganos", porque yo nunca llegué a ver a un individuo aislado: siempre en bandadas.





Un ave (unas aves) preciosas, difíciles de fotografiar pero entretenidísimas de ver, con sus acrobacias, y que a mí siempre me hacen pensar en 2 cosas: frío + alisos.