martes, 15 de enero de 2013

Fenómenos ópticos en el Muelle

El puerto deportivo de Gijón "El Muelle" es una zona muy querida pero por la que me prodigo menos de lo que debería.

Cuando lo pateaba casi a diario me fijaba durante el invierno en los escasos días en los que se daba un fenómeno curioso y precioso a partes iguales.

Y es que en días ventosos y recién llovidos, cuando cambia el tiempo y se dejan ver los primeros claros, la atmósfera limpia tiene una visibilidad excepcional, tanto que se ven perfectamente las montañas del Macizo de Ubiña, en plena Cordillera Cantábrica.
¡Eso son 60 kilómetros de distancia!








Sobre los tejados de Gijón, comprimido el espacio por el efecto superpuesto del teleobjetivo, talmente parece que las montañas están al lado de Gijón.
por desgracia, no es así, aunque para un visitante ocasional que viese la escena, se lo parecería.







Las montañas aparecen enormes, y tan nítidas que se diferencian al detalle, viejas amigas de juventud, trepadas ya hace años y que me temo que por el ritmo de trabajo y crianza que llevo, no voy a volver a subir.

Habrá que conformarse con patear el Muelle, que no es poca cosa, ni poca belleza en mi paseo.










domingo, 13 de enero de 2013

Nuevas anillas

Esta semana pude encontrar varias gaviotas anilladas, algunas vienen de bien lejos.

La más interesante, una gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) húngara, es H91W, la vi en Zeluán, fue anillada ya de adulta en un vertedero.











Desde el Sur de Hungría, no tiene más observaciones que Hungría y 2 días en Asturias.













Otra bastante lejana es la gaviota sombría (Larus fuscus intermedius) . Se trata de JUC5, anillada de pollo en el lejano año de 1.999.










Vista en Zeluán, en tanto tiempo se la ha visto mucho por Francia y Noruega los 10 primeros años. Luego, como muchos jubilados noruegos, ha buscado más el Sol, y ya tiró para Portugal, Galicia, y finalmente, Zeluán.






También se ha visto por Zeluán a la ya archiconocida gaviota sombría galesa 1CF, anillada por Brian Bailey hace ya 10 años, y desde entonces viene cada invierno como un clavo a la ría de Avilés.

Pero para asturianía, la de la también sombría M+A, inglesa, anillada por Peter Rock, que nos deleita con su presencia cada día en el Parque Isabel de Gijón. Además viene con sorpresa en su carga genética, ya os lo comentaré en otra entrada aparte.










De gaviotas patiamarillas cantábricas (Larus michahellis lusitanius), unas cuantas.

Unas guipuzcoana, de Alfredo Herrero. 6C5.G, la descubrió César Fernández, en el Parque isabel de Gijón. Es 1er invierno.










También lo es 936.G, en Zeluán.












Y luego, unas cuantas asturianas, anilladas por Isolino Pérez, todas 2º invierno, todas en Zeluán:

AM1G














AM1W

















y AM3C

sábado, 12 de enero de 2013

Gaviota de Delaware en el Parque Isabel: A falta de una, dos

Ya no es en absoluto un notición encontrarse en Gijón con la gaviota de Delaware (Larus delawarensis).












Como ya sabréis, esta gaviota de tamaño medio y de origen norteamericano es vista regularmente en Gijón cada invierno, y nunca falla desde hace unas décadas.









Aún no se sabe bien cómo se organiza el viaje desde las costas atlánticas de Norteamérica, pero está claro que Gijón les gusta, porque seleccionan este territorio todos los inviernos diferentes generaciones de gaviotas.










Y concretamente, el Parque Isabel es el hotel de lujo en el que más tiempo pasan estas gaviotas.








Quizás sea la comida gratis del Parque, últimamente muy vitaminada, o puede que sea el servicio gratuito de desparasitación interna, pero la cuestión es que cada año repiten estas gaviotas, y ya van muchos años.








El año pasado pude ver 3 ejemplares, y por ahora, este año los 2 que saco aquí.

Este 1er ejemplar al que tanto le gustan las peras es una gaviota de 2º invierno, y bien bonita, por cierto.








