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domingo, 6 de diciembre de 2020

El paso postnupcial por La Vaca: otro festín interrumpido

 De nuevo el puñetero Covid nos deshizo la ilusión a los muy fans del paso de aves marítimas por La Vaca: justo cuando empezaba lo mejor llegó la restricción perimetral (que luego se admitió que no sirvió para nada) y nos quedamos en nuestros lugares de residencia. Otra pena más.









Sin duda lo más interesante, para mi gusto, las pardelas, aquí en la foto, pardelas baleares (Puffinus mauretanicus).

Buenos trenes tuvimos mientras nos dejaron llegar, también de pardelas sombrías, con días también con algún ejemplar suelto de pardelas capirotadas y escasas cenicientas.






Muy abundantes también los negrones comunes (Melanitta nigra), pasando a toda velocidad hacia el oeste delante de nuestros telescopios. Ni rastro un año más de los especulados.








Págalos grandes, parásitos, pomarinos...multitud de gaviotas, pero lo más abundante, siempre, los alcatraces atlánticos (Morus bassanus), de los que os dejo algunas fotos. A ver si el año que viene (si llegamos) tenemos más suerte con el paso y con nuestros gestores.








domingo, 5 de enero de 2020

Disfrutando del paso de aves marinas por la Vaca

Otro otoño más pudimos disfrutar del paso postnupcial desde la punta La Vaca.










Aunque no tuve mucho tiempo ni fui tantos días como hubiese deseado, tuve la suerte de acudir en ocasiones en las que el Cantábrico me obsequió con el paso de miles de aves.








Sin duda, los más abundantes y los que más me llamaron la atención fueron los alcatraces atlánticos (Morus bassanus), con picos de casi 3.000 aves a la hora, lo que resultaba en una casi por segundo, un auténtico momento de locura para cualquier amante de las aves marinas.






Además del paso en sí, también tuve la grandísima suerte de disfrutar de la presencia de un par de bancos de peces que atrajeron la atención, respectivamente, de los alcatraces, como podéis ver en este vídeo. Centenares de aves calando desde las alturas como misiles, un grandioso acontecimiento.









Otro día, el bando, aunque más pequeño, constaba de decenas de alcatraces, pardelas sombrías (Ardenna grisea), pardelas baleares (Puffinus mauretanicus), pardelas capirotadas (Ardenna gravis) y pardelas pichonetas (Puffinus puffinus). Otro gran momento (menos para las pobres sardinas...)










Otras aves abundantes, los negrones comunes (Melanitta nigra), aunque pasan tan rápido que casi ni los captas y ya se fueron.












Los págalos pomarinos (Stercorarius pomarinus) también pasaron abundantes, tanto en parejas...









...como en pequeños grupos. Sus parientes parásitos no se dejaron fotografiar esta vez.









Los págalos grandes (Stercorarius skua), en solitario y lejanos.












De pardelas, vi cenicientas en pequeño número,   y algunas pichonetas en días señalados.










Aunque como siempre lo más frecuente fue ver pardelas baleares...











...y sombrías, que cuando se sedimentan lo hacen en balsas realmente grandes.





Algunos charranes, como el patinegro (Thalasseus sandvicensis) en números moderados.












Y como no podía ser de otro modo, decenas de gaviotas sombrías (Larus fuscus) buscando sus lugares de invernada.










Una gran época para estar a pie de cabos y salientes frente al Cantábrico. Dejo alguna foto más, el año que viene espero estar en la Vaca de nuevo.

























domingo, 21 de abril de 2019

Escapada a Galicia en febrero: Pocos bichos.

El tradicional viaje de fin de semana en febrero a la costa gallega más cercana a Asturias no salió del todo bien, con muy pocas aves interesantes, salvo la gaviota esquimal, de la que nos ocuparemos en la siguiente entrada. Como este andarríos chico (Actitis hypoleucos) de Cariño, hacía tal calor que merecía la pena darse un chapuzón.

 Pocas especies y en poco número, poca cosa destacable, por ejemplo, los chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) de las playas de Espasante, media docena, y una docena en San Cibrao.




Un zarapito trinador (Numenius phaeopus), siempre escasos como invernantes, en Viveiro.













Del mismo lugar, un archibebe claro (Tringa nebularia). Había otro en O Vicedo.










Ostreros (Haematopus ostralegus), 11 había en Cariño.








Afortunadamente, nunca fallan en Cariño.













En Foz, otros 5.













Garzas reales (Ardea cinerea), como esta del Puerto de O Barqueiro, en cada ría.











Las gaviotas me fallaron, con bajos números y ni una sola gaviota blanca, primera vez que me sucede en 5 años, mala suerte porque en pocos días llegaron unas cuantas. Lo más blanco que vi, algunas gaviotas argenteas (Larus argentatus), como esta de Cariño.








Interesante concentración de gaviotas canas (Larus canus), en Cariño, con 5 ejemplares.













Pero no pude localizar a Phil, que es todo un clásico.












En Estaca de Bares, decenas de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis).










Pero muy poco paso de aves marinas, aparte de los siempre presentes en el paso alcatraces atlánticos (Morus bassanus).










En Cabo Ortegal, impresionaba verlos pasar frente a Os Aguillons.












Cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), en paso también en Estaca.












De patos buceadores, nada de nada. De paseriformes, algunos detalles, como un par de bisbitas costeros (Anthus petrosus) en el pueblo de Bares, fue incapaz de sacar una foto decente.









Gran cantidad de acentores comunes (Prunella modularis), como este en San Andrés do Teixido.









Y finalizo como empecé, con un baño en Cariño para quitar el calor, en este caso le tocaba al escribano soteño (Emberiza cirlus).

sábado, 8 de diciembre de 2018

Disfrutando el temporal desde la Punta la Vaca

A finales de octubre a los asturianos nos sorprendió el tremendo temporal que trajo nieve a cotas propias de enero o febrero, y que, con los árboles todavía cargados de hojas y frutos, sumió en el caos a los valles de la cordillera Cantábrica. En mi caso, me encontré amaneciendo con este paisaje infernal que me echó de la Vaca a los pocos minutos de llegar. Al segundo rayo que cayó al lado hice el petate, la situación fue peligrosa de verdad.




Me dio tiempo a ver poca cosa, los pájaros no dejan de migrar haga el tiempo que haga, pero en este caso lo hicieron en números muy pequeños, sobre todo alcatraces (Morus bassanus).






De allí me fui a la cercana punta Sabugo, donde pude colocar el 4x4 frente al mar y disfrutar sobre todo de los cambios del paisaje a cada racha de lluvia que traía el viento norte.










El Cabu Peñes al Oeste era un telón de fondo perfecto, sobre todo si puedes verlo calentito desde el coche.

Desde la punta vi un número muy bajo de especies marinas, mucho menos de lo que se esperaba dadas las condiciones infernales en alta mar, pero algo pasó por allí, por ejemplo un buen número de negrones comunes (Melanitta nigra).







Entraron desde el mar pajarinos como esta collalba gris (Oenanthe oenanthe), cruzar el mar en estas condiciones debe ser toda una odisea.











Aunque este ejemplar de collalba de la foto fue el más cercano y fácil de fotografiar, los más abundantes fueron los bisbitas pratenses, que entraban a tierra despavoridos, alguno se refugió directamente debajo del coche.









Así que me dediqué fundamentalmente a fotografiar las condiciones cambiantes del mar, aquí os dejo unas fotos.