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domingo, 22 de noviembre de 2015

Elogio a La Vaca

No, no es a la vaca que da leche, es a la Punta La Vaca, en el concejo de Gozón, al lado de Luanco, un lugar totémico para los ornitólogos asturianos, y que después de unos años un poco olvidada, el gran esfuerzo de Jorge y las ganas que le vamos echando sus acólitos empieza a dar sus frutos.





Sin ir más lejos, este fin de semana hubo un paso espectacular de aves marinas, que no por pronosticado resultó menos festivo cuando íbamos viendo las cifras que Jorge, pacientemente, iba sumando.
Mereció la pena mojarse, que te sacuda el viento, madrugar y quedarse petrificado con el telescopio como único referente enmedio del temporal: lo que vimos Jorge, David, Fran y yo este finde difícilmente vamos a volver a verlo en una vida, no todos los días pasan 30.000 aves de unas 30 especies y hay alguien para contarlo, registrarlo y sobre todo, disfrutarlo.
Es cierto que a veces no pasa un solo bicho, pero es entonces cuando la inmensidad del mar, el silencio y un paisaje de escándalo vienen al rescate. Siempre merece la pena...¡si hasta se ven los Picos de Europa desde aquí!

En serio: hay que venir y disfrutarlo. Y atentos a lo que cuente Jorge esta semana en su blog, seguro que maravilla al más exigente.

lunes, 15 de octubre de 2012

Salida a ver aves marinas: una explicación

Hace unos 10 días me fui a ver aves marinas con los amigos de wildwatching, desde Gijón.

Muchos me habéis preguntado por las fotos, y por qué no las estoy colgando (aunque salieron más que bien).
Bueno, es muy sencillo: como podréis comprobar por mis entradas, estoy ahora procesando las actividades y los temas ¡de agosto!, así que voy con mucho retraso, y prefiero ir metiendo entradas cronológicamente, para no liarme.
¡Os ruego un poco de paciencia!


Aunque las observaciones desde tierra de los días anteriores invitaban al optimismo, no las tenía todas conmigo.
Pero esta vez todo salió perfecto: el tiempo, de verano, el oleaje y el viento, nulos durante la mayor parte de la travesía.
Como en la anterior ocasión, los anfitriones Luis Frechilla y Jorge Valella iban cantándonos cada nueva especie (y fueron muchas) que aparecía.
Y esta vez íbamos con el mayor experto en el mundo mundial en el manejo del macizu (chum): Xuanín, que tenía el día pletórico, y consiguió que se nos pegase durante muchas horas una balsa entera de varios miles (no exagero) de pardelas y gaviotas.
Lástima de paíños, y no es que no se intentase, porque Jorge y Xuanín tenían el cebo preparado, pero no les apeteció aparecer. Otra vez será. Con todo, se observaron todas las especies de págalos, 3 de charranes, 5 de pardelas, alcatraces de todas las edades, y 3 de gaviotas.









Pero lo realmente importante no fue solo la cantidad de especies, sino la cantidad numérica de aves que se vieron, miles, muy concentradas, y a escasos metros de nosotros, lo que nos permitió ver a estas aves zambullirse literalmente a nuestros pies. Ver a los alcatraces picar a nuestro lado, a las pardelas bucear una tras otra incansable, a las gaviotas pelearse por el pescado, a los charranes pescar elegantemente y a los págalos, a veces en bandos de 4 ó 5, hostigando a todas las demás aves para apoderarse de sus premios, no es algo que se olvide pronto.



En total gasté 3 tarjetas de memoria, unas 2000 fotos, y eso que al final, viendo que me quedaba sin "armamento", opté por dejar de tirar las fotos en ráfaga, y las disparé una a una.
De estas 2.000, unas 250 son fotos aceptables, de estas, unas 100 buenas, y otras 50 son mucho mejores de lo que yo mismo podía creerme al verlas en la pantalla del ordenador.
Esto hace que tenga una tarea enorme de procesado de fotos, pero cuando lo termine, habrá merecido la pena.




