Mostrando entradas con la etiqueta arao común. Mostrar todas las entradas
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jueves, 9 de marzo de 2017
Fantasmas este invierno.
Este invierno tan extraño nos ha dejado poquísimas aves del Norte en Asturias, yo creo que el peor año que yo recuerde: prácticamente no hubo gaviotas blancas ni anátidas marinas, ni buceadoras, y de álcidos, invisibles, apenas pude ver algún alca, y este lejano arao común (Uria aalge) del puerto gijonés del Musel, de hace 3 semanas, es el único que he podido ver este invierno, un auténtico desastre.
miércoles, 9 de marzo de 2016
Viaje a Galicia: unas buceadoras.
Terminamos estas entradas con algunas especies buceadoras que nos encontramos aquí y allí.
En Burela, un pobre arao común (Uria aalge), al que como veis le faltaba una pata. Mal pronóstico.

También en Burela vimos 3 alcas (Alca torda), más lejanas.
Y lo más prestoso, aunque muy lejanos incluso para el telescopio, 2 colimbos árticos (Gavia arctica) que vimos en la playa de Lago.
Y a esta no se la puede llamar buceadora, sólo se mete al agua hasta las rodillas como quien dice, pero fue lo último interesante que vimos en el viaje, y con esto termino esta serie de entradas: un águila pescadora (Pandion halliaetus), vista desde la parte lucense de la ría del Eo.


También en Burela vimos 3 alcas (Alca torda), más lejanas.

jueves, 6 de febrero de 2014
Araos de puerto: peligro constante.
Este invierno está siendo inclemente en cuanto
a temporales de mar, creando situaciones muy malas para las aves marinas, que
se alimentan poco y mal y se debilitan rápidamente.



Y esto es lo que le pasaba, demostraba un
comportamiento bien diferente, con un aspecto menos lustroso, casi sin moverse,
y sin bucear.
Llevaba un sedal dentro del pico, y supongo
que un anzuelo dentro del gaznate, así que salvo sorpresa este arao es un
cadáver flotante en unos pocos días.
Lástima que gran parte de los álcidos que
observamos en nuestras costas no lo van a contar.
jueves, 23 de enero de 2014
Por el Rendiello (VI): Araos comunes y alcas.

Ninguno de los 2 se acercó mucho, pero al
menos sí se estuvieron quietecitos en su posición.
El día estaba negro y lloviendo mucho, daba un
poco de pena verlos allí tan aburridos.
De las 2 alcas una hizo un pase cerca del
muelle, y aproveché para retratarla.
Igual de pinta de aburrimiento, lo normal en
esta especie es que no paren debajo del agua, quizás ya estaba de pescado hasta
arriba.
Y como vino, ¡chas! Se fue.
martes, 14 de enero de 2014
Por el Arbeyal (I): Araos comunes, vivos y muertos.

Este domingo mi hijo cantó con gran
satisfacción la presencia de un arao común (Uria aalge) moviéndose a toda velocidad a
una distancia muy cercana de nuestra posición.

No debía haber nada interesante porque fue
saliendo de la ensenada sin haber pescado nada, luego fuera sí tuvo mucho más
éxito.
Un bicho precioso y que es mucho más escaso en
paso e invernada que su prima el alca.
Por desgracia, el día anterior César Fernández
nos dio el aviso de la presencia de un cadáver de arao, casi seguro se trata de
un ejemplar que llevaba unos cuantos días refugiado en la bahía, con todo el
aspecto de estar enfermo, y finalmente se quedó para siempre con nosotros, es
algo normal que los ejemplares viejos, heridos, enfermos, o agotados, vengan a
morir a la costa. Lástima, prefiero verlos bien vivos.
miércoles, 4 de enero de 2012
Arao, alcas, grandes olas y mucha pena
Esta tarde, para entretener a mi hijo, nos fuimos a ver las grandes olas que estaban azotando el puerto deportivo de Gijón "El Muelle", con tan buena suerte que nos encontramos un arao común (Uria aalge).

Primero habíamos dado una vuelta por el paseo del Muro de San Lorenzo, que estaba muy brumoso por el oleaje.
Disfrutamos del sitio secreto de papá para ver las olas sin tener que mojarnos, fue muy divertido ver las olas de 3 ó 4 metros avanzar hacia nosotros sin temor a que nos alcanzasen, aunque la espuma llegaba, vaya si llegaba.
Pero fue una gran pena tener encima, al Helimer, el helicóptero que lleva buscando varios días, sin descanso, el cuerpo sin vida de Gonzalo. Cualquier padre que quiera a sus hijos no puede escuchar el sonido de los rotores de este helicóptero sin sentir un escalofrío y una pena enorme por la familia del chaval.
Eso sí es una tragedia, y no la gaita de la crisis.
Yo que las pasé de todos los colores toda mi infancia y la juventud me río de la crisis: para los pobres la crisis es desde que se nace hasta que se muere, y a veces se nos olvida lo pobres que éramos, yo al menos lo era y desde luego lo recuerdo perfectamente.(Se puede decir lo mismo de los ricos, pero al revés).
Pero una tragedia familiar de este calibre, a eso sí que le tengo pánico.
Bueno, pues ya desde el rompeolas localicé a 2 alcas (Alca torda). Mi chaval nunca había visto una, y aunque no es un pajarero innato, sí le gustan mucho los animales, así que me lo preparé un poco contándole que el equivalente a los pájaros bobos del Sur son los álcidos del Norte, y cuando le enseñé las fotos, se le iluminaron los ojos.

