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jueves, 10 de mayo de 2018

Algunos bichos que despertaban por Cabu Peñes

Hace un par de semanas los primeros días tibios hacían las delicias de varias especies de aves que despertaban del duro invierno para empezar con las labores reproductoras. Posiblemente el más notorio era el bisbita arbóreo (Anthus trivialis).














Como podéis ver, elevaba su canto a muchos decibelios desde los posaderos típicos de los últimos años frente al vértice geodésico.













Otros que llenaban de color su plumaje y en gran número usaban los mismos posaderos para buscar pareja eran los pardillos comunes (Carduelis cannabina).

















El trino más potente gramo a gramo, el del chochín (Troglodytes troglodytes).











Un ave mucho más grande y tímida, captada a gran distancia era el faisán común (Phasianus colchicus).













No podían faltar en Peñes los grupos de alondras comunes (Alauda arvensis), cantando tanto en el suelo como en exhibición aérea.













Había buenas gorrionadas (Passer domesticus) celebrando con gran alboroto bodas de pájaros, costó encontrar a una pareja tranquila que se quisiera retratar, como este macho...












...y esta hembra.















Otros abundantes, de trino muy suave pero nada tímido, son los acentores comunes (Prunella modularis).













Todavía más descaradas, las tarabillas comunes (Saxicola rubicola).


















También se oían los primeros mosquiteros ibéricos (Phylloscopus ibericus) por Coneo.









Esta fue mi primera lavandera boyera (Motacilla flava) de esta temporada.














No todo fueron en el paseo especies reproductoras. Hubo algo de paso lejano de zarapitos trinadores (Numenius phaeopus). Se oyeron antes de verse, muy altos.










Y finalizo con una maravillosa espátula (Platalea leucorodia) nupcial, en paso. Descansaba plácidamente en los prados inundados de Coneo.













Hasta el propio paisaje ya anunciaba la primavera en su esplendor.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Arnao-Villadún-Penarronda de pajareo.

Este triángulo siempre fue una zona caliente de pajareo en Asturias, y allí me fui, no encontré nada fuera de lo común, más allá de los chorlitos dorados que ya os puse, pero la densidad de aves fue tremenda y los paisajes que se bordean estoy seguro que curan varias enfermedades.









Ya desde la playa de Arnao buenas cifras de bisbitas pratenses (Anthus pratensis).

Por decenas en algunos puntos, escuché su reclamo todo el camino.













Los cistícolas buitrones (Cisticola juncidis) abundaban también, con menor densidad.













Las cornejas negras (Corvus corone) forman parte también del paisaje vivo.












A mitad de camino, la charca de Arnao, un pequeño oasis para las acuáticas de la zona.

La identifiqué primero erróneamente como charca de Villadún, pero Gilberto Sánchez, ornitólogo local, me aclaró el error.









Saliendo el Sol, y con una rasca importante, había muchos pajarinos alrededor: currucas capirotadas, ruiseñores bastardos, escribanos soteños...los reyezuelos listados (Regulus ignicapilla) se acercaron bastante.













En el agua, media docena de cercetas comunes (Anas crecca).







Una pareja de ánades azulones (Anas platyrynchos).








Y una asustadiza gallineta común (Gallinula chloropus).












Levitando sobre las aguas, una lavandera cascadeña (Motacilla cinerea).










A partir de ahí, el camino discurre hacia Villadún, bonita población llena de fincas con buenas poblaciones de aves, para empezar en el propio pueblo había una veintena de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) acompañando al ganado.







Da gusto ver sitios en los que los gorriones comunes (Passer domesticus) aún se desenvuelven bien.












La combinación de casas antiguas, tierras de labor y ganado hacen milagros para esta especie.













También les encanta este paisaje y paisanaje a los estorninos negros (Sturnus unicolor).












No había casa sin estornino vigilante.






Ya llegando a Penarronda, el paisaje al Sol Naciente está pidiendo un artista que lo pinte, menudos colores.

A pesar de lo placentero de la bajada a la playa, las gaviotas sombrías y patiamarillas (Larus fuscus /michahellis) son las únicas presentes, y sin anillas.




Pues nada, hacemos un 8 y volvemos entre tierras de ballico, maíz y vacas, con un montón de mirlos comunes,  y como más sobresaliente, varias decenas de zorzales comunes (Turdus philomelos), sin rastro todavía, a mediados de noviembre de los alirrojos.











