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sábado, 9 de mayo de 2020

Resumen invernal del Parque Isabel: Poco hubo.

Un invierno flojo más, pocos invernantes...la tónica del último lustro. Incluso los habituales, por ejemplo, el porrón europeo (Aythya ferina), no vi ningún día más de 10 ejemplares.








Pocos machos además. Esta hembra salió al césped, algo poco habitual.












De porrones moñudos (Aythya fuligula), todavía peor, solo vi a este macho este invierno.













Los cucharas europeos (Anas clypeata), alrededor de una docena.









Siguió el ánade rabudo macho (Anas acuta) silvestre algunas semanas acompañando a sus compañeros provenientes de granja.











Aunque el número de gaviotas patiamarillas era elevado a diario, muy pocas gaviotas, incluso, reidoras, aparte de las patis. Esta gaviota argéntea (Larus argentatus) se dejó ver bastante. Aparentemente, un segundo invierno.









De pajarinos, mucha variedad, y muy mansos, como pudo comprobar mi sobrino con este carbonero común (Parus major). Por el interés te quiero Andrés, en cuanto enseñas la comida, se convierte en tu mejor amigo.








Muy habituales también las concentraciones de mitos (Aegithalos caudatus).












Y los pinzones vulgares (Fringilla coelebs), también invernantes numerosos en el parque.










Afortunadamente, aquí los chillidos de los martines pescadores (Alcedo atthis) son un sonido clásico del invierno.











Antes del confinamiento, parecía que se preparaban ya los nidos de la colonia de garcilla bueyera (Bubulcus ibis).













Los invernantes fueron muy numerosos, con más de 600 ejemplares.






Y llegó el virus de marras, ¡y todos para casa!
Mucho se debieron aburrir las ardillas rojas (Sciurus vulgaris) sin transeuntes a los que merodear en busca de comida fácil.

jueves, 1 de junio de 2017

Unos días por Berlín: animales berlineses

Me sorprendió la diversidad de fauna urbana que sobrevive en una megalópolis como Berlín, pero viendo lo mucho que tiene que decir esta ciudad en cuanto a densidad y cantidad de zonas verdes, no es de extrañar que me encontrase con tantos bichos.



















En cuanto a mamíferos, fue muy curioso encontrarme unos cuantos conejos (Oryctolagus cuniculus) en el Tiergarten.










Abundantes también las ardillas rojas (Sciurus vulgaris), las 2 especies disfrutan de este enorme parque y del gran montón de espacio y comida que les proporciona, aunque debieron desaparecer a la fuerza de Berlín cuando en la IIGM el parque fue talado a matarrasa para leña, y lógicamente exterminados todos los animales para comida.






Pero sin duda las más abundantes eran las aves, y mi favorita la inteligente y abundante en todas partes corneja cenicienta (Corvus cornix), a pesar que en las guías la ponen como esquiva y tímida, al menos en Berlín no lo son, y disfrutan de las sobras que los humanos dejan en los parques.






Muy gregarias, en el Tiergarten las había en grupos de decenas, y en el aeropuerto, a las afueras de Berlín, patrullaban entre las pistas con las grajas.










Afortunadamente abundantes eran los gorriones molineros (Passer montanus) en el Tiergarten, una sorpresa ya que en Asturias han practicamente desaparecido de todas partes, y se hacía chocante verlos tan felices en en el centro de Berlín.







Sus parientes los gorriones comunes (Passer domesticus) tampoco faltaban casi en cualquier punto con presencia humana, la arquitectura berlinesa, llena de tejados y patios interiores con vegetación, les favorece.












La mayor sorpresa, sin duda, fue ver como los estorninos pintos (Sturnus vulgaris) se comportaban como los gorriones en la Alexanderplatz, comiendo en las mismas mesas donde estábamos los trozos de pan o de salchichas que quedaban en las mesas, fue algo que no me esperaba.

Y los habitantes del jardín de nuestro hotel, los mirlos comunes (Turdus merula), también muy presentes durante todos los paseos.

Gavilanes, fochas, ánades azulones, gaviotas reidoras, herrerillos comunes, carboneros comunes, palomas torcaces...unas cuantas especies más, la verdad es que los jardines berlineses dan mucho juego.

martes, 22 de enero de 2013

Ardillas felices

Pocos mamíferos pueden estar más contentos que las ardillas rojas (Sciurus vulgaris) del parque Isabel de Gijón.
Tienen el techo asegurado, comida más que fácil, y las carantoñas de niños y jubilados por todo el parque.

lunes, 2 de julio de 2012

Garcetas comunes criando


Ya se ven grandes los pollos de garceta común (Egretta garzetta) del Parque Isabel de Gijón.
Aunque en los datos del programa SACRE de la SEO de la última década hablan de un descenso claro en sus efectivos, al menos lo que es en Asturias, cada año se ven más, y en el Parque Isabel de Gijón su reproducción es un hecho los últimos años.







Aunque no es fácil verlas entre las ramas de los árboles de la isleta central, sí que se oyen alto y claro los chillidos de toda la familia, parece que hay el doble de las que hay, menudo follón montan.

Menos mal que alguien da animación, porque esta es la época del año en la que este parque está más mustio.






 
Sigue el porrón europeo (Aythya ferina) veraneante.








 
Y siguen apareciendo jovenzuelos de urraca (Pica pica), esfamiaos.









Tanto que a pesar de la precaución típica de la especie, se acercan mucho para intentar llevarse algo de la comida de los patos.










Las que ni precaución ni nada parecido son las ardillas (Sciurus vulgaris), que están la mar de rollizas, y siempre vigilantes, aunque a ésta se le ha perdido una nuez. Seguro que la encuentra.

martes, 14 de febrero de 2012

Ardillas, S.A.

Hoy en día que están de moda los emprendedores, sea cual sea el significado de la palabreja, habría que fijarse en las ardillas (Sciurus vulgaris) del Parque Isabel de Gijón.









Se las agencian para sacar comida de todas partes, ya sea robándola de los comederos, haciendo carantoñas para que los niños se la tiren, o posando pacientemente para las ancianitas que de premio les regalan todo tipo de golosinas.








Y es que a cualquier hora del día que vayas, están buscando y/o deglutiendo y/o escondiendo comida.









Pero no es para menos, porque de ellas dependen unos "empleados" que sobreviven al invierno siguiendo a las ardillas a todas partes.










Porque ningún niño o ancianita en su sano juicio les daría chocolate, gusanitos, pipas, nueces o pan a la corneja (Corvus corone) o a la gaviota sombría de 1er invierno (Larus fuscus).
Pero las ardillas olvidan dónde escondieron tan abundantes viandas, y se les cae mucha comida mientras comen en las ramas, y estas aves (más alguna otra gaviota sombría adulta también hiperespecializada en ser comensal de las ardillas) se aprovechan de la circunstancia.

Así que, donde hay ardillas "trabajando" siempre están estas aves, también muy inteligentes, siguiéndolas a todas partes, y viviendo de tan peculiar "reparto de beneficios". A ver si algún día las hacen socias de la empresa y la gente empieza a echarles comida también a ellas.