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sábado, 9 de mayo de 2020

Resumen invernal del Parque Isabel: Poco hubo.

Un invierno flojo más, pocos invernantes...la tónica del último lustro. Incluso los habituales, por ejemplo, el porrón europeo (Aythya ferina), no vi ningún día más de 10 ejemplares.








Pocos machos además. Esta hembra salió al césped, algo poco habitual.












De porrones moñudos (Aythya fuligula), todavía peor, solo vi a este macho este invierno.













Los cucharas europeos (Anas clypeata), alrededor de una docena.









Siguió el ánade rabudo macho (Anas acuta) silvestre algunas semanas acompañando a sus compañeros provenientes de granja.











Aunque el número de gaviotas patiamarillas era elevado a diario, muy pocas gaviotas, incluso, reidoras, aparte de las patis. Esta gaviota argéntea (Larus argentatus) se dejó ver bastante. Aparentemente, un segundo invierno.









De pajarinos, mucha variedad, y muy mansos, como pudo comprobar mi sobrino con este carbonero común (Parus major). Por el interés te quiero Andrés, en cuanto enseñas la comida, se convierte en tu mejor amigo.








Muy habituales también las concentraciones de mitos (Aegithalos caudatus).












Y los pinzones vulgares (Fringilla coelebs), también invernantes numerosos en el parque.










Afortunadamente, aquí los chillidos de los martines pescadores (Alcedo atthis) son un sonido clásico del invierno.











Antes del confinamiento, parecía que se preparaban ya los nidos de la colonia de garcilla bueyera (Bubulcus ibis).













Los invernantes fueron muy numerosos, con más de 600 ejemplares.






Y llegó el virus de marras, ¡y todos para casa!
Mucho se debieron aburrir las ardillas rojas (Sciurus vulgaris) sin transeuntes a los que merodear en busca de comida fácil.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Haciendo el SACIN: Mitos

Tener un pájaro a 2 metros suele significar éxito sacándole una buena foto. Con el mito (Aegithalos caudatus), rotundamente no, se mueve tanto que te podría saltar encima y seguirías perdido intentando enfocarlo.
Fue lo mejor que pude retratarlo.

martes, 25 de septiembre de 2012

Pájaros y demás en la Senda fluvial del Piles y MAVEA en la Feria Ecosentido

Este fin de semana se va a celebrar la Feria ECOSENTIDO coincidiendo con el AGROPEC, que se celebra todos los años en el Recinto Ferial de Gijón.

A ella nos hemos apuntado MAVEA, y se van a celebrar talleres y charlas sobre ecología muy ineresantes, os recomiendo que si podéis, os paséis por nuestro stand.

Desde MAVEA, hemos estado trabajando por proteger y dar a conocer las virtudes del espacio natural que rodea a la Senda Fluvial del río Piles, en Gijón, y este es el tema estrella de nuestra aportación a la Feria.
Se trata de un área seminatural con muchos pequeños ecosistemas diferenciados, con bosques de ribera protagonizados por alisedas con muchas décadas de antigüedad, praderías de diente y 2 recientes pero importantes zonas húmedas, las charcas de la Aliseda Pantanosa, y del Ornitólogo Alfredo Noval.

Ya he hablado muchas veces de las bondades de esta pequeña zona natural de 65 hectáreas nada más, pero que sirve como corredor conectando Gijón y sus afueras con el espacio rural que lo rodea, atesorando rincones encantadores en los que la población puede disfrutar de una naturaleza insospechadamente rica y salvaje, sin tener que moverse apenas del casco urbano.

Es esta singularidad, unida a la fragilidad que todos estos valores poseen, lo que ha llevado a MAVEA a solicitar formalmente la declaración del MONUMENTO NATURAL DE LAS VEGAS BAJAS DEL RÍO PILES, declaración que añadiría seguridad jurídica y un marco normativo que proteja para las generaciones futuras toda la biodiversidad que nos podemos encontrar aquí.
Va a ser un camino largo, pero por ahora hemos conseguido, por ejemplo, que se cambie la normativa de pesca en este tramo fluvial, y que se tenga conciencia por parte del Ayuntamiento de Gijón de ciertas prácticas incompatibles con la preservación de la fauna y flora que lo habitan.

