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sábado, 21 de diciembre de 2019

Un paseo por el río Llantones

A las afueras de Gijón podemos empalmar los recorridos de las sendas fluviales de los ríos Piles y Llantones, haciendo un guapo paseo de casi una decena de kilómetros, que hace un arco sobre el costado SE de la ciudad.





A finales de verano era muy agradable disfrutar en familia de la naturaleza. por ejemplo, de los caballitos del diablo, como estos Calopteryx haemorrhoidalis, en este caso un colorido macho.










Las hembras, aunque más camufladas con la vegetación, también tienen un color metálico verde increíble.















De mariposas, las habituales para la época, por ejemplo la mariposa de los muros (Pararge aegeria).











Las dos potencialmente comestibles para la lagartija roquera (Podarcis muralis). posiblemente, un macho.









De aves, las más llamativas, las numerosas garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) que se alimentan entre el ganado. Por la noche se dirigirán al Parque Isabel de Gijón a dormir.









Migración más activa la que llevaba el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), en paso hacia África.











Lo mismo que esta bonita collalba gris (Oenanthe oenanthe).












En las zonas húmedas asociadas, algunos ánades azulones (Anas platyrynchos)...












una garza real (Ardea cinerea) veraneante...













...y un solitario andarríos chico (Actitis hypoleucos).

domingo, 21 de octubre de 2018

Caballitos del diablo por la senda fluvial

A finales del verano un paseo por la senda fluvial del Piles en Gijón proporciona la oportunidad de ver decenas de ejemplares del precioso Calopteryx haemorrhoidalis, en este caso un macho.









Tal abundancia hay que podemos comparar las diferentes variedades . Este es un charco en el que no me voy a meter por ahora porque me queda grande, pero hay diferentes subespecies, que se pueden ver por el tamaño, coloración y por la diferente forma y distribución del entintado oscuro de las alas.
Como veis en estas dos fotos, como en el juego de las siete diferencias, hay sutiles marcas que separan unos ejemplares de otros dentro de la misma especie.



Las hembras, de un tono metalizado precioso son muy elegantes también.












De la misma manera, hay gran variedad de unas hembras a otras, lo cual, en el caso de las hembras, se traduce en diferencias por la edad y estado de madurez sexual. Un verdadero lío en el que intentamos no naufragar los que nos metemos en el apasionante mundo de las libélulas sin salvavidas.







De mariposas, gran abundancia de la dorada de orla ancha (Ochlodes venata), especialmente de machos, a los que diferenciamos fácilmente por la línea formada por el androconio.







También de la más delicada de las pieridae, la blanca esbelta (Leptidea sinapis).

viernes, 29 de marzo de 2013

Las golondrinas etc...lluvia y más lluvia...y sus efectos

Parafraseando el título de un excelente disco de Josele Santiago os explico algo que es obvio porque todos lo estamos sufriendo: la lluvia.
Yo la aborrezco, no me permite salir de casa, y aunque antes la sobrellevaba, ahora con críos en casa, me mata, porque no sabemos dónde meternos.
Asturias es lluviosa, y la manida frase de que sin lluvia no estaría verde, es cierta, pero menuda racha llevamos, yo echo de menos un par de semanas de Sol, se pondría todo esplendoroso.

Ahora mismo, con las fotos que os pongo de este viernes, vuelven a mi memoria imágenes de hace 30 años, cuando el parque fluvial del Piles, antes la Coría, se inundaba periódicamente, esto hacía años que no sucedía.
Todos sabíamos de aquella que cuando llovía mucho, el río recuperaba parte de su poder y arrancaba  la fértil tierra de los praos para depositarla en forma de sedimentos en las fincas.
Fijáos qué espesor de tierra tiene la orilla: oro puro.











Los ríos están vivos, y con su erosión modifican el paisaje, es lo natural, es un proceso sencillo: arrancan terreno de un lado, y al lado contrario al seno del río, depositan los materiales más pesados, y así, en este río vemos, en las curvas, un lado "comido" por el río, y en el lado contrario un canchal de cantos rodados.





