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domingo, 20 de enero de 2019

Cercetas comunes por el Cierrón

Cercetas comunes (Anas crecca), varias docenas, pude ver en navidades por el Cierrón, en la ría de Villaviciosa.











Y poco más, la verdad es que estas pasadas navidades de anticiclón en Asturias fueron un desastres para los pajareros.










Lo único reseñable en las charcas artificiales del Cierrón fueron estas cercetas, que al menos daban colorido.








De patos, aparte de algunos (pocos) azulones, una docena de cucharas europeos (Anas clypeata).











De limícolas, normalmente abundantes por estas fechas, casi nada, algún alejado archibebe claro (Tringa nebularia)...











...y solitarias avefrías (Vanellus vanellus).













Garzas reales (Ardea cinerea)...














...un osado rascón europeo (Rallus aquaticus)...












...y los pajarinos de siempre, bisbita pratense (Anthus pratensis)...













...y tarabilla común (Saxicola rubicola).












Paré también en La Espuncia y en Misiego, mejor no contar: no había nada, qué panorama tan triste. Menos mal que al menos nos queda un buen paisaje, creo que la naturaleza en Asturias va camino de esto: bonitos paisajes. Vacíos.

viernes, 1 de enero de 2016

Una visita a la Ría de Villaviciosa (I)

Siempre se trae uno agradables vivencias en el observatorio del Cierrón, en la Ría de Villaviciosa, y no voy todo lo que debiera a este magnífico lugar, donde te puedes encontrar, por ejemplo, con 3 espátulas euroasiáticas (Platalea leucorodia) muy cercanas.






No estaban solas: rodeadas de abundantes patos, como los muy activos ánades azulones (Anas platyrynchos)...










...o las más bien dormidas cercetas comunes (Anas crecca).






Tampoco faltaban un montonín de limícolas. Nos ocuparemos de ellos más tarde.













Y hasta un guapo martín pescador (Alcedo atthis) en una atalaya perfecta.











Por animarse, se animaron hasta las especies que raramente salen a pleno Sol, como el rascón europeo (Rallus aquaticus)...aquí acompañado de una deslumbrante garceta común (Egretta garzetta)...






...pocas veces se ve al rascón aunque se le oye alto y claro...













...y no faltaban las miméticas agachadizas comunes (Gallinago gallinago), casi imposibles de distinguir, si ampliáis la imagen podréis ver su silueta señalizada con 2 motas de color, no es fácil.






domingo, 10 de noviembre de 2013

El rascón que se creía pato.

Últimamente en el Parque Isabel se ve de todo, está como hacía años, lleno de aves, y una de las cosas que se va viendo más frecuentemente, es al rascón europeo (Rallus aquaticus).









Ya hace meses que hay al menos un par de estos rascones en el islote central, y digo un par y no pareja porque, que yo sepa, no crían, aunque el carácter tan escondedizo que tienen tampoco permite certezas con esta especie.







Casi nunca se les ve, pero sí se les oye alto y fuerte, su chillido es inconfundible y de cerca, aturde. Podéis comprobarlo en esta estupenda web de cantos de aves.









Así que cuando vi a este ejemplar salir a plena luz del día de su escondite, me puse muy contento, porque no es nada habitual.









La sorpresa fue que para patrullar su territorio, en vez de hacerlo como habitualmente, entre la intrincada vegetación, lo hizo nadando al estilo pato, estuvo un ratín "navegando" hasta el punto que consideró idóneo para desembarcar. Y esto sí que no me lo esperaba.

martes, 13 de marzo de 2012

Los rascones "de Miguel"

El sábado tenía ganas de ventilarme un poco, a mí y a la familia que los pobres estaban ya podres de verme en bata por casa, así que decidimos hacer la senda accesible que va desde Misiego a la playa de Rodiles.
Es una senda con tablas de madera, lisa y llana, perfecta para mi pie renqueante, además daban muy buen día y me apetecía sacar paisajes en la cámara.
Bueno, eso lo dejo para otro día, porque la mañana fue preciosa y merece una entrada propia.

Ahora voy a hablaros de los rascones (Rallus aquaticus), especie que había oído mil veces pero que nunca he visto, y siempre le tuve unas ganas...

Bueno, pues el amigo Miguel pilla fenomenal a unos rascones que se encuentran muy cercanos a esta senda, ya le había expresado la envidia que le tenía por verlos tan hermosos cuando a mí se me resistían...hasta este sábado, porque siguiendo sus indicaciones los encontré.








Juro que solo eché un vistazo rápido por si sonaba la flauta, porque hacía calor, eran las 12 y pico, no dejaban de pasar personas y perros, mi chiquillo (como siempre) iba dando voces, y yo, con el swing que me marco cojeando tenía un aspecto como de muñeca monster high colocada de orujo y sin peinar.
Pero contra todo pronóstico apareció uno, un poco lejano, y yo con el objetivo gran angular puesto en la cámara...fueron todo nervios y cagamentos, al final le eché unas fotos horribles y me dio tiempo a observarlo unos segundos a prismáticos.
¡Y yo ya era feliz!

Hasta que oigo un ruido a mi izquierda, como a 5 metros de mí, y veo al otro rascón, tan tranquilo, enfrente mío, y sin inmutarse. Casi me caigo de culo del susto, le metí un rafagazo a la 40 D que ni los fusilamientos del 2 de mayo.
Bajo "el arma", y allí sigue...








Y de hecho, allí siguió. Estuve 5 minutos echando fotos y observándolo sin falta ni de prismáticos, una de las cosas más raras que me hayan pasado con las aves, porque un bicho tan cauteloso y retraído para nada me esperaba que me diese esta oportunidad.







Inolvidable, y todo gracias a Miguel, sin sus descripciones, yo nunca me hubiese parado a atisbar entre la vegetación, y me los hubiese perdido. A partir de ahora para mí esta charca es la charca de los rascones.

Pude disfrutar no solo de un ave esquiva, también pude observar su comportamiento, sus movimientos rápidos y nerviosos, el picoteo incesante en busca de comida.









Realmente a veces te conformas con observar un segundo a un ave que no conocías, y te vas muy contento con el bicho en la cabeza. pero esto era algo más, creo que la combinación era perfecta...¡si hasta la luz para las fotos era estupenda!





Cuando me marché, porque no quería hacer esperar a la familia, allí seguía (el otro ejemplar estaba igualmente al descubierto, pero al fondo del regato, más lejos), y no se asustaba, estaba claro.

Y a la vuelta de la excursión, allí estaban de nuevo...increíble.

Pues nada, lo bueno de estos pequeños milagros es poder contarlos, y este así os lo cuento.