
Por fin llegó el invierno, y con él se trajo el típico jolgorio de gaviotas entre la desembocadura del río Piles y el Rinconín.

Sin duda la estrella es la
gaviota de Delaware (Larus delawarensis) adulta, creo que es la misma que ya localicé antes de navidades.
Un animal precioso, da igual verlo a través del telescopio, del iphonescoping, de los prismáticos, o del visor de la cámara: levanta pasiones.
Muy cercana a ella, la
gaviota cana (Larus canus) de 1er invierno que muchas veces se pasea a su alrededor.
Se la está viendo tanto en la arena de la playa como en los pedreros.
Y flotando en las aguas del río Piles, donde parece estar muy a gusto.
Mucho más delicada que la Delaware, espero ansioso que entre un 1er invierno para poder compararlas, es un buen entrenamiento.

En unos días, con el descenso de las borrascas, conseguimos pasar de decenas de gaviotas a centenares, ¡menos mal! Las
gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus) son las más abundantes, tapizando las orillas y pedreros.

Pero, afortunadamente, también entraron varias decenas de
gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus), llenando de anillas y sabrosos historiales (lo pondré en una próxima entrada) los paseos. Diversión asegurada.
De gaviotas grandes, una delicia, con muchos ejemplares de
gaviotas sombrías y patiamarillas (Larus fuscus / michahellis), pondré una entrada con primeros planos muy cercanos. Incluso algún guapo inmaduro de
gavión atlántico (Larus marinus), no demasiado frecuentes aquí, como el ejemplar de la derecha de la foto.
En definitiva, volvió el invierno, volvieron las gaviotas, y esperemos que el interés no se desvanezca hasta dentro de unos meses, fue mucho tiempo esperando este momento y sería una pena.