Mostrando entradas con la etiqueta bisbita alpino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta bisbita alpino. Mostrar todas las entradas

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Sierra de la Begega: Un paseo no del todo agradable.

Nos fuimos en septiembre a dar un largo paseo por la Sierra de la Begega, y aunque el paisaje, que ya conocíamos, es precioso, no todo fueron alegrías.











No habíamos vuelto desde antes de la instalación de los molinos y fue bastante impactante el cambio.











Nada más salir, en dirección a Boinás, un vistazo nos da una imagen idílica de las sierras de media montaña del occidente asturiano, pero mirando más concretamente vemos el terrible zarpazo que la minería del oro le ha causado al paisaje.

Y toda la sierra se ha plantado de molinos eólicos. Es más que necesario diversificar las fuentes de energía, pero a cualquiera que no sepa el impacto visual y el ensordecedor ruido que montan debería permanecer unos minutos debajo de los aerogeneradores de esta sierra, que aturden.






Por desgracia, debajo de las turbinas había muy poca fauna, nos sorprendió la gran diferencia de variedad de mariposas que había a su lado respecto a la base de la montaña, donde sí que abundaban.
De pájaros, solamente vimos, por ejemplo, algún ejemplar de bisbita alpino (Anthus spinoletta).







También vimos a este juvenil de escribano montesino (Emberiza cia).












Y a una pareja de tarabilla común (Saxicola rubicola).











Las vistas desde la cima son espléndidas, dominando casi toda Asturias, empezando, al este, por Picos de Europa, en este caso el macizo occidental.







Al oeste, el macizo de Ubiña.

















El paisaje libre de construcciones humanas mejora mucho.










Muy cerca, otra aberración con los días contados, en Soto de la Barca.











La vista cercana de la balsa de decantación de la mina de oro no necesita ni comentarios.












A la cima de la Sierra se llega por un camino peculiar.












La ruta, aunque fácil, deja el regusto agridulce de los tajos que se le ha metido a la montaña en aras del progreso. La siguiente sierra en dirección a la Cordillera Cantábrica, la Sierra de la Manteca, por ahora está libre de instalaciones.









Bajando la ladera fue aumentando la biodiversidad, con mucha cantidad de mariposas, por ejemplo el sátiro común (Hipparchia semele).













Muchos ejemplares también del lobito agreste (Pyronia tithonus).












De licenas, muchos ícaros (Polyommatus icarus) hembra...














...y pocos machos.














También las bonitas canelas estriadas (Lampides boeticus).












De plantitas, algunas interesantes, como esta genciana que César me identificó como Gentiana pneumonanthe.












O la típica para el mes de septiembre quitameriendas (Merendera montana).













En general, más bonita la vista hacia los alrededores que hacia la misma montaña. Una pena.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Bisbitas alpinos por el embalse de Rioseco

Los bisbitas alpinos (Anthus spinoletta), que crían en los alrededores del embalse de Rioseco, en Sobrescobio, bajan en invierno al propio embalse, siendo un punto en el que cada invierno se reúnen varios ejemplares.










Se pueden ver en el propio embalse.












Pero donde más les gusta estar es alrededor del ganado de los praos cercanos, comiendo los insectos que levantan.











Se acompañan de otros muchos pájaros, como los más frecuentes bisbitas comunes (Anthus pratensis).











También de muchas lavanderas blancas (Motacilla alba).









Los bisbitas alpinos pasarán aquí el invierno antes de volver a ascender a altitudes mayores en cuanto llegue la primavera.













Otros pájaros que los acompañaban aquel día, como la tarabilla norteña (Saxicola rubetra), ya no volverán a verse por aquí hasta la primavera.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Bisbitas alpinos y pratenses: Sube la colina, baja la colina.

A mediados del otoño en la media montaña asturiana se produce un fenómeno curioso: los bisbitas alpinos (Anthus spinoletta) que vivían en la alta montaña bajan de cota en dirección a los valles, zonas húmedas y algunos a la costa.









