
El tradicional viaje de fin de semana en febrero a la costa gallega más cercana a Asturias no salió del todo bien, con muy pocas aves interesantes, salvo la gaviota esquimal, de la que nos ocuparemos en la siguiente entrada. Como este
andarríos chico (Actitis hypoleucos) de Cariño, hacía tal calor que merecía la pena darse un chapuzón.
Pocas especies y en poco número, poca cosa destacable, por ejemplo, los
chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) de las playas de Espasante, media docena, y una docena en San Cibrao.
Un
zarapito trinador (Numenius phaeopus), siempre escasos como invernantes, en Viveiro.

Del mismo lugar, un
archibebe claro (Tringa nebularia). Había otro en O Vicedo.
Ostreros (Haematopus ostralegus), 11 había en Cariño.

Afortunadamente, nunca fallan en Cariño.
En Foz, otros 5.
Garzas reales (Ardea cinerea), como esta del Puerto de O Barqueiro, en cada ría.

Las gaviotas me fallaron, con bajos números y ni una sola gaviota blanca, primera vez que me sucede en 5 años, mala suerte porque en pocos días llegaron unas cuantas. Lo más blanco que vi, algunas
gaviotas argenteas (Larus argentatus), como esta de Cariño.

Interesante concentración de
gaviotas canas (Larus canus), en Cariño, con 5 ejemplares.
Pero no pude localizar a Phil, que es todo un clásico.
En Estaca de Bares, decenas de
gaviotas patiamarillas (Larus michahellis).

Pero muy poco paso de aves marinas, aparte de los siempre presentes en el paso
alcatraces atlánticos (Morus bassanus).

En Cabo Ortegal, impresionaba verlos pasar frente a Os Aguillons.
Cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), en paso también en Estaca.

De patos buceadores, nada de nada. De paseriformes, algunos detalles, como un par de
bisbitas costeros (Anthus petrosus) en el pueblo de Bares, fue incapaz de sacar una foto decente.
Gran cantidad de
acentores comunes (Prunella modularis), como este en San Andrés do Teixido.
Y finalizo como empecé, con un baño en Cariño para quitar el calor, en este caso le tocaba al
escribano soteño (Emberiza cirlus).