
Abundante y variado el paso por Cabu Peñes en este prenupcial en el capítulo de limícolas, especialmente por la pequeñísima charca temporal de Coneo.

En esta pradería inundada hubo cada día llegada y salida de decenas de limícolas que parovechaban la riqueza en comida que se encontraban. por ejemplo, hubo
andarríos grandes (Tringa ochropus).

Aunque en menor número que otros limícolas, se vieron bastantes días.

Casi siempre acompañaban a los limis algunas anátidas, como este
ánade azulón (Anas platyrynchos), que parecía gigante en comparación.

Otros abundantes fueron los
archibebes comunes (Tringa totanus).

Más esporádicos, pero muy llamativos, los
correlimos zarapitines (Calidris ferruginea).
Cada vez se ve menos esta especie en Asturias, y verla en charcas interiores es todavía más curioso.
Acompañados siempre por sus primos más abundantes, los
correlimos comunes (Calidris alpina).
Un espectáculo verlos llegar directos a la charca desde a saber qué remota zona del Ártico.
Sólo vimos un ejemplar del escaso
andarríos bastardo (Tringa glareola).
Llamaba bien la atención entre los otros limícolas mucho más habituales.
El día que lo vimos estaba acompañado por un ejemplar de
tarro blanco (Tadorna tadorna).
Una extraña compañía para migrar, pero bienvenidos sean.
Los
zarapitos trinadores (Numenius phaeopus), también muy abundantes, se repartían entre la charca de Coneo y las praderías del resto de Peñes.

Los
combatientes (Calidris pugnax), repartidos también entre charca y praderías, aunque mucho más escasos.
Saltando de scolopacidae a charadridae, todo un lujo este año con grandes bandos, tanto en el aire, como estos
chorlitos dorados europeos (Pluvialis apricaria).
Desde luego, en tierra son mucho más llamativos, una preciosidad de plumaje.
Entre los rastrojos, con otros limícolas en minoría.
Los
chorlitos grises (Pluvialis squatarola) también se juntaban en grandes bandos.

A veces casi indetectables.

Otras veces eran otros vecinos muy diferentes los que los delataban, como esta
perdiz roja (Alectoris rufa). Una extraña combinación, unas aves viniendo de África camino del Ártico, y otras criadas seguramente en cautividad y supervivientes de la temporada de caza.
Los
faisanes comunes (Phasianus colchicus) tampoco son el colmo de la prudencia, tan fáciles de ver como de cazar, me imagino.

Termino con los chorlitejos, también muy abundantes y presentes a lo largo de todo el paso prenupcial, principalmente el
chorlitejo grande (Charadrius hiaticula), al que ya vimos escondido en varias de las fotos anteriores.
Al
chorlitejo chico (Charadrius dubius) de esta foto, lo acompañaban varios ejemplares más en la charca de Coneo.

En definitiva, un paso prenupcial muy destacado, esperemos que se repita el año que viene.