Mientras tanto, para matar el gusanillo os pongo en esta entrada unos vídeos, hechos con el iPhone, porque la cámara ya no tenía más tarjetas libres. Aunque son vídeos muy malos, y además ya están hechos a la vuelta, cuando ya no quedaban ni el 10% de las aves que habíamos podido disfrutar, si os fijáis, aún quedan, además de muchísimas gaviotas, unas cuantas pardelas cenicientas, capirotadas y sombrías, unos alcatraces, y hasta un par de págalos grandes que se pasan por allí.


De verdad: os van a gustar MUCHO estas entradas cuando las saque, calculo que dentro de unas 2 semanas, así que esperadme un poco, que merecerá la pena, hay fotos alucinantes, aunque ni la mitad que estar allí en vivo, para eso no necesito tarjeta de memoria, se queda en mi cerebro, mientras viva.
Pues nada, en unos días, empiezo a soltar fotos, va a dar para muchas entradas, ya os amenazo...
¡Hasta entonces disfrutad de mis otras entradas!

martes, 2 de octubre de 2012

Salida marina desde Gijón: I, las aves marinas.

Hace ya más de un mes que salí en catamarán con los amigos Frechilla y Valella "Isocero" , en representación de la empresa Wildwatching Spain, desde el puerto de Gijón.
Os recomiendo que entréis en su página web, pues esta empresa está haciendo cosas muy interesantes, y son pioneros en relación al turismo ornitológico, fotográfico y de naturaleza.
La ruta estuvo magníficamente guiada, con Jorge y Luis cantando ya desde lejos todo lo que surcaba los mares, y llevábamos las mejores intenciones, pero el "buen" tiempo, sin apenas brisa, un Sol de justicia, calor, y el oleaje en busca y captura hicieron que viésemos pocas aves, y lo peor, a mucha distancia.
Aún así, os pongo algo de lo que vimos, empezando por las aves pelágicas.

Lo más abundante, los alcatraces (Morus bassanus), con escasos ejemplares cercanos a la madurez, como este.









Es lógico, porque por aquellas fechas empezaba el paso de aves hacia el Sur, y las primeras siempre son los inmaduros, como estos de la foto. A las alturas en las que leéis esto, la situación es la contraria, y lo que más abunda son los ejemplares adultos, menos madrugadores en el paso.







De pardelas, las más abundantes fueron las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea).












Solo algunas se acercaron lo suficiente como para tratar de averiguar su procedencia. Esta, por ejemplo, parece de la raza atlántica "borealis".









Pasaron también algunas pardelas sombrías (Puffinus griseus), siempre inconfundibles en su plumaje casi monocromo.










Aunque a distancia se parecen a las más achocolatadas y de diferente forma de volar pardelas baleares (Puffinus mauretanicus).










Fueron ejemplares individuales, nada parecido a los  a veces enormes trenes de pardelas baleares que tengo vistos desde la costa.










Fallaron los paíños y los págalos, excepto este lejano pero conspicuo págalo pomarino (Stercorarius pomarinus).










Y poco más de este tipo de aves. Se vieron algunos charranes (Sterna sp.) y algún tren de negrones (Melanitta sp.). Y sonó algún zarapito trinador (Numenius phaeopus) en paso.






Nos entretuvimos a la vuelta con el precioso paisaje que dibujaba la calma chicha.


Y viendo los enormes barcos camino del Musel.












A falta de cetáceos, vimos un par de impresionantes ejemplares de pez luna (Mola mola), el pez óseo más grande del planeta, asomando su aleta en la superficie.










Pues nada, a pesar de que el recorrido fue bastante grande, poco que apuntar, espero que este domingo, que vuelvo a salir con ellos, vea algo más, aunque vuelve el ya asqueante tiempo veraniego, y me temo lo peor.