Este otro que me encontré hoy es un ejemplar de 1er invierno, y es bastante más desgarbado.













Ya solo nos falta el ejemplar adulto, y sería una ocasión histórica el tener los 3 plumajes en el parque a la vez...












Por ahora conformémonos con lo que tenemos, que no es poco.








Porque además en este parque todas las gaviotas son más dóciles, y resulta fácil y seguro fotografiarlas sin molestar. Un invierno sin Delaware es como un telescopio sin ocular: una cosa muy triste...

viernes, 11 de enero de 2013

Vuelvepiedras (II)

Me encontré a 2 de estos granujillas anillados estas navidades, los 2 del grupo Torquilla, asturiano.













Y un caso muy curioso, si os fijáis es la misma combinación (se usó en al año 2.008), pero con las patas invertidas, y es que a mitad de la campaña de anillamiento, en Cantabria, empezaron a usar por error el mismo código, y tuvieron que diferenciarse de ellos cambiando las patas, así que hay vuelvepiedras con patas especulares...






Los censos de este año en Gijón han sido muy positivos, con un máximo de 169 ejemplares en un tramo de un kilómetro y medio, lo que es una cifra muy buena.








Además de las rocas habituales donde se les encuentra, hay que buscar en sitios bien diferentes.















En concreto, en los parques de la zona del Rinconín, se comportan como palomas.









Desconciertan a los paseantes, que no saben qué clase de pájaro son, y cuando al verte fotografiarlos con cara de concentración te preguntan qué son, les ves la cara de no me lo creo al decir que son limícolas.






Cualquier día nos sorprenden y se suben a los árboles. Todo se andará.











Si es que está el mundo loco-loco...

jueves, 10 de enero de 2013

Vuelvepiedras (I)

Aquí están mis limícolas favoritos (y los de muchos), los vuelvepiedras (Arenaria interpres). Como hacía mucho que no los sacaba, y estas navidades pude ver tropecientos, os pongo un par de entradas, esta primera solo de fotos, y la siguiente contándoos algunas cosas, censos, anillas, de estos bichos tan simpáticos.





































miércoles, 9 de enero de 2013

Estorninos pintos

Los estorninos pintos (Sturnus vulgaris) abundan en el invierno gijonés.











Siempre tuvieron muy mala fama, y se les persigue con diferentes métodos, legales, ilegales, cruentos e incruentos, alguno yo diría que incluso bastante ridículo.








A mí me caen muy bien, son aves inteligentes y adaptables, y además una preciosidad, y su capacidad para imitar cantos de otras aves siempre me deja con la mandíbula torcida.








Aunque en estas fotos no les haga justicia, por estar sacadas desde detrás del vallado del cámping del Rinconín, si tenéis la oportunidad (son aves muy miedosas y con razón) no dejéis de disfrutar de ese brillante plumaje y de la organización tan eficaz que tienen a la hora de cosechar de merucos y demás bichos los praos.

martes, 8 de enero de 2013

Peces en aguas peligrosas

En el río Piles de Gijón pueden observarse muchos peces, la mayoría mugílidos, que siempre llaman la atención a los paseantes de sus orillas por su tamaño y abundancia.
Éstas son aguas peligrosas para ellos, por varias razones. Por una parte, aunque mejorando, la contaminación del Piles sigue ahí, no tanto en el agua como en sus sedimentos, y es precisamente de estos sedimentos de lo que en gran parte comen o buscan su alimento los 2 protagonistas de hoy.
Además, la fauna alada consume ávidamente pescado, ya sea en forma de alevines, por martines pescadores, gaviotas y y garcetas, o en forma de adultos, a veces muy grandes, por parte de garzas y cormoranes.
Además, se pescan, y esto sí que necesita una explicación, por parte de los humanos.
Aunque pueda parecer extraño, los muíles tienen un sabor excelente, y son muy apreciados por los pescadores deportivos, por lo complicado que es sacarlos, pues pican a cebo de pan, con boya transparente, y son tan listos que se necesita pericia para engañarlos.
En otras zonas menos contaminadas de Asturias se pescaban con deleite, en Gijón, con mucha inteligencia, se evitaban, por cuestiones sanitarias, pero por desgracia, determinados colectivos de inmigrantes, acostumbrados a consumirlos en sus países de origen, no les hacen asco, y prefieren no pensar en metales pesados o salmonelas, y llenar el estómago. Una tristeza, que aún haya hambre suficiente como para llegar a la desesperación.

