domingo, 3 de noviembre de 2019

Soria también existe

No conocíamos Soria capital, y he de decir que nos gustó mucho. Siendo la capital de provincia más pequeña (tiene la población de mi barrio) nos e siente que estés en un pueblo, ni mucho menos, y cuenta con todo lo que denomina a una capital, además de un registro de historia y cultura que ya quisieran otras grandes ciudades. Y además muchas cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), que también es un aliciente...












La concentración de iglesias es tremenda y parece increíble, en cada esquina ves una diferente, sin duda me quedo con la gran iglesia románica de Santo Domingo, del S. XII. Aunque tiene añadidos posteriores, sigue siendo bellísima.





Ya al entrar, aun mejora, impresiona tanto por fuera como por dentro, esas pilastras macizas y sencillas lo dejan a uno anonadado.











El gótico que se adivina en gran parte del templo, aporta un toque más moderno pero no desprestigia la sensación general de serenidad. por desgracia, las capillas, incluida la mayor, son renacentistas del S. XVI, y desafinan un poco, aun siendo muy hermosas.












La catedral, bueno, hay que decir que es concatedral, ya que la sede real es la del Burgo de Osma que vimos en la anterior entrada del blog. Un templo también muy interesante, que sufrió varias vicisitudes que hicieron que del templo románico del S. XII sobreviviese muy poco, y tras un derrumbamiento, se optó por sustituir gran parte de la Colegiata por estilo plateresco, como vemos en su interior en las bóvedas de este estilo, del S. XVI.









No sabemos cómo hubiese sido este templo si hubiese quedado como el original, pero esta Colegiata de tipo  salón, sin diferencia de altura entre las 3 naves, tiene un aspecto muy interesante.





Además de las decenas de iglesias en la ciudad de Soria, hay un listado de arquitectura civil que dice mucho de la importancia patrimonial de la ciudad, destaco, por ejemplo, el Ayuntamiento, en el Palacio de los Doce Linajes, arquitectura del S. XVI. lo encontramos, como es lógico, en plena Plaza Mayor.







Otro gran ejemplo es el Palacio de los Condes de Gomara, del S. XVI, renacentista por tanto. Actualmente es el palacio de Justicia, enorme, más de 100 metros de fachada principal.










Ya en las afueras, en un precioso paseo, nos encontramos con la Ermita de San Saturio, del S. XVII, barroco, encastrado en una ladera del Duero, un paisaje magnífico.

En definitiva, una lástima el aislamiento y el despoblamiento actual de Soria, ya que cuenta con elementos suficientes para ser una ciudad atractiva, tranquila y plenamente satisfactoria para el visitante, a nosotros nos encantó.

viernes, 1 de noviembre de 2019

El Burgo de Osma: toda una agradable sorpresa.

A veces merece la pena conocer sitios de los que no tienes ninguna referencia. Necesitábamos hacer noche camino de vuelta a Asturias desde el Delta del Ebro, y aunque con un poco de rodeo, quisimos conocer la provincia de Soria. Al no haber libre estancia en la capital soriana, nos desviamos al Burgo de Osma, y fue un gran acierto.






Esta estratégica población, de sólo 5.000 habitantes, además de encanto, tiene un patrimonio histórico-artístico increíble para ser tan pequeña. Y además disfruta de un paisaje y de una calidad de vida que se percibe al instante. No me importaría quedarme aquí a vivir. Al estar nuestro hotel muy cercano a ella, pudimos pasear a gusto la catedral, que nos dejó gratamente sorprendidos.












De gran tamaño, refleja tiempos mejores para esta ciudad, cuando era cabeza de un gran territorio estratégico en los caminos entre el Norte de España y la Meseta. De antiguo nombre celtíbero Uxama, desde el S. XIII empezó la construcción de esta catedral, que tiene varios estilos dentro de su interesantísima arquitectura. llama mucho la atención su torre, altísima y que domina el paisaje en muchos kilómetros a la redonda. Es neoclásica y mucho más moderna, del S. XVIII.



Fue grato ver a las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) bien tranquilas.













Y a los buitres leonados (Gyps fulvus), en todo momento sobrevolándonos.










Su interior, donde estaba prohibido sacar fotos, es de lo más interesante, ya que se han recogido en su museo gran parte de las riquezas artísticas de la diócesis y el conjunto no tiene nada que envidiar a catedrales de sedes arzobispales mucho más potentes. Su construcción abarca desde el románico, el gótico, el renacentista, y hasta el neoclásico, porque se tardó mucho en rematar la obra.













