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lunes, 10 de febrero de 2020

Con MAVEA a las Villuercas (IV): Senda del Risco Viejo.

Desde el pueblo (precioso) de Cañameros, y después de visitar su interesantísimo y bien atendido museo geológico, nos fuimos a una pequeña senda por la cresta del Risco Viejo, con unas vistas apabullantes hacia las alturas de las Villuercas.







Allí abajo, Cañameros.














Y por encima nuestro, buitres leonados (Gyps fulvus).











En el bosque mixto, con alcornoques (Quercus suber), pinos y castaños, un buen montón de aves forestales.











Trepadores azules, pícidos...















...escribanos montesinos, agateadores comunes (Certhia brachydactila)...
















...mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita)...














...pinzones vulgares (Fringilla coelebs)...













...un paseo perfecto para conocer el paisaje de la montaña de las Villuercas.

lunes, 10 de julio de 2017

Algunos apuntes del SACRE.

Como todos los años, y van 10, censar el programa SACRE de la SEO por Gijón al principio da una pereza increíble, por lo difícil que es enlazar en un área urbana y suburbana 20 puntos de escucha, pero cuando vuelves a casa te presta mucho porque siempre acabas viendo aves que no te esperabas, y otras que año tras año repiten y alucinas con esa exactitud. por ejemplo, en un punto, en la 2ª visita aparece SIEMPRE un zarcero común (Hyppolais polyglotta), son muchos años y uno se pregunta si no serán ya los descendientes de este macho que canta siempre en el mismo saúco año tras año.


Hay lamentablemente aves que, por ejemplo en el mismo sitio que el zarcero han desaparecido este año, como el alcaudón dorsirrojo, o la lavandera boyera, que crían aquí no todos los años, cuando no se detectan se echan de menos, por supuesto. Un ave que este año ha aumentado mucho es el pardillo común (Carduelis cannabina). Siempre es fácil localizarlo pero cuando aparecen en bandadas aturullan con sus trinos.











Las tarabillas comunes (Saxicola rubicola) también son muy fieles a sus territorios y es fácil anotarlas cada primavera en los mismos sitios.













Y si aparece el macho, aparecerá la hembra con toda seguridad.




Muy lentamente, pero con precisión de relojero, la población de tórtola turca (Streptopelia decaocto) va aumentando lentamente en las áreas suburbanas, también lo está haciendo claramente la de paloma torcaz.













En los bosquetes periféricos, resisten los picos picapinos (Dendrocopos major), tan cerca de la ciudad da gusto verlos.




Los córvidos, como el arrendajo (Garrulus glandarius) disfrutan de esos pequeños espacios en los alrededores de la gran ciudad.











Y siguen los agateadores comunes (Certia brachydatyla) anidando en los mismo troncos cada año.













Pájaros forestales en Gijón en primavera, como el zorzal común (Turdus philomelos) abundan y repiten posiciones de anidamiento, aunque otras aves mucho menos frecuentes, como el colirrojo real, este año han bajado en número absoluto y en estaciones, lástima.









Su primo el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), al contrario, se mantiene bien en Gijón. No en vano, lleva más de 10 años usando mi edificio como lugar de anidamiento.









Los gorriones comunes (Passer domesticus), también, en cada agujero de los que quedan en las entradas de las tuberías del gas ciudad a mi edificio hay un nido. Este ejemplar leucístico me lo encontré en la Campa Torres.












Otra familia que repite cada año, en el mismo lavadero, bajo el mismo puente, es la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea).




Motivo de alegría es ver especies que en una década han multiplicado mucho sus poblaciones, como la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala).









Pero sobre todo, ver que especies escasas y en peligro como el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), o el halcón peregrino han tenido un año excelente en Gijón.









En resumen, un censo que es muy pesado, por su metodología, pero que te da muchos datos interesantes, y que viendo una década atrás todo lo censado, te haces una idea muy ajustada de la avifauna de tu ciudad.

sábado, 18 de mayo de 2013

El extraño nido del agateador

Medio de noche aún, observaba al agateador común (Certhia brachydactyla) subiendo en espiral por el tronco de un inmenso roble en la campiña gijonesa.














Siempre con éxito, el pico lleno de gordos insectos, su afán es de todos conocidos, te puede volver loco con tanta actividad.










Como además la copa del roble da mucha sombra, tuve que sobreexponer las tomas para que se viese algo del agateador, ya que si no era imposible por la falta de luz.







De repente, y con el pico lleno, bajó en picado y se puso delante mío, a menos de 2 metros de altura, en mitad del tronco. Empecé a sacarle fotos en ráfaga, aunque como soy medio idiota, no cambie la exposición, y me salieron todas las fotos movidas, espero me disculpéis, solo valen para ilustrar la historieta.







En un primer momento, se puso a tentar bajo una gran corteza, y pensé que seguiría buscando presas.









Se iba metiendo más y más dentro del tronco...



(Nota mental: ¡qué pasada la rigidez de las rectrices de la cola, cómo se adaptan a la trepada!).















Finalmente caí en la cuenta de la situación que estaba observando: debajo de la gran corteza estaba el nido del agateador.







Lo comprobé enseguida por los graciosos piídos de los pollitos.










A la altura de los ojos, enmedio de un tronco, que a su vez está enmedio de un camino relativamente bastante transitado, podría parecer una situación suicida para poner un nido, pero...

Os pongo la foto del tronco: ¿veis el nido?

Pues yo tampoco...ahora ya no parece tan extraño...

El camuflaje es PERFECTO.