Os preguntareis qué pasó con el chum, el rico cebo que se les echa a las aves en estas salidas para que se acerquen. Pues que se lo comieron las aves que flanquean a la pardela cenicienta de la foto: las gaviotas, y como se acercaron mucho, en la próxima entrada os pondré unas fotos en vuelo, poco habituales, para tratar de identificarlas. Nos vemos.



domingo, 29 de julio de 2012

Cetáceos cercanos en el Estrecho de Gibraltar (I): Calderones, delfines y pardelas cenicientas.

Una de las cosas que hace años que me apetecía hacer en mis estancias en Andalucía era cruzar el Estrecho de Gibraltar y buscar cetáceos, y si aparecían, aves marinas.
Este año, por fin, pude hacerlo, y acompañado de mis grumetes Pablo, Ana y Miguel pasamos una mañana extraordinaria en el Estrecho, navegando muy cerca de Marruecos.
Teníamos la posibilidad de ir a buscar a las orcas cerca de la almadraba, pero esto significaba muchas horas de mar, y no tenía intención de arriesgar la salud de mis acompañantes en el caso de que hubiese mala mar.
Así que finalmente estuvimos cerca de 3 horas cruzando hasta bordear la costa marroquí, y aunque nos perdimos las orcas, mereció la pena.

Salimos desde Tarifa, donde hay varias empresas dedicadas a los cetáceos, yo escogí la única que faena con barcos sin motor, propulsados con chorro de agua (sin hélices), y no me arrepentí, porque enseguida vimos que los demás barcos molestaban a los cetáceos más que el nuestro.

El castillo de Guzmán el Bueno nos da una idea de la importancia estratégica que tuvo Tarifa desde hace 3.000 años, con continuas escaramuzas a su alrededor.

Separándonos de la costa podemos ver las amenazadísimas por el turismo y las inmobiliarias, y en algunos casos ya difuntas, playas de este tramo costero, como la antes virgen playa de Bolonia y su famosa duna.
Delante, la isla de Tarifa con su faro, unida por carretera, el punto más al Sur de Europa continental, a escasos 12 kilómetros de África.
A su derecha, estamos en el Atlántico, a su izquierda, en el Mediterráneo, un punto único.

Muchas gaviotas patiamarillas mediterráneas (Larus michahellis michahellis) en el puerto, pensé que sería el presagio de un montón de aves pelágicas cruzando el estrecho...















...pero no fue así, aparte de algún cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), lo único que vi fue algo menos de una docena de pardelas cenicientas (Calonectris diomedea).










Pasaron relativamente lejos, y solo pude fotografiar a 3, y todas, creo, que se podrían integrar en la subespecie atlántica (borealis). Si no estáis de acuerdo, me lo comentáis, porque no controlo mucho este tema.













La 1ª hora de navegación pasó tranquila, con el mar en calma, y ningún atisbo de cetáceos, pero en cuanto cambiamos el rumbo hacia la costa de Marruecos, empezaron a aparecer buenos grupos familiares de los inconfundibles calderones comunes (Globicephala melas).




Eran mis primeros cetáceos vistos en libertad, tan de cerca, y un sueño hecho realidad.Inconfundibles por el color, tamaño (son grandes, al estar tan cerca te das cuenta de su volumen real), la forma redondeada de la cabeza, y las aletas dorsales "romas".





Van en grupos familiares. Al fondo, la pesquería de la almadraba, a la que acuden las orcas a saquear con mucha inteligencia las capturas de atún rojo.
En Cádiz se llama espartes a las orcas, y el cabo más al Norte de África, el cabo Espartel, se llama así precisamente por la abundancia de orcas que entran al Estrecho de Gibraltar, persiguiendo a los atunes, entre julio y agosto.






Al poco rato, empezaron a seguir al barco, durante muchos minutos, los delfines listados (Stenella coeruleoalba), que surcaban el agua a gran velocidad, deleitándonos con saltos y juegos.






Estos delfines, de tamaño medio, tienen el hocico no tan largo como el delfín mular, y un patrón de líneas grises en el dorso que lo diferencian también del delfín común.











Nos acompañaron un buen rato, y los niños que estaban en la parte sumergida del catamarán pudieron disfrutar de un espectáculo único, porque el fondo era de cristal, y podían ver las andanzas submarinas de estos delfines.







