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jueves, 4 de enero de 2018

Un día helando y otro sudando

Estamos teniendo un invierno realmente extraño. Mientras escribo esto, hay 22ºC en el exterior de mi casa de Gijón, y eso no es ni medio normal.

Hace aproximadamente un mes, heló bien en Gijón, no es que sea extraño para nada, pero son pocos los días que se hielan los charcos, y cada año menos.








Recuerdo con nostalgia el patio de recreo de mi infancia en los 70 (bueno, con nostalgia en absoluto recuerdo el colegio pero sí el patrón meteorológico que disfrutábamos en invierno).










Era perfectamente normal por entonces que los charcos se helasen, patinábamos sobre ellos, cargados de bufandas, manoplas y verdugos, que hoy en día no hacen falta la mayoría de los días.










Esto ahora sucede 2 ó 3 mañanas al año en mi ciudad, y desaparece el frío no gradualmente, como antaño, si no de repente, en cuestión de horas, por ejemplo para dentro de 2 días estará la nieve a cota de 500 msnm, con bajadas de hasta 12ºC en 24 horas, y esos cambios, repito, no son normales.








Porque ya van al menos 4 cambios de este tipo este año, semanas de anticiclón y calor real, seguidos de semanas de nieve y viento. Demasiado molesto para todos.










Será que me estoy volviendo un viejo cascarrabias, pero echo de menos los inviernos de antes.

domingo, 29 de enero de 2017

Helados por Gijón

Así anduvimos todos la primera parte del mes, pájaros y pajareros.













Me tocó censar el SACRE de la SEO en unas condiciones que pocas veces se dan en Gijón, por debajo de los 0ºC, y lo más extraño, sin que la salida del Sol significase una subida de las temperaturas: realmente se pasó frío. Salí y volví desde el Rinconín con una visión excepcional de la Playa de San Lorenzo con la arena helada.

Llegando a Granda la situación pasaba de la anécdota a la belleza, al ver que la escarcha, en un lugar sin tránsito, había convertido el paisaje en una delicia solo para mis ojos.
Y es que hacía tiempo que no cuajaba el hielo en los charcos.
Los alisos del Humedal de Alfredo Noval, dignos de la estepa siberiana.
O de un pasaje de Dr. Zhivago...
Aunque preparadas para esto y para mucho más, las plantas tienen que sufrir con esta congelación de sus tejidos.
Por más que estéticamente sea irresistible.
Y muy fotogénica.
Así dejaba este lamentablemente abandonado por todos humedal.


En los prados (¿la veis?), las avecillas parecían bastante alegres entre la hierba escarchada.
Efectivamente, era una tarabilla común (Saxicola rubicola) macho, no parecía afectada en absoluto.
La hembra nos dejaba bien claro que el frío, a ellas, ni fu ni fa. Eso son "pies" calientes.
Otras aves sí sufren, como se notó en el elevado número de pinzones vulgares (Fringilla coelebs) que seguramente bajaban a la costa huyendo del frío de los bosques más altos.
A otras aves como los buitrones, que en teoría sufren mucho las heladas, ni los vi, mal invierno para ellos. A estas garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), también amantes del calor, se las veía fuera de sitio.
Aunque abriendo el objetivo vemos que en la compañía habitual, no habrá problema para alimentarse.
Y finalicé mi periplo con las orejas heladas pero absorto en el espectáculo de ver lo que nunca antes había visto: la Charca de la Aliseda pantanosa helada casi en su totalidad, todo lo que se ve en la foto, salvo la mancha de agua libre al fondo, es una costra de hielo.
Una preciosidad, aunque me hubiese gustado que el frío trajese más aves, y no fue el caso, este invierno está siendo objetivamente desastroso en aves invernantes, algo está pasando en Asturias, está claro, y nada bueno.