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martes, 8 de enero de 2019

Porrón osculado, cisne cantor y serretas medianas en la ría del Eo: Una mañana fenomenal.

No se dio nada mal el 8 de diciembre, cuando acudí a la Ensenada de la Linera, dentro de la río del Eo, en la parte asturiana, poco antes de llegar a Castropol.
De entrada, un cisne cantor (Cygnus cygnus).






Me disculpo de antemano por la escasa calidad de las fotografías, pero el que conozca la zona sabe que hay casi (y en algunos puntos sin el casi) un kilómetro lineal hasta las aves a observar, es una lástima porque se ven aves muy interesantes, pero otra cosa es fotografiarlas.








Este cisne es tan inmenso, y destaca tanto por su color, que se vio a simple vista, pero a pesar de su tamaño, aparentemente pasaba desapercibido para los recogedores de xorra que lo rodeaban a relativamente corta distancia.












A este ejemplar no se le volvió a ver por la zona, aunque puede que sea uno de los varios cisnes cantores que se vio unos días antes por la costa oriental asturiana y unos días después por Galicia.






Como las fotos son un dolor, os dejo un vídeo donde sí que se le ve mucho mejor.














La segunda gran sorpresa del día fue una hembra de porrón osculado (Bucephala clangula). Esta fue más difícil de ver, por la gran distancia y el pequeño tamaño de la patita. pero la combinación de colores, la gran cabeza, y sobre todo el rasgo más definitorio, que es lo que los ingleses llaman el goldeneye, me hizo enseguida darme cuenta de lo que estaba viendo, aunque tal y como veis en la foto, fue dificultoso.





No ayudaba el que estuviese rodeado de decenas de silbones europeos (Anas penelope) y azulones (Anas platyrhynchos).









Afortunadamente, no hace tanto tiempo tuvimos a otro ejemplar en el embalse de San Andrés al que pude observar en varias ocasiones, y conseguí no perder de vista sus características, además al ser buceador, fue un reto no perderlo.







Como en las fotos estaréis viendo poca cosa, os dejo otro vídeo, de mala calidad, pero suficiente para identificar a este pato tan curioso.
A diferencia del cisne, este porrón sí que se mantuvo semanas aquí, siendo vuelto a ver por Gilberto Sánchez Jardón y por Jorge Valella, que le hicieron un excelente seguimiento.










Además de estas 2 especies, había ejemplares sueltos de ánade rabudo (Anas acuta), y friso.







De limícolas, no tantas como de anátidas, pero había varias decenas de agujas colinegras (Limosa limosa), alguna colipinta, varios archibebes comunes, unos pocos correlimos comunes, otros tantos tridáctilos, alrededor de la veintena de zarapitos reales (Numenius arquata), y ejemplares sueltos de chorlito gris y archibebe claro.

De zancudas, una decena de espátulas (Platalea leucorodia), varias garzas reales, una docena de garcetas comunes...interesante el número de gaviones atlánticos (Larus marinus), por encima de la media docena.



Cuando ya pensaba que se acababa la fiesta, me acerqué a la villa de Castropol, desde cuyo espigón pude ver nada más llegar a 3 serretas medianas (Mergus serrator) hembras, también por desgracia muy lejanas.





En este lugar tengo visto simultaneamente hasta 6 colimbos a la vez, pero en esta ocasión lo único que vi buceador fue a un lejano zampullín cuellinegro. Y los siempre presentes cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) que me despidieron. Una mañana para recordar.

viernes, 5 de enero de 2018

Porrón acollarado y silbones americanos: Bien pero lejos.

No todos los días se ven 2 especies nuevas de ave, y eso es un alegrón, pero los vi tan lejos y en tan malas condiciones atmosféricas que el disfrute fue menor de lo esperado.




A la porrona acollarada (Aythya collaris) la vi enseguida, ya que no paraba de zambullirse, y la combinación de colores es sencilla de distinguir de cualquier otra especie de porrón.





Sin embargo, las condiciones aquella mañana de diciembre en la ría del Eo eran malas, con lluvia, niebla y al menos 400 metros entre los patos y yo, así que se hizo lo que se pudo al telescopio, y con la cámara ya fue casi heróico sacar algo medio decente.







