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sábado, 18 de abril de 2020

Santoña en carnaval (II): Marismas de Bengoa, ibis sagrado, focha común leucística, espátulas y demás.

Al día siguiente comenzamos caminando desde las conserveras de anchoa en dirección al observatorio de las marismas de Bengoa, con límite en la carretera que cruza antes de llegar a la playa de Berria. Al estar en marea baja, un espacio amplísimo lleno de sorpresas.








Ya a la salida, una gran sorpresa con la aparición de una focha común (Fulica atra) leucística.













Salvo por un manojo de plumas del ala derecha, era blanca al completo.











Muy diferente, desde luego, del resto de compañeras, con el color habitual.










Encontramos los habituales grupos de ánades rabudos (Anas acuta).












Numerosos ánades azulones (Anas plathyrynchos), frisos (Anas strepera) y cercetas comunes (Anas crecca).






Menos numerosos, y más dispersos, los cucharas europeos (Anas clypeata)...












...y los porrones europeos (Aythya ferina).















En las pequeñas lagunas, algún somormujo lavanco (Podiceps cristatus).













Y varios zampullines chicos (Tachybaptus ruficollis).













Las superficies emergidas en marea baja son un imán para las limícolas.












Muchos archibebes comunes (Tringa totanus)...











...y zarapitos reales (Numenius arquata).














También individuos aislados de zarapito trinador (Numenius phaeopus).











Una vez en el mirador-observatorio, optamos por seguir caminando por el dique de las marismas.




Desde allí aumentaba mucho la presencia de árboles de ribera, lo que facilitaba el escondite de las zancudas, la más interesante el ibis sagrado (Threskiornis aethiopicus).
Esta especie, que lleva unos años con ejemplares dispersos por todo el Cantábrico provenientes de la población asilvestrada en el oeste de Francia, es desde luego muy llamativa, y cuando la vimos estaba dando buena cuenta de una anguila.





Además, algunas garzas reales (Ardea cinerea).














Y media docena de espátulas (Platalea leucorodia).












En los árboles, los primeros reclamos de las paseriformes, como el pinzón vulgar (Fringilla coelebs).












Como habitualmente, un paseo muy productivo.

jueves, 14 de enero de 2016

Viaje a Santoña: Ánades rabudos en las Marismas de Bengoa

Pues nada, tiramos hacia las Marismas de Bengoa, caminando por el borde del camino que comunica las naves industriales al Norte de Santoña con el Observatorio de Bengoa. Un paseo muy agradable.









Tuvimos que bordear toda la reserva de Santoña por el oeste debido a unas obras.














Al Sur, un paisaje guapísimo, y al telescopio veíamos decenas de barnaclas carinegras, demasiado lejanas, después las pillaríamos de lleno.



Al estar la marea muy baja, hacia el Sur casi no veíamos aves, pero hacia el Norte la cosa cambiaba mucho, disfrutando de una "patada" memorable.








Lo más abundante, los ánades rabudos (Anas acuta), nunca había visto tantos juntos, decenas.













Más lejanos y esquivos, los abundantísimos silbones europeos (Anas penelope), después los veríamos por miles.










Unos cuantos ejemplares de zampullín chico (Tachybaptus ruficollis).












Y al menos 1/2 docena de los simpáticos zampullines cuellinegros (Podiceps nigricollis). De los cuellirrojos, que se vieron algunos el mismo día aquí, nosotros, ni rastro, lástima.









De limícolas, los más abundantes, los zarapitos reales (Numenius arquata), con algunos ejemplares de zarapito trinador (Numenius phaeopus).


Cercanos, los andarríos chicos (Actitis hypoleucos).















Y pequeños grupos de archibebes comunes (Tringa totanus).











De gaviotas, menos de las que me esperaba, dominaban las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), con algunas cabecinegras dispersas.
















En el aire, grupos grandes de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis), hacia los prados y el ganado.








Sin demasiado peligro para ellas, patrullaba un busardo ratonero (Buteo buteo).











Hablando de patrullar, al fondo, el enorme edificio del penal del Dueso, triste una cárcel en un paisaje tan idílico.










En los alrededores, 4 charranes patinegros (Sterna sandvicensis), cormoranes grandes, garcetas comunes, garzas reales, ánades azulones, fochas comunes...¡una maravilla!











Llegamos a nuestro objetivo, el observatorio, en el que, por la marea, no vimos casi nada.











En resumen, una marisma llena de vida y con mucho que ver.





















A la chavalería abundante que llevábamos con nosotros les encantó el paseo, y a los mayores nos sirvió para las grandes aventuras que nos esperaban en nuestra siguiente parada, en el puerto de Santoña.