Yo pasé la infancia jugando aquí, con los chavales del Coto de San Nicolás, cuando no era extraño (hoy avisarían al 112) que una docena de críos, sin adulto alguno alrededor, utilizásemos este espacio periurbano para jugar y demostrar nuestras habilidades.
Bajar estas pendientes de tierra suelta era muy divertido, más cuando el ganado también lo hacía, parecía el Serengeti, pero sin cocodrilos. Y al otro lado, podíamos pasarnos horas afinando la puntería con los cantos rodados.

Antes de que llegase la gente "bien" a las veredas de estas alisedas inundables, y apareciese el barrio de Viesques, todo el mundo sabía que el río cambiaba de forma con los temporales.
Así, los 2 puentes que yo conocí de crío acabaron los 2 por derrumbarse, y me tomareis por mentiroso, pero para cruzar al otro lado y evitar un rodeo de muchos minutos, la chavalería sabía cuáles eran los alisos más inclinados, trepábamos, y saltábamos: parece mentira, cómo hemos cambiado.


Estos alisos ya eran maduros cuando yo era crío por los 70 y 80s, y no son árboles, por razones obvias por su hábitat, longevos, por lo que es natural que el río los tumbe. Lo que no es natural, y es un poco ridículo, es que se haya trazado un sendero paralelo al río, ya que en poco tiempo, se lo va a comer, es lógico, pero seguro que los vecinos protestarán, y pedirán el encauzamiento. Es lo que pasa cuando la gente, como los alisos, no tiene raíces profundas, no conocen dónde viven. Lástima.


Lo de las golondrinas (Hirundo rustica) viene a cuento de haberme pasado por encima el 1er tren de ellas que veo entrar esta primavera. Fueron varias decenas, y me alegraron el paseo, con su vuelo y con su trino característico.
El "trino" un poco menos melodioso que oís de fondo son las quejas de mi hija: por ahora soy sus piernas, y aún es muy pequeña para entender mis paradas, ella solo quiere moverse y conocer cosas nuevas.

Y como veis, siguen las charcas creciendo, volviendo a su esplendor natural, ya que en esta zona había un par de charcas temporales enormes, que se desecaron al construir pisos, parece que el agua recupera lo que es suyo poco a poco, hasta ya se atreven las garcetas comunes (Egretta garzetta).
Dan más lluvia para los próximos 15 días, va a ponerse la cosa interesante para los que nos gustan las manifestaciones extremas del clima. veremos.





domingo, 20 de enero de 2013

Lúganos

Los lúganos (Carduelis spinus) llenan por el invierno las alisedas de la región con su característico vuelo en grupos, incansables de árbol en árbol.














En Gijón tenemos la suerte de tener unas alisedas de más de 50 años en el Parque de la Senda Fluvial del Piles, que milagrosamente fueron respetados en el proyecto de urbanización que lo rodea, y los pájaros agradecen el detalle con números por encima de los 2 centenares todos los años por estas fechas.








Aunque son endiabladamente difíciles de fotografiar, me encantan, y para mí son un símbolo de lo mucho que agradece la naturaleza periurbana el dejar algún parche de la naturaleza original de estos lugares.










Esto no es un lúgano, es un zorzal común (Turdus philomelos), que estaba justo debajo, pero se portó tan bien, y posó tan guapo, que aquí lo dejo. Hala.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Censar es un placer ( y II )

Bueno, pues seguimos caminando, y no podemos olvidar a un clásico como el herrerillo común (Cyanistes caeruleus).















Muchos mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita).












Pero de lo que me quedé gratamente asombrado es de la enorme cantidad de zorzales alirrojos (Turdus iliacus) que el frío había traído a los praos.













¿Qué no los veis? ¡Ay!, hay que traéroslo todo hecho...en rojo, marcados los alirrojos, y en negro...













...en negro, los estorninos pintos (Sturnus vulgaris), literalmente, en todas partes.