Pues nada, invitaros a pasarse por la Feria, intentaré estar personalmente allí, y recoger sugerencias.

Mientras tanto...sigo paseando por esta zona, y encontrándome pequeñas maravillas, como este mosquitero musical (Phylloscopus trochilus), uno de los muchos que llevan ya semanas pasando por Asturias camino de África.













Se les encuentra casi en cada árbol de la Senda, en los bosquetes de ribera.






Otro muy abundante, pero este es sedentario, el mito (Aegithalos caudatus), siempre muy curioso hacia los humanos.















Se mueve en grupos familiares, y casi siempre hay un ejemplar un poco más curioso que se rezaga un poco y te observa disimuladamente.







Esta otra ave es bastante menos discreta, y destaca a mucha distancia, es la garza real (Ardea cinerea).










También pasa por las copas de los árboles el busardo ratonero (Buteo buteo), buscando pitanza.











Bajo los alisos, una paloma torcaz (Columba palumbus) con todos los signos de haber sido capturada por el halcón peregrino (Falco peregrinus), que caza muy frecuentemente por aquí, desde que yo era crío, y va para 40 años, siempre han tenido un buen cazadero, aunque hace ya décadas que no crían aquí.
El halcón se come lo 1º la pechuga de la paloma, y deja aquí el resto del cadáver.

Debería ser suficiente advertencia para otras palomas, pero al menos estas, seguían comiendo tan panchas.










En los pastizales, las jóvenes urracas (Pica pica) aprovechan a las vacas que pastan y levantan insectos para buscar su alimento.








Hasta que se canalizó el río muy recientemente, todos los extensos pastizales que rodean al río Piles se inundaban en invierno, con riadas que yo recuerdo perfectamente. Todo el aporte de sedimentos que traía el río hacían de estos prados súmamente fértiles, y daban un pasto suculento que aprovechaban ganado y ganaderos.






Yo me crié aquí, y me bañaba en este río, y era habitual que las vacas, que rondaban libres por los prados, bajasen al río a bañarse a tu lado, o a cruzarlo por pasos centenarios, que recordaban a pequeña escala los documentales de los ñúes en el Serengeti.
Ahora las vacas ya no se bañan con los niños, pero a veces una visión fugaz te transporta a la niñez.




De la niñez son también los recuerdos de cuando íbamos a robar fruta a las fincas que rodeaban los prados a la vera del río...sigue apeteciéndome entrar a por fruta tan buena como esta pera.
Y es que la fertilidad de estas vegas es prodigiosa.

La pena es que ya casi nadie recoge estos frutos.











Y que si entrase (vg) a robar estos figos, ya no saldría el paisano con el trabuco de sal y el perro ladrador a espantarnos, seguramente un triste furgón con guardia de seguridad vendría activado por las alarmas de los chalets que ocupan las antiguas casas de labranza.





Aunque el sotobosque está arrasado por el paso de la gente, estos alisos (Alnus glutinosa) conservan en sus tupidas ramas una variedad de aves extraordinaria, como doy fe cuando los censo cada año.
Hay que tratar de conservar esta inesperada riqueza natural periurbana con uñas y dientes, sería una pena perder estos valores para las nuevas y futuras generaciones.




Ya nadie hace vino ni licor con las bayas del saúco (Sambucus nigra), y su superproducción de ricas bayas acaba en parte en el gaznate de las aves que las disfrutan, y en parte en el suelo, una pena porque se pueden hacer productos ricos, sanos y estimulantemente nutritivos.







Representando a la riqueza entomológico de la zona, 2 mariposas: una pavo real (Inachis io), mostrándonos su engañosamente monótona coloración cuando cierra las alas.








Y una de las miles de anónimas mariposas que con su aportación llenan de flores y frutos nuestros campos, en este caso es una dorada de orla ancha (Ochlodes venata).








Pues nada, os invito a conocer esta maravilla, y después, a tratar de hacerla compatible con el trasiego humano. Para empezar, lo mejor es conocerla.