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domingo, 10 de julio de 2016

Por las Brañas del Xorru

Si tengo que apuntar un lugar como sorpresivo en la realización de las cuadrículas del programa SACRE de la SEO, diría que las Brañas del Xorru, en Grao, ha sido el lugar donde más aves me he encontrado sin esperar encontrármelas.









Unas brañas muy bien conservadas, con varios tipos de ecosistema, con pinar de repoblación, manchas autóctonas de frondosas, prados, tojares, y algunas explotaciones ganaderas extensivas, una combinación muy buena para especies como el alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio).










2 territorios colindantes con reproducción asegurada, todo un éxito para una especie en regresión en Asturias.









Muy abundante también el bisbita arbóreo (Anthus trivialis).











No me esperaba encontrar aquí al herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus), pero lo vi en varios grupos, y atendiendo a más de un posible nido.








¡Qué peligro anidar al lado de los alcaudones!






Y no sólo ellos, también varias rapaces como gavilán común, azor y este halcón peregrino (Falco peregrinus) patrullaron en algún momento la zona.














No parecía importarle demasiado a la familia de tarabillas comunes (Saxicola rubicola) residente.







Ni al zarcero políglota (Hippolais polyglotta) que no callaba ni un minuto.












Infinitamente más discreto en sonido, pero no evidentemente en plumaje, era el camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula).








Alguna pareja suelta también del escribano soteño (Emberiza cirlus). A su primo el cerillo lo vería más tarde, en Santa Cristina.
















Un valioso dato de papamoscas gris (Muscicapa striata), que no estaba registrado en el anterior atlas.







Y termino con un curioso trío de chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) que no me esperaba aquí.






Aparte de estas chovas, varias especies más que no me esperaba aquí registrar esta primavera como la perdiz roja, la oropéndola, el torcecuello y alguna más: un lugar en definitiva magnífico.

miércoles, 8 de junio de 2016

Censando el SACRE por los pueblos de Grao

Por ahora, sin duda, la mejor de las cuadrículas, un territorio que se preserva salvaje y lleno de vida a pesar de estar tan cerca de la villa de Grao y estar tan transformado el paisaje.










Menuda paliza completar los 15 kilómetros del recorrido circular, pero la sensación fue muy estimulante, con paisajes que de otros modo no hubiese visto, y un montón de pájaros, muchos de ellos ya plenamente puestos a cebar pollos, como el bisbita arbóreo (Anthus trivialis).














Otros, como los gordinos camachuelos comunes (Pyrrhula pyrrhula) hacían buenas migas.













Poco lo faltará a esta hembra para ponerse a empollar.












Por las brañas bajas del Xorro, estampas bucólicas, con una variedad de fauna digna de zonas más intransitadas, la baja densidad de población y una diversidad de paisajes que da cobijo a formas de vida muy difrentes hacen el milagro de ver un corzo (Capreolus capreolus) caminando mansamente durante varios minutos por delante mío sin que se sintiese especialmente dado a la huída.





Azor, perdiz roja, varias especies de escribanos, oropéndolas, trigueros...un vergel. Los escribanos soteños (Emberiza cirlus), abundantes, una novedad para una especie cada vez menos frecuente.













Otra ya rara de ver, y con ceba que indica la necesaria reproducción más que probable, es la curruca rabilarga (Sylvia undata).










En el Xorro, curiosamente, aprovechan seleccionando los minoritarios eucaliptos varias especies, como las oropéndolas, el busardo ratonero (Buteo buteo)...









...o el escondedizo pico picapinos (Dendrocopos major).













En estas praderías de media montaña llenas de la deliciosa sebe que tanto protege a las aves asturianas, aves comunes como la tarabilla común (Saxicola rubicola)...









...o el pardillo común (Carduelis cannabina).
















Una vez llegado a lo alto, toca tirar de GPS por caminos que en su día debieron ser de vital importancia, tanto como para ser denominados "Caminos reales" pero que hoy en día están vacíos de gentes (aunque no de los recios y realmente atemorizantes mastines que me vigilaron todo el recorrido).







En el pueblo de Cañedo, una parada para recuperar fuerzas y hablar con l@s paisan@s, que con la típica amabilidad de los pueblos que no suelen salir en los mapas, me explicaron el declive de la zona, la pérdida de valor de las tierras y las lindes, y la pena que daba acordarse de cuánta gente y cuántos chiquillos corrían por estas mismas calles hace unas décadas. Creo sinceramente que con una mezcla de modernidad que dignifique el trabajo en el campo, y la vuelta a los buenos productos y a los sabores de antaño estos pueblos podrían volver a la vida. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Mientras tanto, nos queda la belleza de las casas del pueblo y la tranquilidad que ofrecen caseríos como los que visité a sus jubilados propietarios.