Difíciles de ver (pero no de oir) durante todo el verano, en otoño son mucho más frecuentes los encuentros cercanos en las praderías de montaña.












Al contrario, los bisbitas pratenses (Anthus pratensis) recién llegados del Norte de Europa, ocupan, desde la costa, la media montaña, ascendiendo valles y colinas para luego ir dispersándose por toda la Península Ibérica.









A finales de octubre, y antes de que llegase la nieve, pude observar en varias excursiones la facilidad con la que las dos especies se mezclan en sus diferentes estrategias de dispersión, siendo siempre más abundante el pratense. Como vemos, se mezclan pero es fácil distinguirlos. (Pratense arriba, alpino abajo).

viernes, 8 de septiembre de 2017

Algunos pájaros del Angliru

A escasas horas del tremendo follón del Angliru, pongo unas fotos de algunas aves fáciles de ver en verano por las charcas para el ganado de los alrededores, todo un imán para insectos, reptiles y aves, me imagino que por las noches también para los mamíferos de la zona.














Siempre nos ve ella antes que nosotros, la collalba gris (Oenanthe oenanthe libanotica).













Bastante tímido, el bisbita alpino (Anthus spinoletta), se le escucha mucho mejor que se le ve.









Todavía más tímida y escondida entre los arbustos, la alondra común (Alauda arvensis).












Todo lo contrario los pardillos comunes (Carduelis cannabina), que acudían muy contentos al agua de las charcas.











Decenas bebiendo y bañándose.












Los zorzales charlos (Turdus viscivorus) nos observaban desde la caliza.

















Y más interesadas en el chorizo de los bocatas que en el agua, las chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus).

domingo, 16 de abril de 2017

Bisbitas alpinos por el Angliru

El mes pasado aprovechamos una semana de Sol entre nevadas para visitar el Angliru, y nos encontramos con media docena de bisbitas alpinos (Anthus spinoletta).
















Aprovechaban que no había nieve para empezar con el período de cría, había mucho movimiento.









Los narcisos (creo que de la especie Narcissus asturiensis) llenaban todos los claros entre la caliza.











Un buen regalo para la vista y el olfato, los pobres soportaron una buena nevada unos días después.












Este invierno tan seco y sin nevadas se va a pagar caro en verano, cuando no haya agua en las fuentes y en los prados.










Se estaba genial, sin el follón de gente del verano.













Entre el Moncuevu...














...y el Barriscal.




martes, 7 de octubre de 2014

El Rebollosas de Socellares (III): Aves.

Pocas, las que vi, pero es que caminar con un chaval de 10 años delante tuyo que es pura pólvora y tiene los pulmones de Pavarotti y los agudos de la Caballé dificulta bastante el sigilo necesario...Con todo, algo se vio, por ejemplo este busardo ratonero (Buteo buteo), que en un primer vistazo me pareció un halcón abejero por lo claro que era, pocos he visto tan blanquitos.












Toda la tarde estuvo por allí dando vueltas.














No podía faltar el trasiego elegante de los buitres leonados (Gyps fulvus).












El que fue toda una sorpresa fue el ejemplar de cernícalo primilla (Falco naumanni), que estaba más al Norte de lo habitual. No hubo manera de echarle una foto curiosa a pesar de ponérseme literalmente encima un buen rato.




En cuanto oyeron un bocadillo, se acercaron brevemente las chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus). No llegaron a posarse, no les gustaría el jamón...








De pajarillos, muchos bandos familiares de pardillos comunes (Carduelis cannabina).










No tan abundantes, algunos grupos familiares de collalba gris (Oenanthe oenanthe libanotica), con los adultos nunca lejos...











...de los pollos aún con plumón.










Muy abundantes también, los bisbitas alpinos (Anthus spinoletta).








Cerca del ganado que les atrae la pitanza.












Y como suele suceder, a veces se encuentra uno a especies no exactamente alpinas, aunque el encuentro con este carbonero común (Parus major) fuese a más de 1.700 metros de altitud.