Tristemente, la mayoría de los ejemplares presentaban serios corte e incluso amputaciones en las aletas, fruto de los encontronazos con las hélices. ¡Qué desastre!









Dejamos de tener a los delfines saltando al poco rato, cuando tanto el barco como los delfines pararon en seco, por una aparición que nos dejó a todos con la boca abierta: el encuentro con el Leviatán del mar, el cachalote, un encuentro tan cercano que aún me parece increíble. Pero eso para la próxima entrada, que estoy muerto de sueño.




jueves, 22 de diciembre de 2011

Pajareando y pasando frío por la playa l'Arbeyal


El pasado sábado por la tarde me acerqué a la playa’l Arbeyal de Gijón, a continuar con las visitas del temporal.
La playa estaba desierta, y no me extraña porque llegaban las nubes negras desde el mar y descargaban que daba gusto. Al menos 2 veces me pilló, y otras tantas estuve a punto de volver al coche, pero aproveché la estanqueidad a prueba de bomba (hasta ahora) del equipo y que tenía ganas de pasar un poco de frío para ir viendo lo que había, y había bastantes cosas interesantes.

A la orilla del mar, una mancha grande de gaviotas, muy mayoritariamente sombrías (Larus fuscus), aparentemente muy cansadas y muy asustadizas, tanto que se ponían a volar a 100 metros de distancia, así que ni lo intenté, y las dejé tranquilas. Había alguna gaviota patiamarilla (Larus michahellis). La foto es parcial.

A su lado, otra gran mancha, igual de imposible acercarse sin espantarlas, de gaviotas reidoras (Larus ridibundus), con alguna cabecinegra (Larus melanocephalus). Una de ellas iba anillada claramente en plástico color blanco, pero me resultó totalmente imposible acercarme siquiera a hacer una mala foto, así que para otro día.
 


Subí al espigón, y fueron apareciendo aves, 1º 3 cormoranes moñudos (Phalacrocórax aristotelis). Éste muy cercano, demasiado, porque los 2 nos encontramos de sopetón, lo que se refleja en el tembleque de la foto.









Un poco más tardías llegaron las alcas (Alca torda), eran 2. Esta parecía adulta.












Se acercaban y alejaban a mí con una facilidad pasmosa bajo el agua, nunca sabías si iban a salir enfrente de ti o a 500 metros, esto sí que es bucear bien.







No soy muy experto en alcas, pero esta, más retraída, y con el pico más pequeño, me pareció un juvenil.








Y también 2 magníficos zampullines cuellinegros (Podiceps nigricollis), con ese rojo tan de locos, no buceaban tan bien, pero se las arreglaban.








Este año ya se han visto bastante más de una docena en esta playa.

Luego aparecieron por allí Laure y Yoli, tuvimos una charla muy amena, relocalizamos al colimbo grande (Gavia immer), al que no fotografiamos porque venía una inminente tormenta y nos dio pereza mojar de nuevo las cámaras.

También a vista de prismático encontramos al unísono una pequeña gaviota sombría, estilizada, y con unas primarias tan negras como su manto, pero fuscus fuscus sin anillar...y al fin nos fuimos para casa, me pegué una ducha hirviendo, y me tomé un buen café calentín en compañía de familia y amigos.
Fue un día estupendo y reparador.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Alcatraces por la Punta Sabugu


El martes 13 de septiembre me pasé por la Punta Sabugu, a disfrutar cómodamente (hasta cierto punto) del paso de aves marinas.
Antes, me encontré con mi padre, que estaba pescando en la misma punta, lo cual no deja de ser una gran casualidad, ya que no sabíamos las intenciones el uno del otro.
Tras un poco de charleta, me dispuse a ponerme a lo mío, prismáticos en mano.
Hacía un día malo, con fuerte viento del Norte, y olas de unos 3 metros, ideal para ver las acrobacias de las aves marinas, pero no para poder fotografiarlas en condiciones: sujetar el teleobjetivo y enfocar correctamente era casi imposible, había poca luz, y además, en esta ocasión, las aves pasaron relativamente lejos, como a una milla mar adentro, así que las fotos no son nada del otro mundo, pero os las dejo por su valor testimonial.

