Otro otoño más pudimos disfrutar del paso postnupcial desde la punta La Vaca.
Aunque no tuve mucho tiempo ni fui tantos días como hubiese deseado, tuve la suerte de acudir en ocasiones en las que el Cantábrico me obsequió con el paso de miles de aves.
Sin duda, los más abundantes y los que más me llamaron la atención fueron los alcatraces atlánticos (Morus bassanus), con picos de casi 3.000 aves a la hora, lo que resultaba en una casi por segundo, un auténtico momento de locura para cualquier amante de las aves marinas.
Además del paso en sí, también tuve la grandísima suerte de disfrutar de la presencia de un par de bancos de peces que atrajeron la atención, respectivamente, de los alcatraces, como podéis ver en este vídeo. Centenares de aves calando desde las alturas como misiles, un grandioso acontecimiento.
Otro día, el bando, aunque más pequeño, constaba de decenas de alcatraces, pardelas sombrías (Ardenna grisea), pardelas baleares (Puffinus mauretanicus), pardelas capirotadas (Ardenna gravis) y pardelas pichonetas (Puffinus puffinus). Otro gran momento (menos para las pobres sardinas...)
Otras aves abundantes, los negrones comunes (Melanitta nigra), aunque pasan tan rápido que casi ni los captas y ya se fueron.
Los págalos pomarinos (Stercorarius pomarinus) también pasaron abundantes, tanto en parejas...
...como en pequeños grupos. Sus parientes parásitos no se dejaron fotografiar esta vez.
Los págalos grandes (Stercorarius skua), en solitario y lejanos.
De pardelas, vi cenicientas en pequeño número, y algunas pichonetas en días señalados.
Aunque como siempre lo más frecuente fue ver pardelas baleares...
...y sombrías, que cuando se sedimentan lo hacen en balsas realmente grandes.
Algunos charranes, como el patinegro (Thalasseus sandvicensis) en números moderados.
Y como no podía ser de otro modo, decenas de gaviotas sombrías (Larus fuscus) buscando sus lugares de invernada.
Una gran época para estar a pie de cabos y salientes frente al Cantábrico. Dejo alguna foto más, el año que viene espero estar en la Vaca de nuevo.
Estos piratas del mar nos siguieron toda la singladura, dándonos buenos momentos en cada pasada.
Más abundantes y con una coloración más brillante los juveniles.
Muy impresionante cada vez que un adulto, un ave formidable y con aspecto de haberlo vivido todo en alta mar, se nos acercaba.
Y es que el págalo grande (Stercorarius skua) no se detiene ante nada al perseguir a las aves marinas más variadas y arrebatarles su comida, todas pueden en algún momento tener a los skuas volando a toda velocidad detrás suyo.
Desde los grandes alcatraces atlánticos (Morus bassanus)...
...a los gaviotas patiamarillas (Larus michahellis)...
...y gaviotas sombrías (Larus fuscus)...
...aunque con quien más se ensañan es con los hiperactivos charranes, como los comunes (Sterna hirundo)...
...charranes patinegros (Sterna sandvicensis)...
...o fumareles comunes (Chlidonias niger). A cualquiera de ellos lo perseguirá hasta hacerle devolver el chum, dando un espectáculo único.
Me pasé unas cuantas veces por La Vaca el último mes y pude disfrutar como un enano del paso de tantas y tantas miles de aves marinas, de 25 especies diferentes, fue memorable cada uno de los días. Es muy difícil o literalmente imposible fotografiar la mayoría de las especies, pero os pongo unas pocas fotos y vídeos que no hacen ni la más leve justicia a lo que realmente se ve a través del telescopio.
Vi más págalos que nunca, especialmente decenas de págalos grandes (Stercorarius skua), aunque también varios parásitos y pomarinos.
También unos bandos espectaculares que sumaban cientos de charranes patinegros (Sterna sandvicensis). Muchos charranes comunes y algún que otro ártico, fumareles comunes, charrancitos...
Alcatraces (Morus bassanus) fueron varios miles, bandos lejanos grandes...
...y otros ejemplares tan cercanos que hasta mi hijo con un objetivo "normal" pudo captarlo.
Maravillosos cuando te pasan por encima...
...pero también cuando pasan bien lejos, y los observas luchando lentamente con el viento, las olas y la lluvia, son poesía en movimiento las marinas.
Los que nunca pasan lentos son los negrones comunes (Melanitta nigra).
Difícil seguir a los trenes de negrones comunes, son rápidos y directos.
Como un único ser vivo se encogen, se estiran...
Pude observar muchos cientos, por desgracia ninguno especulado, qué triste lo de esta especie, otra que se nos va al cajón de las accidentales...
Por supuesto, muchas gaviotas que llegan, algunas con un pan bajo el pico, como esta sombría (Larus fuscus).
Ostreros (Haematopus ostralegus), junto con chorlitos, zarapitos, archibebes, andarríos y un largo etcétera de pequeñas pero ultrarresistentes limícolas.
No olvidamos a las aves residentes, como las gaviotas patiamarillas (Larus michahellis).
O los cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis).
En fin, una gozada, y eso que no pongo aquí, por infotografiables, a las pardelas pichonetas, sombrías, baleares, capirotadas y cenicientas, que sin duda, son las estrellas de este paso.
Lo que a priori parecía que iba a ser una gran día entre amigos, acabó, en lo personal, siendo un desastre. Mala mar y pocos bichos, pero, principalmente, por primera vez en muchos años cogiendo barcos, lanchas, ferrys y demás, me mareé. Y a lo grande.
Ya íbamos enganchados a un nutrido grupo de gaviotas, la mayoría patiamarillas (Larus michahellis). Y la mayoría inmaduros claro.
Bastantes gaviotas sombrías (Larus fuscus), como este 3er invierno.
Muchas menos gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), y apenas alguna gaviota cabecinegra.
Para cuando aparecieron los preciosos alcatraces atlánticos (Morus bassanus), como este 2cy, ya notaba cierta incomodidad.
Se acabaron las fotos nítidas, ya no sabía ni dónde enfocaba.
Tampoco seguía ya a los bichos, como este págalo grande (Catharacta skua) alrededor del barco, estaba K.O.
Me parecía increíble estar tan mareado, pero llegó un momento que me rendí, aquello no iba a mejorar, a estas alturas del Cantábrico se me apagaron las luces. Y lo peor era que me quedaban varias horas de oleaje.
Todo lo demás fue una nebulosa de dolor, convulsiones y querer volver a mi casa cuanto antes. Todavía pude ver a las gaviotas tridáctila y cana, a las pardelas sombrías, y algún picado de los alcatraces, pero apenas podía abrir los ojos y se me hizo un infierno. Un día para olvidar, sin duda.