Saliendo de la catedral nos dirigimos a las murallas, del S. XV, por la puerta de San Miguel, al puente antiguo, un rincón precioso.














En los alrededores del Burgo de Osma, otras estampas idílicas, como el castillo de Osma, desde el S. X, que marca la localización celtíbera de Uxama, después fue romana, visigoda, árabe, castellana...hasta que se abandonó por la localización más cómoda del Burgo de Osma.






Frente al castillo, al otro lado del río, la iglesia de Santa Cristina de Osma, de los S. XVI-XVIII, al otro lado del río Ucero.

















Las atalayas, bien visibles desde las afueras, provenientes de la época celtíbera.












De vuelta a la ciudad, nos llamó mucho la atención la Universidad de Santa Catalina, que funcionó desde el S. XVI hasta el XIX, y que actualmente alberga un hotel spa, magnificamente restaurado.






En resumen, una parada inolvidable, llena de cosas que ver.














Y además se come de maravilla, ¿qué más se puede pedir?

domingo, 27 de octubre de 2019

Delta del Ebro: El Fangar.

Termino esta serie sobre el maravilloso Delta del Ebro con una especial excursión al Fangar.












Esta península, que se formó con los depósitos de arena y sedimentos del Ebro en su desembocadura, es una lengua de arena que se puede recorrer durante kilómetros, por un sendero pegado al mar. La sensación es extrañísima, ya que llega un momento en el que todo es arena.




El aislamiento, y la protección de la que disfruta este espacio natural, hacen que muchas aves críen aquí en unas condiciones fantásticas.











Así, vimos varios nidos de charrán común (Sterna hirundo).











También varias parejas de chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus).













Con sus nidífugos pollos.














Muchas menos que en otras zonas del delta, pero también algunas gaviotas de Audouin (Larus audouinii)












Aunque las verdaderas protagonistas son las gaviotas patiamarillas mediterráneas (Larus michahellis michahellis), que aquí llenan la playa por miles.










Ya leímos en Asturias un buen montón de anillas de estas patis del Delta, ahora me explicaba su abundancia.









A mitad de excursión ya vislumbrábamos el faro del Fangar.













Un icono del Fangar y del Delta del Ebro que al alcanzarlo significaban el fin de la ruta y el fin de nuestro viaje. Espero volver muy pronto.

martes, 22 de octubre de 2019

Delta del Ebro: Aiguamoll de l'Embut

A un paso entre los humedales de la Encanyissada y la Tancada, está el pequeño Aiguamoll de l'Embut, un pequeño espacio natural, lleno de aves y de mucho interés.










A pesar de ser un paseo muy corto, siempre hay pájaros a los que mirar. Ese coche del fondo era el mío, y me las tuve que arreglar para llegar a él sin espantar demasiado a las aves que lo rodeaban, en este caso garzas reales (Ardea cinerea) y ánades azulones (Anas platyrynchos).







En apenas una hora se completa el recorrido.










Además, dispone de muy buenos observatorios panorámicos.












Y de buenos paneles explicativos del efecto purificador de las aguas que proporciona la técnica de ir filtrando, a través de un sistema de tornillos de Arquímedes, el agua de una laguna a otra, cumpliendo las plantas de las lagunas su función de filtro biológico.








Como siempre en este parque natural, todo está bien señalizado y perfectamente guiado, a ver si aprendemos en Asturias de estos dos factores.










Por lo que a mí respecta, pude observar, aunque no fotografiar como yo hubiese querido, a una garceta dimorfa (Egretta gularis), la primera que veía en mi vida.










Además de esta ardeida, muchas más, en número y en variedad, como esta joven de garza imperial (Ardea purpurea), acompañada de garcilla bueyera (Bubulcus ibis), y de garceta común (Egretta gerzetta).








Otros como el martinete (Nycticorax nycticorax), con varios ejemplares.












O la abundante garcilla cangrejera (Ardeola ralloides).













No podía faltar la garceta grande (Ardea alba).












Fochas y gallinetas comunes, zampullines chicos, y una familia de somormujos lavancos (Podiceps cristatus).










Un número que no bajaría del medio centenar de moritos (Plegadis falcinellus).










Para esta ave este hábitat es perfecto.













Lo mismo que para el fumarel cariblanco (Chlidonias hybrida)...












...o el charrán común (Sterna hirundo).













Además, pasaron un montón de flamencos (Phoenicopterus roseus).









De libélulas, las más habituales, la Sympetrum fonscolombii...











...y la Ischnura elegans.


No recuerdo, en resumen, un paseo más corto con mayores alicientes que este.