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lunes, 7 de septiembre de 2020

Por el Lago Ausente

Visitamos unos días después el lago Ausente, también en la vertiente leonesa del puerto de San Isidro. Puede parecer repetitivo, pero no tiene nada que ver un lago con el otro. Unos 300 metros de cota más alta y unas orillas desprovistas de vegetación hacen del Ausente un lago con mucha menos biodiversidad que el Isoba. Pero el paisaje es preciosa, sin duda. Y no obstante vimos un montón de mariposas, como esta manto de oro (Lycaena virgaureae). 

Las lomas llenas de vegetación rala eran muy propicias para las licenas, aquí una manto de púrpura (Lycaena alciphron). Una hembra.



















Abundantísima, la niña coridon (Lysandra coridon).
















Terminamos las licenas con la siempre difícil niña esmaltada (Plebejus idas)
















La siempre bonita ortiguera (Aglais urticae), una ninfa preciosa.














Según íbamos subiendo iba mejorando el paisaje.














Empezamos en el horror paisajístico del circo de Cebolledo y su estación de ski...














...mejoraba al divisarse enfrente el Torres, montaña mítica de este puerto...

















...y llegábamos al éxtasis con la aparición al Este del Macizo Occidental de Picos de Europa, con Peña Santa de Castilla a la cabeza.


















Llegados con un mínimo esfuerzo a la orilla del Lago Ausente, menudo color caribeño tenía el lago.


















Dimos la vuelta completa al lago, un paseo que merece la pena.























En los cielos, nos observaban los buitres leonados (Gyps fulvus).
















Y observábamos nosotros a las juguetonas collabas grises (Oenanthe oenanthe libanotica)...


















...y a los nada tímidos acentores comunes (Prunella modularis).

domingo, 19 de julio de 2020

Paseriformes para alegrar el final de la primavera

Esta primavera confinados tuvimos la desgracia de ser conscientes, con el silencio de la calle, del trino de los pájaros, pero no pudimos verlos. Cuando al fin salimos, fue un alivio ver que, por encima de nuestras humanas preocupaciones, seguían haciendo su vida. Al primero que oí y también vi fue a este zarcero políglota (Hippolais polyglotta).













Las especies que van en aumento cada año, por ejemplo, esta curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) de la Providencia, por cierto, con algo de leucismo, siguen prodigándose.











Las que van perdiendo efectivos y territorio cada año, como esta lavandera boyera (Motacilla flava iberiae) espero que hayan aprovechado el parón de molestias humanas para poder prosperar.
En la península de Nieva se las veía contentas y atendiendo a la prole con gran eficacia.






Golondrinas comunes (Hirundo rustica) en abundancia en la Providencia, en las últimas explotaciones tradicionales.










Otros ligados a los humanos, como las urracas (Pica pica), está claro que debieron aumentar esta primavera, se veían pollos volantones por todas partes. Esta urraquina estaba en Granda.












En los tojales y brezales de la costa seguían los acentores comunes (Prunella modularis), esta colonia es de la Campa Torres.










Muchos bisbitas arbóreos (Anthus trivialis) en las alturas modestas del Picu Fario, entre Gijón, Siero y Sariego.














También salieron muchas polladas de carboneros comunes (Parus major), como este juvenil de la Providencia.













Este año nos quedamos sin ver el paso, normalmente abundante, de petirrojos (Erithacus rubecula) hacia el norte, pero son muchos los que se quedaron aquí a criar, como este del Tragamón.











En el picu Fario encontramos también a un grupo familiar de tarabillas comunes (Saxicola rubicola), con muchos pollitos nuevos.












Por la cantidad de pichones que se vieron en la periferia rural de Gijón, por ejemplo aquí en Granda, debió ser otra nueva buena primavera para las palomas torcaces (Columba palumbus).







El pito real ibérico (Picus sharpei) aguantaba en los alrededores del Tragamón.













Y a todos ellos se los podrían comer los pollos del busardo ratonero (Buteo buteo), que ocupó territorio de cría casi frente a mi ventana, pude fisgar todo el proceso a lo lejos y me alegré de ver al final a los pollos y a sus padres.

Esperemos que el año que viene sí veamos la reproducción de las aves de campiña en total libertad.





miércoles, 24 de junio de 2020

Saliendo del confinamiento por el Fitu

Elegimos para escapar del confinamiento (por fin) la modesta Sierra del Fitu, principalmente por poder mirar muy muy lejos desde sus vistas privilegiadas.













Así que hicimos una ruta muy modesta pero agradable, desde el propio mirador hasta La Gobia, un par de horas de caminata muy agradable.









En el capítulo de biodiversidad, no mucha, pero muy bonita, como el canto del chochín (Troglodytes troglodytes).
















O el del acentor común (Prunella modularis).











Vimos también uno de los primeros odonatos de la temprada, y no estuvo mal empezar con la enorme libélula tigra (Cordulegaster boltonii).













Y dos plantas bien guapas, la orquídea Ophrys apifera...











...y los sabrosos miruéndanos, o fresas silvestres (Fragaria vesca).











De lo que hablábamos al principio, las vistas, sublimes en todo momento. Por ejemplo, hacia la Sierra Les Corones, justo al lado.








La propia Sierra del Fitu aparecía y desaparecía con la niebla.












Y el Sueve dominando todo el paisaje.













Hacia la costa, la niebla impedía ver las playas a nuestros pies.












Y muy lejos, Picos de Europa, una maravilla, el Macizo Central más lejano.













Y Torrecerredo en lo más alto.













Un poco más cercano, el Macizo Occidental.













Y la rotunda Peña Santa de Castilla y la Torre de Santa María todavía con cembas en su base.












Definitivamente fue una buena elección para volver a estar al aire libre.












miércoles, 22 de mayo de 2019

Caminando por la Sierra del Fito

Pillamos un día extraordinario para ir al monte desde el gran balcón de la Sierra del Fito. Enseguida dejamos atrás el follón turístico del Mirador (yo no entiendo qué le ven cuando caminando 1/4 de hora la vista es mucho mejor que en este atrapaturistas).

Pasamos por el pico modesto del Cantu la Teya, aunque las vistas no eran para nada modestas, como esta visión del Macizo Occidental de los Picos de Europa, presidido por la Peña Santa de Castilla.












Hacia el Macizo central, con Torrecerredo, tampoco desmerecía la vista.















Íbamos por un valle muy suave de pendiente, pegados al Sueve al Oeste.












Ya casi enlazando con la Sierra del Sueve, un magnífico rodal de bosque autóctono, lleno de cantos de los pájaros. A la derecha, el mar y Caravia.

Nuestro objetivo fue llegar a las Cabañas del Bustaco, una maravilla para el relax. Se ve el Cantu a la izquierda.

El Sueve, aunque cercano, lo dejamos para otro día que fuésemos sin niños.









Por el camino, algunas mariposas interesantes, como la naranjitas rabicorta (Cupido argiades).












O la abundantísima níspola (Coenonympha pamphilus).














Los acentores comunes (Prunella modularis) también muy abundantes.











Un par de chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) jugando como siempre.












Bajamos atravesando los atractivos rodales de repoblación de pino silvestre.











Un último vistazo a la Peña Santa, qué maravilla de paseo.
















Sencillo, sin pérdida y con grandes alicientes, un paseo bien fácil y bien prestoso.