Sin duda, los más espectaculares y numerosos fueron los alcatraces (Morus bassanus). Pasaban sin parar, en grupos de hasta 50 individuos, imponentes. En una hora que aguanté allí (me quedé helado por el aire) pasarían unos 500 alcatraces, un puro goce.
 Fundamentalmente se trataba de individuos inmaduros, y unos pocos adultos. Si no sabéis de edades en los alcatraces, es sencillo: cuanto menos tenga de color negro el ave, mayor es, así que hay ejemplares completamente negros (jóvenes del año), una mayoría de ejemplares inmaduros con distintas motas color negro en el plumaje, que se van retirando en cada nueva muda, y finalmente, unos pocos adultos, con negro solamente en las puntas de las primarias.

















Paso en sí aparte, lo más increíble fue cuando apareció un banco de peces hacia el Este de mi posición, y las bandadas de alcatraces se pararon y se dedicaron a picar desde lo alto y capturarlos, había un trasiego constante de alcatraces entrando y saliendo del agua, y a pesar que el acto que estaba observando solo se veía bien al alcance de los prismáticos, fue algo inolvidable.




Eché de menos a las pardelas, que me imagino que pasarían más mar adentro, y eran invisibles desde mi puesto de observación. Solo una pardela cenicienta (Calonectris diomedea) se acercó fugazmente.












Un cormorán moñudo (Phalacrocórax aristotelis) pescaba por la zona, y un grupito de negrones comunes (Melanitta nigra) se paró también, muy lejos.

Además, un págalo parásito, de fase pálida (Stercorarius parasiticus) se dedicó a perseguir sin tregua a una gaviota sombría (Larus fuscus) que pasaba por allí, a una velocidad demasiado rápida para el obturador de mi cámara.

Y los zarapitos trinadores (Numenius phaeopus) de la imagen acompañaban a otro grupo de alcatraces, y un ejemplar de charrán común (Sterna hirundo), que no entró en la foto.

Aterido pero contento, me fui a buscar a mi padre, que al contrario que yo, andaba que lo llevaban los demonios: no hacía más que pescar bogas (Boops boops), con escaso valor culinario, y me comentaba lo poco que entran últimamente al cebo las chopas (Spondiliosoma sp), que es lo que a él le gusta. Nunca llueve a gusto de todos...

martes, 13 de septiembre de 2011

Aves marinas en la Punta Sabugu: Negrones comunes

Bueno, el domingo 4 de septiembre de 2.011 me pasé a ver aves marinas desde la Punta Sabugu, al oeste de Bañugues, un lugar privilegiado para observar aves marinas. No tengo nada contra la Punta la Vaca, pero es que en Sabugu te puedes poner a ras de mar, dominas más lámina de agua, y (muy importante para mi lumbalgia) ¡te puedes sentar tranquilamente!

Poco vi. A día de hoy que escribo esta crónica, me hinché a ver alcatraces, pero el domingo que estoy describiendo, casi nada, tal que esto:

Nada más llegar, un bandito de 8 negrones comunes (Melanitta nigra), unos patos marinos que pese a su color uniforme, se puede saber desde muy lejos la especie por las primarias más claras que contrastan con el negro restante. Además, los negrones especulados, como indica su nombre, tienen un bien visible espejuelo blanco del que carece el negrón común.


Se pasó por allí, con su trino característico, algún zarapito trinador (Numenius phaeopus).











Algún charrán patinegro (Sterna sandvicensis) como esta parejita.









Y si añadimos alguna gaviota, como este 1er invierno de patiamarilla (Larus michahellis), está todo el pescao vendido.

Me desquité ampliamente hoy, ya os lo contaré dentro de unos días.






Os recomiendo este punto de observación, es una pequeña maravilla.









Aunque algún día espero ver a las aves marinas desde este o alguno parecido...