Normal: un bicho blanco y negro, de buen pico, que pesca bajo el agua y se impulsa igual que un pingüino, a cualquier niño le llama la atención. Así que conseguí bajarlo al puerto y seguir un buen rato las evoluciones de las simpáticas alcas, que no se acercaban demasiado.

Ya nos íbamos cuando vi otra "alca", pero esta tenía una forma más ahusada, y el pico definitivamente no era de alca: ¡un arao! Bajamos corriendo, porque ya no había luz ninguna, y en el espigón de la Rula (donde el restaurante El Puerto), ya lo vimos, al arao, con todo detalle.
Mi peque se lo pasaba en grande, además se puso a hacer ruidos graciosos diciendo que era el reclamo de la hembra, y que lo iba a atraer, y entre carcajadas, comprobamos que contra todo pronóstico, el arao se nos iba acercando.

Lástima de luz, que minuto a minuto se iba apagando, y me obligaba a tirar a ISOs muy altos y a velocidades muy bajas.

Pero al menos pudimos estar casi 1/2 hora muy cerca del arao, que se portó de maravilla.

Y el guaje ya tiene algo más que contar a sus amiguitos, no creo que haya muchos niños que con 7 años sepan ya distinguir un arao de un alca, ni siquiera que los hayan visto en vivo, y no en documentales. me alegro mucho de haber compartido esto con mi hijo, los que tenéis hijos me comprenderéis, los que no los tenéis me perdonaréis la ternura del momento.

Pues nada, nos marchamos contentísimos. por allí había alguna gaviota reidora (Larus ridibundus), algunas patiamarillas (Larus michahellis), de 1er invierno, aburridas.

Y una que no se asustaba de nosotros, de 2º invierno.
Y algún vuelvepiedras (Arenaria interpres) volaba por allí.
Y así pasó una tarde de la que me acordaré mientras viva.

Primero habíamos dado una vuelta por el paseo del Muro de San Lorenzo, que estaba muy brumoso por el oleaje.
Disfrutamos del sitio secreto de papá para ver las olas sin tener que mojarnos, fue muy divertido ver las olas de 3 ó 4 metros avanzar hacia nosotros sin temor a que nos alcanzasen, aunque la espuma llegaba, vaya si llegaba.
Pero fue una gran pena tener encima, al Helimer, el helicóptero que lleva buscando varios días, sin descanso, el cuerpo sin vida de Gonzalo. Cualquier padre que quiera a sus hijos no puede escuchar el sonido de los rotores de este helicóptero sin sentir un escalofrío y una pena enorme por la familia del chaval.
Eso sí es una tragedia, y no la gaita de la crisis.
Yo que las pasé de todos los colores toda mi infancia y la juventud me río de la crisis: para los pobres la crisis es desde que se nace hasta que se muere, y a veces se nos olvida lo pobres que éramos, yo al menos lo era y desde luego lo recuerdo perfectamente.(Se puede decir lo mismo de los ricos, pero al revés).
Pero una tragedia familiar de este calibre, a eso sí que le tengo pánico.
Bueno, pues ya desde el rompeolas localicé a 2 alcas (Alca torda). Mi chaval nunca había visto una, y aunque no es un pajarero innato, sí le gustan mucho los animales, así que me lo preparé un poco contándole que el equivalente a los pájaros bobos del Sur son los álcidos del Norte, y cuando le enseñé las fotos, se le iluminaron los ojos.

Normal: un bicho blanco y negro, de buen pico, que pesca bajo el agua y se impulsa igual que un pingüino, a cualquier niño le llama la atención. Así que conseguí bajarlo al puerto y seguir un buen rato las evoluciones de las simpáticas alcas, que no se acercaban demasiado.

Ya nos íbamos cuando vi otra "alca", pero esta tenía una forma más ahusada, y el pico definitivamente no era de alca: ¡un arao! Bajamos corriendo, porque ya no había luz ninguna, y en el espigón de la Rula (donde el restaurante El Puerto), ya lo vimos, al arao, con todo detalle.
Mi peque se lo pasaba en grande, además se puso a hacer ruidos graciosos diciendo que era el reclamo de la hembra, y que lo iba a atraer, y entre carcajadas, comprobamos que contra todo pronóstico, el arao se nos iba acercando.

Lástima de luz, que minuto a minuto se iba apagando, y me obligaba a tirar a ISOs muy altos y a velocidades muy bajas.

Pero al menos pudimos estar casi 1/2 hora muy cerca del arao, que se portó de maravilla.

Y el guaje ya tiene algo más que contar a sus amiguitos, no creo que haya muchos niños que con 7 años sepan ya distinguir un arao de un alca, ni siquiera que los hayan visto en vivo, y no en documentales. me alegro mucho de haber compartido esto con mi hijo, los que tenéis hijos me comprenderéis, los que no los tenéis me perdonaréis la ternura del momento.

Pues nada, nos marchamos contentísimos. por allí había alguna gaviota reidora (Larus ridibundus), algunas patiamarillas (Larus michahellis), de 1er invierno, aburridas.

Y una que no se asustaba de nosotros, de 2º invierno.
Y algún vuelvepiedras (Arenaria interpres) volaba por allí.
Y así pasó una tarde de la que me acordaré mientras viva.
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