Hay otras aves mucho menos abundantes, pero siempre bien presentes y fáciles de localizar en sus posaderos, como la tarabilla común (Saxicola torquatus)...














...o el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus).









Aunque de los cientos de aves que apunté, la que más me prestó, sin duda, fue el único escribano soteño (Emberiza cirlus), un macho, que pude observar, por escaso y por ser los últimos supervivientes de una población antaño boyante y hoy languideciente, lástima.








Y si de verdad hubiese sido una investigación seria, no hubiese podido acabar sin preguntarles a los verdaderos expertos de la zona: estos mininos, con pinta de saber "demasiado" de los pájaros del lugar.








Ya fuera del censo, me acerqué a las 2 lagunas (Alfredo Noval y aliseda pantanosa) satélites a la ruta: había bastantes aves acuáticas, sobre todo ánades azulones (Anas platyrynchos).






Pero buscando buscando, aparecen más cosas.












Como unas guapas cercetas comunes (Anas crecca).






Una pareja de ánades frisos (Anas strepera), aquí el macho.













Y siempre aparecen para la foto las gallinetas comunes (Gallinula chloropus).










Pues como resumen no está mal, pero os recomiendo que cojáis los prismáticos, una hoja de papel y un boli y os pateéis mañana mismo vuestro "local patch", se convertirá en una agradable costumbre, garantizado.

domingo, 26 de agosto de 2012

Lamentándome por la Senda fluvial del Piles (II): Aves

Pues lo normal en una zona con 2 humedales y un río sería empezar hablando de aves acuáticas, pero a finales de julio, como visteis en mi anterior entrada, una de las lagunas estaba seca, y la otra, casi vacía.

Así que empiezo por las otras aves, que sí eran abundantes.

Lo más abundante, los mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus), que cubrían cada arbusto, se ve que estaban llegando, desde entonces sigo viéndolos casi cada día.













Con ese amarillo chillón, no son difíciles de detectar, aunque sí de fotografiar, entre las hojas.








Todo el camino, amenizado por las familias de tarabilla común (Saxicola torquata), muy cariñosas siempre.











Cuando me da por ver a un ave, se me repite muchísimo. Este año le toca al papamoscas gris (Muscicapa striata), lo veo en casi cualquier sitio, y en grandes cantidades.








Son aves silenciosas y crípticas, pero también muy tranquilas.












Y con afición por las perchas, lo que facilita las cosas.












A finales de julio estaba todo lleno de volantones, con cara de despistados, como este pinzón vulgar (Fringilla coelebs).






Y muy esfamiaos, porque en cuanto le echamos unas migas, se hizo amigo nuestro para siempre.











Les espera un reto muy duro por la supervivencia, pero por ahora la comida abundaba, y en otoño, aún abundará más.









Los volantones de jilguero (Carduelis carduelis) también se ponían las botas con tanta semillita.








Y es que con tanto herbicida a alguien se le olvida que las humildes plantas ruderales son muy importantes para estas especies, que no deben faltar en nuestros parques.







Igualmente, como bien sabe el amigo Miguel, disponer de una zona con algo de agua accesible para los paseriformes es una fiesta para estos pequeños en los meses de calor.











Los gorriones comunes (Passer domesticus) disfrutaban de lo lindo sobre una pequeña surgencia en un prado que formaba una somera lámina de agua limpia.





Y además estos prados inundados siempre ofrecen semillas e insectos, enmedio de la seca que estamos teniendo este año.











A la sombra de los pinos, en una finca en la que crían también los gavilanes, los busardos ratoneros (Buteo buteo) se ponían en marcha.














Apatrullando el parque para disgusto de sus vecinos, posibles presas.










Dejo para el final el escaso rédito que nos da la Charca de la aliseda pantanosa: unos pocos ánades azulones (Anas platyrynchos),  y alguna gallineta común (Gallinula chloropus).







Un par de semanas después, pude ver en esta misma charca el espectáculo de centenares de patos que cubrían todo el espacio disponible, pero eso para dentro de unos días, en otra entrada.
¡Voy con mucho retraso!