
El sábado, con un viento nordeste (Nordés) que nos sacó los mocos a toda la familia, empecé a localizar bandos de decenas de estas gaviotas parados en la Bahía de Gijón.

Y es que este viento las obliga a parar para no agotarse.
Paraban arrancaban así toda la tarde, y algunas acababan por acercarse a tierra a descansar, donde los esperábamos los gavioteros.

Iban algunas con anillas, y me puse morao, ya os las pongo en otra entrada.
Incluso en Zeluán, que no es una localidad propicia para esta especie, se vieron algunas.
Con el caperuzo negro están guapísimas, lástima que solo las veamos de paso.
Aunque siempre hay idiotas que no saben valorar esta belleza, como esta faltosa de la foto, retratada en el momento en el que (concentrándome mucho) conseguí introducir un montón de कर्म (karma) negativo en su cerebro.

Así que nada, rica, cuando te empiecen a picar los bajos y no se te quite con ninguna pomada, ya sabes quien te mandó el mal yuyu. O algo así.