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lunes, 15 de octubre de 2012

Salida a ver aves marinas: una explicación

Hace unos 10 días me fui a ver aves marinas con los amigos de wildwatching, desde Gijón.

Muchos me habéis preguntado por las fotos, y por qué no las estoy colgando (aunque salieron más que bien).
Bueno, es muy sencillo: como podréis comprobar por mis entradas, estoy ahora procesando las actividades y los temas ¡de agosto!, así que voy con mucho retraso, y prefiero ir metiendo entradas cronológicamente, para no liarme.
¡Os ruego un poco de paciencia!


Aunque las observaciones desde tierra de los días anteriores invitaban al optimismo, no las tenía todas conmigo.
Pero esta vez todo salió perfecto: el tiempo, de verano, el oleaje y el viento, nulos durante la mayor parte de la travesía.
Como en la anterior ocasión, los anfitriones Luis Frechilla y Jorge Valella iban cantándonos cada nueva especie (y fueron muchas) que aparecía.
Y esta vez íbamos con el mayor experto en el mundo mundial en el manejo del macizu (chum): Xuanín, que tenía el día pletórico, y consiguió que se nos pegase durante muchas horas una balsa entera de varios miles (no exagero) de pardelas y gaviotas.
Lástima de paíños, y no es que no se intentase, porque Jorge y Xuanín tenían el cebo preparado, pero no les apeteció aparecer. Otra vez será. Con todo, se observaron todas las especies de págalos, 3 de charranes, 5 de pardelas, alcatraces de todas las edades, y 3 de gaviotas.









Pero lo realmente importante no fue solo la cantidad de especies, sino la cantidad numérica de aves que se vieron, miles, muy concentradas, y a escasos metros de nosotros, lo que nos permitió ver a estas aves zambullirse literalmente a nuestros pies. Ver a los alcatraces picar a nuestro lado, a las pardelas bucear una tras otra incansable, a las gaviotas pelearse por el pescado, a los charranes pescar elegantemente y a los págalos, a veces en bandos de 4 ó 5, hostigando a todas las demás aves para apoderarse de sus premios, no es algo que se olvide pronto.



En total gasté 3 tarjetas de memoria, unas 2000 fotos, y eso que al final, viendo que me quedaba sin "armamento", opté por dejar de tirar las fotos en ráfaga, y las disparé una a una.
De estas 2.000, unas 250 son fotos aceptables, de estas, unas 100 buenas, y otras 50 son mucho mejores de lo que yo mismo podía creerme al verlas en la pantalla del ordenador.
Esto hace que tenga una tarea enorme de procesado de fotos, pero cuando lo termine, habrá merecido la pena.




Mientras tanto, para matar el gusanillo os pongo en esta entrada unos vídeos, hechos con el iPhone, porque la cámara ya no tenía más tarjetas libres. Aunque son vídeos muy malos, y además ya están hechos a la vuelta, cuando ya no quedaban ni el 10% de las aves que habíamos podido disfrutar, si os fijáis, aún quedan, además de muchísimas gaviotas, unas cuantas pardelas cenicientas, capirotadas y sombrías, unos alcatraces, y hasta un par de págalos grandes que se pasan por allí.


De verdad: os van a gustar MUCHO estas entradas cuando las saque, calculo que dentro de unas 2 semanas, así que esperadme un poco, que merecerá la pena, hay fotos alucinantes, aunque ni la mitad que estar allí en vivo, para eso no necesito tarjeta de memoria, se queda en mi cerebro, mientras viva.
Pues nada, en unos días, empiezo a soltar fotos, va a dar para muchas entradas, ya os amenazo...
¡Hasta entonces disfrutad de mis otras entradas!

martes, 2 de octubre de 2012

Salida marina desde Gijón: I, las aves marinas.

Hace ya más de un mes que salí en catamarán con los amigos Frechilla y Valella "Isocero" , en representación de la empresa Wildwatching Spain, desde el puerto de Gijón.
Os recomiendo que entréis en su página web, pues esta empresa está haciendo cosas muy interesantes, y son pioneros en relación al turismo ornitológico, fotográfico y de naturaleza.
La ruta estuvo magníficamente guiada, con Jorge y Luis cantando ya desde lejos todo lo que surcaba los mares, y llevábamos las mejores intenciones, pero el "buen" tiempo, sin apenas brisa, un Sol de justicia, calor, y el oleaje en busca y captura hicieron que viésemos pocas aves, y lo peor, a mucha distancia.
Aún así, os pongo algo de lo que vimos, empezando por las aves pelágicas.

Lo más abundante, los alcatraces (Morus bassanus), con escasos ejemplares cercanos a la madurez, como este.









Es lógico, porque por aquellas fechas empezaba el paso de aves hacia el Sur, y las primeras siempre son los inmaduros, como estos de la foto. A las alturas en las que leéis esto, la situación es la contraria, y lo que más abunda son los ejemplares adultos, menos madrugadores en el paso.







De pardelas, las más abundantes fueron las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea).












Solo algunas se acercaron lo suficiente como para tratar de averiguar su procedencia. Esta, por ejemplo, parece de la raza atlántica "borealis".









Pasaron también algunas pardelas sombrías (Puffinus griseus), siempre inconfundibles en su plumaje casi monocromo.










Aunque a distancia se parecen a las más achocolatadas y de diferente forma de volar pardelas baleares (Puffinus mauretanicus).










Fueron ejemplares individuales, nada parecido a los  a veces enormes trenes de pardelas baleares que tengo vistos desde la costa.










Fallaron los paíños y los págalos, excepto este lejano pero conspicuo págalo pomarino (Stercorarius pomarinus).










Y poco más de este tipo de aves. Se vieron algunos charranes (Sterna sp.) y algún tren de negrones (Melanitta sp.). Y sonó algún zarapito trinador (Numenius phaeopus) en paso.






Nos entretuvimos a la vuelta con el precioso paisaje que dibujaba la calma chicha.


Y viendo los enormes barcos camino del Musel.












A falta de cetáceos, vimos un par de impresionantes ejemplares de pez luna (Mola mola), el pez óseo más grande del planeta, asomando su aleta en la superficie.










Pues nada, a pesar de que el recorrido fue bastante grande, poco que apuntar, espero que este domingo, que vuelvo a salir con ellos, vea algo más, aunque vuelve el ya asqueante tiempo veraniego, y me temo lo peor.











Os preguntareis qué pasó con el chum, el rico cebo que se les echa a las aves en estas salidas para que se acerquen. Pues que se lo comieron las aves que flanquean a la pardela cenicienta de la foto: las gaviotas, y como se acercaron mucho, en la próxima entrada os pondré unas fotos en vuelo, poco habituales, para tratar de identificarlas. Nos vemos.