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miércoles, 12 de agosto de 2020

Algunas mariposas del principio del verano

 Buena época para ver mariposas en Asturias, empiezo con una pavo real (Aglais io), una de las más guapas para mi gusto de la familia Nymphalidae. De la playa de Riucabo, entre Valdés y Navia.

Del mismo grupo, otra bien bonita, la ortiguera (Aglais urticae), de Sariego.

Misma familia, y también gratísimos colores, la cardera (Vanessa cardui), de Nieva.

 













Algo más montañera, una sofía (Issoria lathonia), del Picu Fario. 

Del mismo lugar, la mariposa de los muros (Pararge aegeria).

Monocromática, la medioluto norteña (Melanergia galathea). En la Campa Torres de Gijón.













Bastante quieta posó la saltacercas (Lasiomata megera), del Fario. 

Y tampoco suele poner objeciones para posar la loba (Maniola jurtina).















La más curiosa que me encontré, la sortijitas (Aphantopus hyperantus), del Fario de nuevo.













Finaliza Nymphalidae con la Doncella mayor (Melitaea phoebe). En el Cabu Peñes.

Licenas, unas cuantas, como la náyade (Celastrina argiolus), en este caso un macho. En el Fitu.














De un azul parecido, la naranjitas rabicorta (Everes argiades). Inconfundible. De Sobrescobio.














También inconfundible, pero muy prescindible, el taladro del geranio (Cacireus marshallii), comiéndose nuestras plantas.











De pieridae, la colias mayor (Colias crocea), en todas partes en el mes de junio. En la senda fluvial del río Piles de Gijón.

Hesperiidae, difíciles de identificar y con posibles errores, espero que no, por ejemplo, la dorada de orla ancha (Ochlodes venata).













Y acabo con una polilla, a las que me estoy aficionando gracias al amigo Jorge, me atreví con esta Scopula nigropunctata, de Bodes, en Parres.


miércoles, 12 de septiembre de 2018

Marjal de Pego Oliva (II)

Como decía, en este vergel abundaban los insectos. Para mí que hace apenas un par de años que he empezado a valorar a los insectos, me resultó muy frustrante no poder identificar a la gran mayoría de los insectos que veía, y además entre la vegetación era muy difícil fotografiarlos, así que os dejo unas mínimas muestras de lo visto, empezando por mis favoritas las libélulas, en este caso una preciosa especie, la Orthetrum trinacria, vi un par de parejas, copulando.
Os hablaré de esta curiosa libélula más adelante, con mejores fotos, ya que la vimos más abundante en El Hondo.












Sin duda era muchísimo más abundante la Crocothemis  erythraea de la que vi cientos de ejemplares. El macho de color rojo es espectacular en su colorido, pero lo tomé por la especie Sympetrum fonscollombii hasta que el experto Ricardo Menor me lo advirtió.









Cansé, en sentido figurado, de ver los pterostigmata amarillos por todo el marjal.












La hembra es amarillenta en su mayor parte, y mucho más discreta.













También abundaban los caballitos del diablo, como este pequeño Ischnura elegans macho, que disfrutaba en compañía de muchos individuos de su especie en las aguas encharcadas.








De mariposas, poco vi, ya que solamente las que se posaban en el camino se podían ver en detalle, aunque sobrevolaban muchas el marjal. Una licena muy bonita, creo que era una náyade (Celastrina argiolus).