
Pongo lo de adulta y sana porque es en estas circunstancias en las que menos ejemplares se ven: o suelen ser inmaduras, o normalmente enfermas y / o petroleadas.

Pero no, esta venía muy bien, aparentemente. Estaba repasando unas docenitas de gaviotas cabecinegras, cuando me fijé en una gaviota que volaba justo delante mío, en círculo, con un volar muy diferente al que tienen cabecinegras y reidoras, que era lo que estaba enfrente.

Efectivamente, agarré los prismáticos y comprobé con sorpresa que era una
gaviota tridáctila (Rissa tridactyla), inconfundible con esas patitas negras, el pico amarillo puro...

...y al ser adulta, el color de las alas en 2 tonos diferentes de gris (fijaos bien), y las puntas de las alas como si las hubiese mojado en tinta, sin espejos. La cola también contrasta mucho, blanca inmaculada, y con una forma inconfundible.
Con la suerte de ir a posarse justo delante de donde yo estaba. Fijáos los pequeñas que son las patas debajo del cuerpo.
Allí se quedó los 5 minutos que pude pararme a observarla, bien escoltada por las
gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), guapísimas en plumaje nupcial.

Sin duda un encuentro afortunado, ya que por desgracia encontrarse a adultos en la línea de nuestra costa suele significar animales destrozados por el temporal o las mareas negras.

Y había más cosas interesantes a su lado, en la próxima entrada.