Bueno, yo también pesco en aguas peligrosas, porque los peces, taxonómicamente hablando, no son lo mío, me aventuro a decir que 2 peces me encontré hace unos días por el Piles, si meto la pata, me avisais.
Este debería ser una lisa dorada (Liza aurata), un ejemplar de buen porte, y prácticamente en la orilla.







Y este otro, que estaba fresquito pero fiambre, creo que es una platija (Pleronectes platessa).
A los pocos minutos, un buen bando de gaviotas sombrías se lo disputaba.

Ambos peces tienen la costumbre de entrar y salir de las rías asturianas y subir bastante el cauce de los ríos, bajando luego al mar en un peregrinar diario.

lunes, 7 de enero de 2013

Colirroja tizón tranquila

A veces vas tras los pájaros y otras veces son ellos los que se acercan a ti, así sucedió con esta hembra confiada de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) en el Cabo Peñas.














En determinadas ocasiones, el quedarte quieto y respetar la tranquilidad del ave propicia el premio de su confianza, y su acercamiento progresivo.










Así fue en este caso: empezó cerca, y acabó por bajar de su percha y pegarse a mí.













Un poco de actitud pasiva, algo de curiosidad por su parte, y todo cundió.










¡Ale-hop! Y se puso a mi lado. Otras veces esta actitud no funciona, pero prefiero no sacar la foto a andar persiguiendo pájaros. Y a veces los espantas sin querer, que tire la primera piedra el que esté libre de pecado, pero como decía respecto del dinero arriesgado cuando, ya hace años, especulaba en bolsa ("el último duro que lo gane otro"), se puede decir lo mismo respecto a mi filosofía con las aves: "la última foto, que la saque otro".





domingo, 6 de enero de 2013

Bisbitas

En invierno en Asturias podemos encontrar multitud de bisbitas.

Los más frecuentes, los bisbitas pratenses (Anthus pratensis), en bandadas, y relativamente confiados, se les ve casi en cualquier parte.











De color bastante variable según el desgaste del plumaje, siempre presentan un tono entre blanco pastel y amarillo crema (se me notan los trienios de casado...) en las partes ventrales.











Las patas, invariablemente claras, y las usan mucho, ya que a este pájaro le encanta caminar, pastando en busca de alimento, sobre todo en prados, que como su nombre indica, le encantan.










Presenta un rayado negro uniforme y abundante en pecho y flancos, y en espalda, un estriado oscuro también bien marcado.











Su primo, el bisbita alpino (Anthus spinoletta), baja de las montañas para ocupar zonas húmedas y ribereñas, ya sea del mar o de los ríos y embalses, y se le ve con mucha más frecuencia que al pratense ocupando muros, posaderos o espacios abiertos.









También es más solitario, y cuando aparece en grupos, suele hacerlo en bandos mixtos con otros bisbitas.
Es algo mayor, sus patas, más oscuras, y el tono general, pardo, con blanco ante en zona ventral.










Su rayado en pecho y flancos, más es un moteado, más difuminado, heterogéneo, lo mismo sucede con su espalda, que aparece más uniforme, y con el estriado oscuro embebido en el resto del diseño, sin destacar tanto.
Y la lista superciliar, la banda por encima del ojo, es más ancha y conspicua en el alpino, aunque no me lo tomaría muy en serio, porque, por experiencia, no es un detalle fácil de discriminar en campo abierto, menos en estos pájaros tan inquietos, que no se dejan inspeccionar fácilmente.

Todo esto, observando las fotos, porque en el campo..es otra cosa, los bisbitas son difíciles a más no poder, y eso sin entrar en especies raras, que nos volveríamos locos...