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martes, 11 de febrero de 2020

Con MAVEA a las Villuercas (V): Senda del río Ruecas

Justo en la periferia de Cañamero, encontramos un pequeño sendero en el que buscar un sitio para merendar, fue un acierto parar aquí.












En menos de 2 kilómetros bajamos a una pequeña presa que en verano debe ser una delicia de frescor.










En los riscos alrededor del desfiladero que forma el río Ruecas vimos un bonito roquero solitario (Monticola solitarius).









Y un par de enormes y llamativos buitres negros (Aegypius monachus).












Y es que aquí basta alejarse unos cientos de metros de la ciudad para disfrutar de un paseo bien interesante.

lunes, 10 de febrero de 2020

Con MAVEA a las Villuercas (IV): Senda del Risco Viejo.

Desde el pueblo (precioso) de Cañameros, y después de visitar su interesantísimo y bien atendido museo geológico, nos fuimos a una pequeña senda por la cresta del Risco Viejo, con unas vistas apabullantes hacia las alturas de las Villuercas.







Allí abajo, Cañameros.














Y por encima nuestro, buitres leonados (Gyps fulvus).











En el bosque mixto, con alcornoques (Quercus suber), pinos y castaños, un buen montón de aves forestales.











Trepadores azules, pícidos...















...escribanos montesinos, agateadores comunes (Certhia brachydactila)...
















...mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita)...














...pinzones vulgares (Fringilla coelebs)...













...un paseo perfecto para conocer el paisaje de la montaña de las Villuercas.

martes, 4 de febrero de 2020

Con MAVEA a las Villuercas (II): Guadalupe.

La casualidad hizo que coincidiese nuestra llegada para pernoctar en Guadalupe con el encendido de luces de navidad, todo un espectáculo que congregó a cientos de personas y que nos dejó un poco descolocados, ya que esperábamos tranquilidad total después del largo viaje.








Con todo, hay que decir que el espectáculo fue precioso, y que de noche nos animamos a dar un largo paseo ya que Guadalupe lucía increíble.




Guadalupe es



















Ya al día siguiente madrugamos y pudimos ver con más detalle el enorme Real Monasterio de Sª Mª de Guadalupe, dominando todo el lugar.









En sus muros, una gran colonia de avión roquero (Ptyonoprogne rupestris).











Y otro buen montón de estorninos negros (Sturnus unicolor).


















Por dentro de la Iglesia del S. XIV, gótica, pero que presenta decoración barroca, una maravilla con 3 naves rotundas y potentes columnas.















Declarada oficialmente basílica, el retablo del S. XVII impresiona.













El monasterio se amplió sucesivamente y es un auténtico museo, lleno de obras de El Greco, Zurbarán, Goya y un largo etcétera.












Alejándonos del edificio nos damos cuenta de la proporción tan enorme que guarda, todo en este pueblo gravita a su alrededor.













Aunque el patrocinio de Guadalupe llama mucho la atención, hay que reconocer que está muy bien cuidado, y que el turismo ha sabido respetar pero a la vez aprovechar su esencia.











Las calles más céntricas son un hervidero de gente y de turistas, pero muy llevadero.












Ya a las afueras de Guadalupe, las vistas más bonitas.
















Las calles tradicionales, engalanadas de auténticos jardines verticales.


















Pues nos fuimos con ganas de volver en otra ocasión, y nos dirigimos hacia el Pico Villuercas y sus muchas sierras paralelas, que veíamos a simple vista desde el casco urbano...








...y que veríamos mucho más de cerca aquella misma tarde.