
El mes pasado aprovechamos una semana de Sol entre nevadas para visitar el Angliru, y nos encontramos con media docena de
bisbitas alpinos (Anthus spinoletta).
Aprovechaban que no había nieve para empezar con el período de cría, había mucho movimiento.
Los narcisos (creo que de la especie
Narcissus asturiensis) llenaban todos los claros entre la caliza.
Un buen regalo para la vista y el olfato, los pobres soportaron una buena nevada unos días después.
Este invierno tan seco y sin nevadas se va a pagar caro en verano, cuando no haya agua en las fuentes y en los prados.

Se estaba genial, sin el follón de gente del verano.
Entre el Moncuevu...
...y el Barriscal.