La acompañaba un macho de porrón moñudo (Aythya fuligula), y era tal la distancia que mantuve la duda de si sería macho de acollarado hasta que consulté con amigos que habían estado en mejores condiciones y me confirmaron que era macho de moñudo.



Os dejo un cutrevídeo de estos 2 porrones.















Los silbones americanos (Anas americana), pese a ser de mayor tamaño, y, al menos los machos, más llamativos, estaban todavía más lejos, así que costó un montón localizar a los 2 machos y 2 hembras.


Los machos, con la gran franja verde y la corona blanca pura eran fáciles de seguir, pero las hembras aunque acababas de hacerte a su cabeza grisácea, más que nada por comparación, no eran a esa distancia tan sencillas de localizar.




A esto se unía la gran cantidad de silbones europeos (Anas penelope), por encima de los 50, que rodeaban al cuarteto forastero, haciendo complicada la identificación.







Había además una media docena de ánades frisos (Anas strepera) y rabudos (Anas acuta), y unos 30 azulones (Anas platyrynchos).
Es fácil ver a los 4 silbones americanos en estos 2 vídeos que os traigo.











La calidad, como veis, brilla por su ausencia, es lo que se pudo hacer.














A las que pude ver al lado fue a las 10 espátulas (Platalea leucorodia), acompañadas de algunas garcetas comunes (Egretta garzetta), y de una garza real (Ardea cinerea).









En resumen, mereció la pena el viaje y el madrugón, pero se hubiese agradecido mejor climatología y mayor acercamiento de estas anátidas.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Bisbitas en la niebla

Acabé en el observatorio de Salías, en Castropol, uno de esos numerosos días de niebla del último mes, y aunque no pude ver a las aves de la ría, sí pude ver a los numerosos pájaros que llegaban cansados a la orilla a mi lado.















Los más numerosos, y los que más abatidos parecían, eran los bisbitas pratenses (Anthus pratensis), tan cansados llegaban que se ponían a escasos metros a descansar.













Descansaban unos minutos, e, inmediatamente, a comer lo primero que encontraban.













Iban llegando de uno en uno para después organizar pequeños grupos.














También apareció un par de verdecillos (Serinus serinus), en principio pensé que eran lúganos, pero no.













Estos sí que comían mucho y rápido, parece mentira con ese pico tan mínimo.












Os pongo un pequeño vídeo de tan frenética actividad.














Desde luego recargaron lo suyo en los minutos que me acompañaron.















La pareja local de colirrojo tizón (Phoenicuros ochruros), prefería picar algo por el pedrero.









Varias cornejas negras (Corvus corone) encontraron enseguida qué comer también entre los charcos de la marea.




Los que luego dicen que las zonas húmedas son ciénagas sin vida, a mí me da la risa como a la corneja.











Y nada, no despejó la niebla, había muchas acuáticas a lo lejos, entre ellas espátulas (Platalea leucorodia), pero poco se pudieron disfrutar.



martes, 5 de enero de 2016

Por la Ría del Eo: Salías.

Hacía mucho que no estaba por aquí, y me lo pasé muy bien. Hay un observatorio estupendo en Salías, con unas vistas que abarcaban toda la ensenada de la Linera.

Desde aquí pude ver unas 20 agujas colinegras (Limosa limosa).











También un buen montón (como 100) correlimos comunes (Calidris alpina), con algunos archibebes comunes y claros, andarríos chicos...









Varios sustos, con un ánade extraño (dicen que híbrido o escape), que talmente parecía un ánade sombrío americano.










Como veis, daba el pego totalmente.












Y un par de negronas comunes (Melanitta nigra), tan claras en la cabeza que, en la gran distancia, parecían otra cosa.









Más comunes, aunque mucho más escasos que en décadas pasadas, los silbones europeos (Anas penelope).










La sorpresa del día fue ver a una ánade azulona (Anas platyrynchos), anillada en el pico, en portugal, es J3/X/J3.










Y el primero de los varios colimbos grandes (Gavia immer) que me encontraría, bien lejos.