Petirrojos (Erithacus rubecula).











Y muchos fringílidos, verderones comunes, pardillos comunes, y abundantísimos los pinzones vulgares (Fringilla coelebs).











Caminando caminando, llegamos a la vertical de la ría del Eo, un terreno ya más despejado, muy propio para la tarabilla común (Saxicola rubicola).







Siempre por parejas.










Y a la vista ya de la isla Pancha, terminamos una prestosa mañana de paisaje y pajareo.


jueves, 18 de agosto de 2016

Pajareando por el Camí de Cavalls (II): Roqueros solitarios, tarro blanco...y algunas impresiones.

Seguía camino de madrugada hacia Cala Blanca, y me encontré a 3 roqueros solitarios (Monticola solitarius), 2 machos y una hembra, con distintos grados de cercanía. Alguno de ellos me localizó antes que yo a él...












En su hábitat, con la roca tan fragmentada, tenían lugares de sobra para esconderse.






Pero también detecté cierta curiosidad hacia mi persona, sin que pudiese catalogar al ejemplar como cotilla...

















...sí que fue muy tolerante y tranquilo conmigo.















A diferencia de a este macho, la hembra del territorio sí que no quiso saber nada conmigo, limitándome a poder observarla a través de los prismáticos.

















Hubo un paso fugaz en pleno mar, un tarro blanco (Tadorna tadorna), que no tengo ni idea de dónde ni hacia dónde se dirigía, pero en todo caso, fue visto y no visto.









Muy abundantes, y en todas direcciones, las gaviotas patiamarillas mediterráneas (Larus michahellis michahellis), algunas todavía patrullando sus territorios de cría, protegiendo a sus pollos ya mayorcitos.








Además, muchas inmaduras de esta especie, y alguna de la gaviota sombría (Larus fuscus).











En el aire, al calentar ya el Sol, muchos vencejos pálidos (Apus pallidus), abundantes por todas partes.













Y finalmente, llegué a Cala Blanca, mi destino.

Aunque el lugar era plenamente atractivo a las 7 de la mañana, ya había gente en la playa, algunos ya bañándose, y me marché antes de que se llenase. No dejaba de tener su encanto, pero para mí una playa rodeada de chiringuitos nunca puede ser una buena playa, aunque para este cormorán moñudo mediterráneo (Phalacrocorax aristotelis desmarestii) sí lo era, y disfrutaba de las cristalinas aguas (casi) en soledad.











En Cala Blanca, abundaban los gorriones comunes (Passer domesticus).












Y también las tórtolas turcas (Streptopelia decaocto).













Ya de vuelta, como siempre, pensando, me debatía entre la admiración por un paisaje espectacular y el hastío indisimulado por su ocupación por las actividades humanas. Fue algo común a toda la isla, con rincones preciosos y otros lugares de una masificación y degradación lastimosas.
Quizás julio no es el mejor mes para ver con perspectiva, y una única visión da un diagnóstico sesgado.

Alejando el objetivo, resulta una costa amable y donde hay que buscar un poco para encontrarte sitios en los que estar tranquilo y sentir la profundidad de la personalidad de sus gentes y de su naturaleza...







...aunque acercándose un poco, hay barbaridades que están fuera de toda ética y estética. Para un asturiano, había lugares supuestamente calificados en las guías de turismo como vírgenes que enseguida llamaban al chiste fácil, supongo que en Asturias estamos mal acostumbrados a poder caminar kilómetros de playa sin ver un alma, y no es una buena piedra de toque. A veces mamotretos como este de Cala en Forcat ensuciaban kilómetros de paisaje. Hay que pensar en los puestos de trabajo, en la economía, sin duda, pero creo que otro modelo es posible. En fin.

Ya de vuelta, me acercaba a mi destino definitivo, la mucho más tranquila zona del Cap d'Artrutx, igualmente masificada de viviendas vacacionales, incluida la mía, pero con una, al menos paisajísticamente, menor tendencia a machacar la costa.





Ya sólo me quedaba pasar el último cartel...












...y apuntarme una mariposa presente pero muy escasa en Asturias, el lobito jaspeado (Pyronia cecilia). Una hembra.