Demostrando la tremenda biodiversidad que albergan estos retazos de pueblos aún habitados, con algo de ganado, setos vivos y pequeños bosquetes, el macho de alcaudón dorsirrojo (Lanus collurio), cantando a los 4 vientos que la naturaleza rural no se rinde.
Buscando una hembrita para seguir aguantando una generación más.












Bajando vertiginosamente a la carretera que sigue el también precioso valle del río Cubia, baja también la diversidad de las aves, y ya son especies más genéricas, y adaptadas a hábitats de menor calidad. Así, prospera la curruca capirotada (Sylvia atricapilla).








O la adaptable corneja negra (Corvus corone).















En los ya más abundantes praos de las riberas inundables del Cubia, una gran diversidad de colores y aromas, destacando el inconfundible y para mí irresistible olor a miel de la cuajaleches (Galium verum).









Con unas flores de las más guapas de Asturias, la aguileña (Aquilegia vulgaris) nos engaña, no nos olvidemos de su toxicidad.









Ya en pleno valle, el río resuena en todas partes, y el paisaje de la braña da paso al de las vegas, igual de excitante para la vista y para el espíritu de cualquier asturiano con un mínimo de sensibilidad.

En un palomar, una paloma doméstica de competición (Columba livia), un bellezón fruto del trabajo de cruce genético de varias generaciones de columbicultores.

















Todavía se respeta la ayuda al agricultor que ofrecen los pájaros insectívoros como la golondrina común (Hirundo rustica), y se les permite anidar en las casas.











En estos pueblos, una de las víctimas fáciles de los abundantes gatonos, es el topo ibérico (Talpa occidentalis). Aunque el bien alimentado gato sólo lo mata para jugar, en cuanto bajen las luces, otros animales más hambrientos se llevarán y darán buena cuenta del cadáver.








La Torre de Villanueva, con más de 5 siglos de historia, nos recuerda la importancia y pujanza económica que tenía este concejo en la baja edad media, y además, que nos acercamos a la capital.









Ya sólo nos queda apuntar las casi urbanas especies del fin de la ruta, como el estornino negro (Sturnus vulgaris), con ceba de ricas lombrices...










..o la francamente hogareña lavandera blanca (Motacilla alba).










miércoles, 16 de diciembre de 2015

Haciendo el SACIN: Camachuelos comunes.

Cuando terminaba el recorrido, en la aliseda pantanosa de Granda, un alegre grupito de 4 camachuelos comunes (Pyrrhula pyrrhula) hizo su típico reclamo, tan tenue y delicado que es inconfundible.









Fui buscándolos hasta que aparecieron en un fresno, un fogonazo de color, son preciosos.














Justo al lado, un petirrojo (Erithacus rubecula) piaba muy quedo también buscando protagonismo. No es lo mismo, pero ese pecho colorido se mereció la foto.

sábado, 4 de abril de 2015

Cabu Peñes: camachuelos, y el resto.

Sigo con lo que vi en el Cabu Peñes: Aunque no es raro para nada, siempre es un placer tener relativamente cerca al precioso y de lastimero trino macho de camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula).















Además de los abundantes gorriones comunes (de los molineros mejor no hablar, qué pena), muchos fringílidos chillones, empezamos con varios verderones comunes (Chloris chloris).











Decenas de jilgueros (Carduelis carduelis), bastantes se quedarán por aquí a criar.







También muy abundantes y cantarines los pardillos comunes (Carduelis cannabina).
Guapos los machos.











Y discretas las hembras.














Muy discretos y crípticos, tanto hembras como machos de acentor común (Prunella modularis). Es en esta época cuando más fácil es verlos.











A los que no hace falta ni buscar, porque ya salen ellas a todos los caminos, es a los machos de tarabilla común (Saxicola rubicola).

Por cierto, me hizo mucha ilusión ver otro macho delante de mi casa, cada día es más escasa en los extrarradios de las ciudades, y es interesante verla en un barrio de Gijón.








También ilusión ver y escuchar a los 2 1os ejemplares de bisbita arbóreo (Anthus trivialis), lejanos pero bien distintivos.












Y finalizo con unos habituales de la zona, las hembras de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), escuchando serenatas.











Y los machos, dándolas por todas partes.













Pues a tanta diversidad habría que añadir mirlos, currucas cabecinegras, petirrojos...un festival de cantos.