A la izquierda, la playa de Xaxebe. A diferencia de otras playas kilométricas de la zona, esta es más bien pequeña, pero el encanto es el de su aislamiento, su absoluta soledad, y poder estar en pleno julio escuchando los grandes cuarzos de su arena chocando con tus pies en total silencio ambiental.

Cons, a la derecha, algo mayor, y con unas dunas pletóricas de vida vegetal en flor, disfruta de ser una de las pocas playas en las que es habitual encontrase con granates en la arena, lo que le da un tono rosado precioso.
Vale la pena hacer una parada aquí y disfrutar en soledad (o no) del atardecer.
Por aquí se llega, a ambos lados del mínimo aparcamiento.
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